Actualizado 30/08/2009 17:22

Lucha por empleos agudiza xenofobia en Irlanda del Norte

Por Andras Gergely

BELFAST (Reuters/EP) - Los extranjeros que llegan desde el este de Europa para quedarse con los empleos son el nuevo adversario para Alan Skey, más de una década después de que el acuerdo de paz de Irlanda del Norte garantizara la liberación de este ex militante de la prisión de Maze.

Parado junto al mural de un hombre enmascarado armado que define la entrada al "bastión unionista de Belfast", Skey - quien combatió para mantener a la provincia como parte de Gran Bretaña - elogió el proceso de paz y dejó ver un nuevo tema polémico en el territorio.

"No podemos trabajar en nuestra propia ciudad. No nos unimos a la lucha para eso", dijo Skey, quien pasó 16 años en prisión antes de ser liberado bajo los términos del acuerdo de paz del Viernes Santo de 1998.

"Comencé a luchar para mantener la bandera británica flameando en lo alto. Ahora los unionistas y los republicanos están oprimidos en su propio país debido a los extranjeros", sostuvo.

Históricamente, fueron los inmigrantes de la república mayormente católica de Irlanda quienes provocaron problemas sectarios en comunidades protestantes. El sur, un "Tigre Celta" hasta que la crisis financiera comenzó a hacerse sentir, es ahora el miembro más débil de la zona euro.

Sin embargo, los extranjeros a los que Skey se refiere provienen en su mayoría de Polonia, Lituania y Rumania. Su opinión es más radical que la media, pero casi un 50 por ciento de los encuestados en un estudio considera que los inmigrantes se quedan con los empleados de los nacidos en Irlanda del Norte.

De los 1.215 adultos consultados entre el 1 de octubre del 2008 y el 27 de febrero del 2009 para la Universidad de la Reina en Belfast y la Universidad del Ulster, sólo un 38 por ciento se mostró en desacuerdo con esa afirmación; 46 estuvo a favor.

La debilidad racista de Irlanda del Norte estuvo a la vista este verano boreal.

Pandillas de jóvenes, algunos de ellos realizando el saludo nazi, forzaron a unos 100 rumanos de origen gitano, incluyendo a un bebé recién nacido, a huir de sus casas en Belfast en junio.

Eso evocó escenas de violencia contra los gitanos en el este europeo, incluyendo ataques con bombas molotov, granadas de mano y rifles en Hungría que en los últimos 18 meses dejaron media decena de víctimas, además de esporádicos incidentes en otros lugares.

Luego de un enfrentamiento entre fanáticos rivales de un partido de fútbol entre Polonia e Irlanda del Norte en marzo, unas 40 personas fueron forzadas a dejar una zona unionista de clase trabajadora de Belfast debido a las intimidaciones.

El acuerdo de paz de 1998 ha reducido la violencia sectaria que causó la muerte a 3.600 personas desde la década de 1970, y los mayores grupos parlamentarios, los protestantes pro-británicos y los católicos pro-irlandeses, han dejado las armas.

Pero los ataques se han convertido, en las palabras de la alcaldesa de la ciudad de Belfast, Naomi Long, en la "mancha vergonzosa" de la provincia.

"El sectarismo y el racismo son realmente muy similares, los gemelos diabólicos del prejuicio y la intolerancia", dijo Anna Lo oriunda de Hong Kong, la única integrante de la Asamblea de Irlanda del Norte perteneciente a una minoría étnica, quien representa a circunscripción del sur de Belfast.

IMPACTO EN EL MERCADO LABORAL

El 6,7 por ciento de desempleo en Irlanda del Norte para el período abril-junio, el último del que existen cifras oficiales disponibles, estuvo por debajo de los niveles del Reino Unido y la Unión Europea.

Sin embargo, el número de personas que solicitó el seguro de desempleo en julio se duplicó respecto de hace un año, alcanzando a 51.000. La cifra enmascara un sector estatal artificialmente abultado.

Irlanda del Norte tiene la mayor proporción de trabajadores en el sector público del Reino Unido, un 30 por ciento de todos los empleados en el 2005, versus el 20 por ciento o menos en el sur de Inglaterra.

A Irlanda del Norte podría esperarle una mayor sacudida de su mercado laboral, dado que las presiones fiscales fuerzan a Londres a reducir los subsidios que sostienen la desmedida burocracia de la provincia, según economistas de Belfast.

"El próximo Gobierno tendrá que implementar recortes al gasto público e Irlanda del Norte nunca antes pasó por eso", dijo Richard Ramsey del Banco del Ulster.

El estudio de las universidades mostró que un 22 por ciento de los encuestados no tendría a un europeo del este como amigo y menos aún veían con buenos ojos que uno de ellos se casara con un familiar cercano.

"La mayoría de mis amigos está de regreso en Polonia como consecuencia de los ataques y la recesión económica", dijo Robert Kowalski, de 26 años, hablando en una casa del norte de Belfast, hasta donde huyó cuando su hogar fue atacado después del partido de fútbol en marzo.

Uno de cada cinco encuestados en un estudio del 2008 dijo que tenía sentimientos negativos hacia los inmigrantes del este de Europa y casi un cuarto de ellos sostuvo que las minorías raciales o étnicas eran los grupos más injustamente tratados en la provincia.

Eso se compara con el 5 por ciento de los encuestados que dijo que los peores tratados eran los católicos, la minoría cuya situación estuvo en el centro de la primera campaña militar del Ejército Republicano Irlandés (IRA, por su sigla en inglés).

"Yo mismo he sido tomado como blanco con una llamada a la policía diciendo que mi casa sería incendiada", indicó Lo.