Actualizado 30/08/2009 16:52

Inmigrantes africanos generan tensión en ciudades chinas

Por James Pomfret

GUANGZHOU, China (Reuters/EP) - Bañado en transpiración y gritando a las autoridades chinas, un grupo de nigerianos arrastraba el cuerpo sin vida de un amigo herido hasta una estación de policía de Guangzhou, mientras la sangre manaba de una profunda herida en la cabeza del hombre.

A su alrededor, más de un centenar de africanos cantaba blandiendo palos, mientras otros destrozaban macetas y cortaban el tráfico, exigiendo justicia a la policía china después de que persiguieron al hombre cuando salía por una ventana, en medio de una severa ofensiva contra quienes permanecen en la ciudad más tiempo del permitido.

"Ya no les gusta que los negros se queden en China. Ellos quieren que nos vayamos", dijo Frank, uno de los nigerianos en la protesta del mes pasado que fue filmada por testigos.

"Nos tratan como animales", añadió Frank, un residente ilegal, quien no quiso dar su nombre por temor a represalias.

Esta espontánea protesta -una inusual confrontación directa entre extranjeros y las autoridades en China- es un recordatorio de los desafíos a los que el Partido Comunista se enfrentan al relacionarse con el mundo y establecer lazos comerciales con el extranjero.

En los últimos años, decenas de miles de comerciantes africanos y árabes han acudido a polos exportadores como Guangzhou y Yiwu en el este de China en busca de fortuna, a fin de adquirir productos baratos con enormes márgenes de ganancia en un lucrativo negocio.

Pero tal como la inmigración china al extranjero ha avivado recientes tensiones sociales en Africa y otros lugares, el influjo de grandes cantidades de inmigrantes, particularmente africanos en China, está alterando el entramado social de ciudades como Guangzhou y resultó ser un dolor de cabeza para las autoridades.

Aunque esta creciente marea de extranjeros ha llevado un gran beneficio económico, el tenso cosmopolitanismo de la unión de culturas y los ideales liberales están vinculados a las tensiones raciales y sociales, junto al problema de que quienes permanecen más de lo permitido y se vuelcan al delito.

"Mientras la mayoría de los negros participa de actividades de comercio de objetos de valor, otros están quedándose de forma ilegal, trabajando sin permisos válidos o contrabandeando", dijo Peng Peng, director de estudios de la Academia de Ciencias Sociales de Guangzhou, un grupo de expertos provincial.

"El modo de atender esto está volviéndose un gran problema", agregó Peng.

CHOQUE CULTURAL

La comunidad africana de Guangzhou comenzó a agrandarse a fines de la década de 1990, con la lenta llegada de comerciantes de Mali.

Sin embargo, en los últimos cinco años los números casi se triplicaron con una oleada de aproximadamente 20.000 a 30.000 nigerianos según Peng, aunque los informes sugieren que podría haber un máximo de 100.000 si se toman en cuenta a quienes permanecen como ilegales.

Si bien los africanos se han mudado a otras ciudades chinas como Shanghái, Hong Kong y Pekín, aquellos en Guangzhou son los más visibles, llenando las calles de un distrito conocido como "Pequeña Africa" que está repleto de comercios, restaurantes, y centros comerciales de exportación con todo tipo de productos.

Pero esta llegada ha causado incomodidad entre los chinos.

Algunos comités barriales prohiben a africanos vivir en complejos residenciales, mientras que foros de internet como Tianya desbordan con debates caldeados y a veces xenófobos sobre asuntos de "personas de raza negra" en la ciudad.

"A muchos chinos no les gustan los africanos, pero no hay nada que podamos hacer. Están llegando en tropel a Guangzhou", escribió un blogger en Tianya. Otros culparon a los inmigrantes por problemas desde la venta de drogas y delitos menores, a la propagación del VIH entre las prostitutas.

En las calles, aunque el racismo explícito es inusual entre los conservadores chinos, a veces estallan peleas entre africanos y chinos por disputas comerciales.

"Los estereotipos raciales existen a ambos lados (...) es un indicio de las culturas marcadamente diferentes", dijo Martyn Davies, un experto en China de la Universidad Stellenbosch en Sudáfrica.

"El desafío de toda la relación entre China y Africa será la aceptación cultural (...) No se trata de capital ni de destrezas administrativas ni nada parecido, se trata de la cultura y esencialmente de romper los estereotipos que cada uno tiene del otro", sostuvo Davies.