Actualizado 22/08/2016 08:14

La masacre de Trelew: ¿un intento de fuga o un asesinato en masa?

Centro penitenciario de Rawson, Argentina
WIKIMEDIA COMMONS

   BUENOS AIRES, 22 Ago. (Notimérica) -

   La masacre de Trelew --o los fusilamientos de Trelew-- continúan siendo, 44 años después del suceso, una de las brechas abiertas de la historia de Argentina, después de que varios marinos, dirigidos por el capitán Luis Emilio Sosa, asesinaran a 16 personas de distintas organizaciones armadas peronistas y de izquierda.

   En las primeras semanas del mes de agosto de 1972, el temor de una fuga masiva en el Penal de máxima seguridad de Rawson (situado en Rawson, en la provincia de Chubut) estaba latente, un hecho que eclosionó el 15 de agosto, a las 18:30 (hora local), cuando más de un centenar de personas trataron de huir.

   Los presos internados en ese momento pertenecían a las organizaciones armadas Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y Montoneros. Finalmente, solo un grupo de seis personas y otro de 19 lograron su objetivo.

   Marcos Osatinsky, uno de los fundadores de la guerrilla FAR, fue uno de los protagonistas del suceso, ya que asesinó al guarda Juan Gregorio Valenzuela cuando este se resistió. Además, según han señalado algunas declaraciones, Osatinsky comenzó a preparar la huida mucho antes de que Mario Roberto Santucho llegara al centro, aunque finalmente fue este último el encargado de liderar el operativo.

   El plan era realizar una fuga masiva, imitando el éxito del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, que protagonizaron una huida el 6 de septiembre de 1971 en una cárcel de Montevideo (Uruguay), un caso que tuvo mucha repercusión en el país iberoamericano.

   Los líderes de la huida se agrupaban dentro del conocido como Comité de Fuga y fueron los que lograron llegar al aeropuerto de Trelew, ya que tenían un coche esperando en la puerta. Previamente, un grupo de guerrilleros había secuestrado un avión de la empresa Austral que hacía escala en Trelew.

   Mientras que los prisioneros iniciaban su huida del penal, otro comando había tomado el avión a la espera de que llegaran todos los fugados, sin embargo, esto no sucedió así, ya que algunos testigos señalaron que la furgoneta que debía llevar al resto de prisioneros nunca llegó hasta el penal. Según otros, las directrices habían sido confusas y muchos guerrilleros pensaron que la operación se había cancelado.

   Además del Comité de Fuga --formado por seis personas--, otro grupo de 19 evadidos lograron llegar hasta el aeropuerto bajo sus propios medios. Una vez pasado un tiempo prudencial, los primeros fugados, que temían que las Fuerzas Armadas llegaran al lugar, decidieron no esperar más y volar a Santiago de Chile, gobernado por el socialista Salvador Allende, donde pidieron asilo.

EL PROCESO DE CAPTURA

   Los 19 guerrilleros que escaparon en el segundo turno decidieron tomar la terminal de Trelew, sin embargo, sus pocas posibilidades de escapar se vieron frustradas cuando uno de los aviones, que podrían haber secuestrado, fue desviado. Finalmente, decidieron entregarse a las autoridades, que les condujeron al penal.

   La situación en la nación astral era tensa: los seis jefes guerrilleros habían logrado escapar a Chile y un salvoconducto para viajar a Cuba. La opinión pública en relación a las fuerzas de seguridad del país se encontraba por los suelos.

   El presidente Alejandro Agustín Lanusse intentó negociar con Chile para lograr la deportación de los seis prisioneros huidos, aunque con escaso éxito. Con el fin de aliviar la crisis de credibilidad que vivía el país, el Gobierno llevó a cabo una hermética reunión con las Fuerzas Armadas el 21 de agosto.

   La decisión ya estaba tomada. En la madrugada del 22 de agosto, los agentes del centro de reclusión despertaron de forma sorpresiva a los reclusos y los acribillaron con ametralladoras. Solo tres lograron sobrevivir y fueron atendidos por sanitarios.

   Según la versión oficial del suceso, la reacción violenta se debió a un nuevo intento de fuga, que dejó un saldo de 16 muertos y tres heridos. Ese mismo día, el Gobierno lanzó una ley que prohibía la difusión de información relacionada con los guerrilleros.

   Durante los días siguientes, Argentina se convirtió en un polvorín. Miles de personas salieron a la calle reclamando explicaciones por la masacre. Además, también se colocaron bombas en las dependencias oficiales.

   El 15 de octubre de 2012, el Tribunal Oral Federal de Comodoro Rivadavia condenó a prisión perpetua a Emilio Del Real, Luis Sosa y Carlos Marandino como autores de 16 homicidios y tres tentativas.