Actualizado 10/05/2015 22:09

La marihuana en Brasil, un estigma social que sigue presente

Marcha da maconha
Foto: NOTIMÉRICA

RÍO DE JANEIRO, 10 May. (Notimérica) -

   La marihuana llegó a Brasil en los barcos que traían esclavos de África y desde el principio se consideró "cosa de negros", un estigma que continúa hasta hoy: a pesar de los crecientes movimientos a favor de la legalización de las drogas, buena parte de la sociedad brasileña considera que la marihuana es algo propio de negros, pobres y 'favelados'.

   Es lo que denuncian los colectivos organizadores de la 'Marcha da maconha', una serie de manifestaciones que se reproducirán este mes en al menos 30 ciudades brasileñas para pedir que se descriminalice el consumo de esta droga, para ayudar así a reducir la violencia asociada al narcotráfico, que cada año mata a miles de personas.

   La primera manifestación tuvo lugar este sábado en Río de Janeiro: cientos de personas recorrieron la playa de Ipanema en un clima festivo y lejos del oscurantismo que suele rodear al consumo de esta droga. "En Brasil fumar marihuana sigue teniendo que ver con cuestiones raciales. En los años 30 se prohibió porque era algo que traían los negros y podía contaminar la cultura blanca", explicaba a Notimérica João Henriques, que participa en estas manifestaciones desde hace seis años.

   De hecho, los primeros nombres que tuvo la marihuana son inequívocamente africanos: fumo d'Angola, Diamba, Pango, etc. Las prohibiciones empezaron hace casi cien años: en 1830 la Cámara Municipal de Río de Janeiro vetó su venta y consumo y estipuló penas de tres días de cárcel "para esclavos y demás personas".

   Desde el principio la hierba estuvo asociada a los negros africanos, a los criollos y a las fiestas y celebraciones religiosas de estas comunidades, como el candomblé, donde el humo de marihuana es tan natural como el sonido de los tambores. En 1932 la 'maría' fue incluida en la lista de plantas prohibidas y poco a poco se fue incrementando la persecución, hasta la actual 'guerra a las drogas'.

   En realidad, siempre se ha intentado asociar el uso de drogas a las minorías étnicas. En Estados Unidos la élite blanca intentaba demonizar el cannabis usando el término español 'marijuana', para asociarlo con los aspectos negativos asociados a la nacionalidad mexicana.

   Los integrantes de la 'Marcha da maconha' creen que los esfuerzos para combatir las drogas por la fuerza  son en balde: "La prohibición provoca muchos más daños que las drogas", comentaba a Notimérica el candidato a gobernador del Estado de Río de Janeiro Tarcísio Motta (Partido Socialismo y Libertad, PSOL) uno de los pocos políticos que apuestan por una legalización total.

   En su opinión, las drogas tienen buena parte de culpa de las más de 50.000 muertes violentas que cada año registra Brasil, uno de los índices más altos del mundo. En 2006 la Ley de las Drogas endureció las penas para los traficantes y las elevó un máximo de 15 años -más que una condena por violación_pero los resultados han sido decepcionantes y sólo han conseguido abarrotar aún más las cárceles.

   Según el Ministerio de Justicia, en 2013 Brasil contaba con 514.000 presos, de los cuales 146.000 (el 25% del total) estaban detenidos delitos relacionados con el tráficos de drogas. La cifra se ha multiplicado por cuatro desde 2005 y los defensores de la legalización critican que en muchas ocasiones se detiene a personas que no son traficantes, sino que poseen drogas para uso propio, lo que no está penado con prisión. Hacer la difícil distinción entre una cosa y otra es competencia del juez.

   En la actualidad Brasil tiene una de las legislaciones más conservadoras de América. Uruguay aprobó en 2003 el uso recreativo y medicinal, Argentina ha descriminalizado el porte de drogas recientemente y países como Colombia y Ecuador están debatiendo cambios legislativos. En los Estados Unidos también hay cambios. California fue pionera en 1996 al autorizar el uso medicinal y ahora ya son 23 los estados con leyes más permisivas. Los últimos han sido Colorado, Washington, Oregon, Alaska y Washington DC.

   Pero hay pocas posibilidades de que el actual panorama cambie en Brasil, que a día de hoy tiene el Congreso Nacional más conservador de su historia. Cualquier proyecto de ley mínimamente progresista tiene escasas posibilidades de salir adelante, pero el obstáculo más importante sigue siendo el recelo de buena parte de la sociedad. "Antes que nada tenemos que disputar los corazones y las mentes de la sociedad para alterar la percepción que hay del problema", decía Motta. Para muchos, la marihuana sigue siendo "cosa de negros".