MÉXICO DF, 28 Abr. (Notimérica) -
La historia de una joven esclavizada en una tintorería durante 24 meses ha conmocionado México, ya que lo que empezó como un trabajo fijo y alojamiento en compañía de una familia que la quería terminó esclavizándola y torturándola durante más de 12 horas al día.
La joven de 22 años logró escapar gracias a que la última vez la familia no comprobó los grilletes que la retenían. No ha querido revelar su verdadero nombre, prefiere que se refieran a ella como Zunduri, ya que "así se llamaba una amiga", según ha publicado 'El Universal'.
Tiene cicatrices por todo el cuerpo, quemaduras, heridas abiertas y un aspecto físico de 14 años, ya que ha pasado de medir 1,60 a medir 1,35. Sus órganos internos representan los de una persona de 80 años debido a las condiciones de maltrato e inanición que ha vivido durante sus dos años de esclavitud.
Tiene la dentadura dañada y permanecía atada constantemente por el cuello y la cintura. Además, el cuerpo de la joven presenta un color cetrino que aqueja una anemia severa, pérdida del ciclo menstrual, gastritis aguda, infecciones diversas y problemas pulmonares, entre otros.
En su defensa, la familia que la tenía sometida explicó en su primera declaración preparatoria que "la joven era muy agresiva" y que encadenarla era el único modo de tenerla controlada.
Por su parte, la joven no quiere hablar de su verdadera familia, y comienza su historia en el momento en el que con 15 años abandonó el segundo grado de secundaria y desesperada por salir de su casa pidió ayuda a una amiga, para trabajar al servicio de la madre de ésta.
JORNADAS DE 12 HORAS
Ya había trabajado dos veces antes en la tintorería de la madre de dicha amiga y su marido, Leticia Molina y José Sánchez, quienes compartían su techo y su comida con ella. La primera vez que Zunduri dejó el trabajo fue porque conoció a un chico y se fue a vivir con él, pero dos años después la relación terminó y ella regresó a la tintorería.
La única condición era que aumentaría el ritmo de trabajo y la joven aceptó, pero cada vez era más larga su jornada laboral --12 horas--, el cansancio se incrementó y "sin querer quemó varias prendas".
Los clientes reclamaban el valor de la ropa maltratada en pesos y la joven se vio frente a una deuda acumulada a la que no podía hacer frente y a un régimen de agua y comida al mínimo, de manera que terminó huyendo, pero poco después los dueños de la tintorería la encontraron.
"No sé cómo, me encontró en casa de una amiga, aunque yo no me escondía porque no había hecho nada malo. Me dijo que me iba a demandar por robo. Decía que le debía lo suficiente para que yo siempre estuviera con ella", señala Zunduri refiriéndose a Molina.
SU CAUTIVERIO
Zunduri estuvo recluida durante dos años en un cuarto aislado de 3 x 3 metros cuadrados, bajo la tintorería 'Planchaduría Express', donde nadie podía verla ni oirla.
La joven relata que, al menos durante los primeros siete meses, no recibió sueldo y los cinco habitantes de la casa --Leticia, su hermana Fany, su pareja José y sus hijas Ivette y Jannet-- la golpeaban a diario.
Una mañana los cabezas de familia la bañaron en agua helada y la obligaron a bajar desde la casa a la planta baja, donde estaba la tintorería. Había una cadena gruesa que rodeó su cuello desde entonces y un candado que la sujetaba a la herrería donde colgaban las prendas de los clientes.
Molina era la más violenta, según la joven, ya que le enterraba las uñas en las piernas, le clavaba los ganchos de la ropa y quemaba su piel con la plancha hirviendo, entre otras cosas.
LA ESCLAVITUD EN MÉXICO
El caso de Zunduri no es el único registrado, ya que, según el Índice Global de Esclavitud 2014, en el país hay 266.900 personas que trabajan al servicio de un amo.
Aunque entre los cinco países que registran las cifras más altas de esclavitud moderna mundial hoy en día --India, China, Pakistán, Uzbekistán y Rusia-- no figura México, la situación no es alentadora.
En este sentido, México ocupa el primer lugar en América Latina de personas esclavizadas, en una lista global de la que se estima que 35,8 millones de personas viven en condiciones de esclavitud actualmente.