Actualizado 15/09/2017 20:38

El hambre aumenta en América Latina y ya afecta a 42,5 millones de personas

HAMBRE INFANTIL
PIXABAY

   MADRID, 15 Sep. (Notimérica) -

   El número de personas que sufren hambre en América Latina y el Caribe se incrementó en 2,4 millones entre 2015 y 2016, afectando a un total de 42,5 millones, según revela el informe Estado de la Seguridad Alimentaria y Nutrición en el Mundo 2017 de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

   "El hambre está aumentado en América Latina y el Caribe por primera vez en la última generación; esto es inaceptable y todos los latinoamericanos y caribeños deberíamos sentirnos personalmente ofendidos por este retroceso", dijo el representante regional de la FAO, Julio Berdegué, en un comunicado.

   Este nuevo informe muestra que el hambre afectaba a 39,1 millones de personas (6,3% de la población regional), subiendo a 40,1 millones en 2015 (6,3%) y alcanzando 42,5 millones en 2016, equivalente a 6,6% de la población regional.

   Del mismo modo, los datos señalan que la prevalencia de la subalimentación aumentó hasta un 11% a nivel global en 2016, lo que significa que 815 millones de personas sufren hambre.

   Aunque los niveles de hambre siguen siendo bajos en América Latina y el Caribe en comparación con el resto del mundo en desarrollo, hay señales claras de que la situación se está deteriorando.

   "América Latina y el Caribe solía ser un líder mundial en la reducción del hambre. Ahora estamos siguiendo la preocupante tendencia mundial", indicó Berdegué.

DESACELERACIÓN ECONÓMICA

   Según el representante regional de la FAO, la desaceleración económica de la región, consecuencia de la caída de los precios de los "commodities (productos básicos transables)" que exporta la región y de la contracción económica mundial, ha impactado la seguridad alimentaria de América Latina y el Caribe.

    "La contracción económica impacta sobre el empleo y el ingreso de las personas. Además, afecta los ingresos fiscales, con los consiguientes ajustes que reducen la capacidad de los gobiernos de mantener sistemas de protección de los hogares en condición de pobreza o vulnerabilidad", explicó Berdegué.