Actualizado 24/08/2009 15:51

Pastores luchan contra alcoholismo en noreste de Rusia

ANADYR, Rusia (Reuters/EP) - Vladislav Rintytegin es alcohólico, pero no ha bebido una gota de licor en tres años.

Rintytegin está por iniciar un viaje de un mes por la región de Chukotka para ayudar a personas que también sufren de alcoholismo. Según este hombre, no hay pueblo en el extremo noreste de Rusia que haya escapado del azote del abuso del alcohol.

"Realizamos una competencia artística para niños. ¿Sabe lo que pintaron?", preguntó el voluntario de la Cruz Roja de 47 años.

"Vidrios rotos, sangre, cementerios. Todo gracias al vodka", dijo.

Los setenta años de Gobierno soviético no lograron dominar a los nativos más aislados de Rusia, pero la "Perestroika" resultó ser devastadora. En la anarquía posterior, los cazadores furtivos diezmaron los rebaños de renos y cundió el desempleo.

Repentinamente hambrientos de los subsidios de Moscú, los pueblos nativos del lejano noreste -los chukchis, los esquimales y los evens- se vieron incapacitados para detener el colapso de sus tradicionales modos de vida. El hambre, la pobreza y el alcoholismo se apoderaron de ellos.

"La gente ahora habla sobre 'la crisis'. Nosotros hemos vivido en crisis desde la década de 1990", dijo Alexandra Khalkachan, de 56 años, una profesora de la lengua even en la ciudad de Magadan.

Los siete años de mandato del Roman Abramovich como gobernador de Chukotka dieron algo de esperanza a la población local, donde el día comienza nueve horas antes que en Moscú. Antes de dejar su cargo el año pasado, el dueño del club inglés de fútbol Chelsea gastó 2.500 millones de dólares en la región.

La cría de renos está regresando y los ingresos en Chukotka han aumentado cinco veces desde finales de la década de 1990.

Pero el alcoholismo todavía afecta a 1.700 personas, o 3,5 por ciento de la población, dice Roman Kopin, el gobernador de 35 años que reemplazó a Abramovich. La mitad de quienes lo padecen son personas nativas, cuya tolerancia biológica para el alcohol es más baja.

Los grupos nativos constituyen el 30 por ciento de la población en Chukotka, una territorio del tamaño de Francia e Islandia juntas, donde los renos superan en número a las personas en un ratio de 4 a 1. Los chukchis, quienes constituyen el 23 por ciento de los 50.000 habitantes de la región, son el mayor grupo después de los rusos, quienes representan la mitad.

El consumo anual de alcohol per capita en Chukotka es de 26 litros, versus los 18 litros de todo Rusia. El problema es tan serio que la venta de licor fuerte está prohibida en todo Chukotka desde las 20.00 horas hasta el medio día del día siguiente.

Ida Ruchina, directora de la Cruz Roja en Chukotka, dice que el problema proviene del impacto del período post-soviético.

"Ellos quedaron aislados del terreno continental y pensaron que, tal vez, nadie los necesitaba ya", sostuvo en su oficina de la capital regional, Anadyr, donde ha vivido durante 10 años. "Muchos trataron de esconder sus problemas. El alcohol devino en una forma de vida", agregó.

El programa de la Cruz Roja usa tanto métodos médicos como psicológicos. Rintytegin organiza un grupo de Alcohólicos Anónimos en Anadyr, el cual atrae a siete u ocho personas por reunión, siempre caras diferentes.

"No tenemos un índice de éxito del 100 por ciento. Tal vez sea del 10, 15 ó 20 por ciento. Pero si no viésemos ningún resultado, habríamos dejado de hacer las reuniones hace mucho tiempo", aseveró.

El alto índice de desempleo entre los nativos es una de las causas del problema, dijo Ruchina. Su organización trae a jóvenes de pueblos linderos para aprender lo básico de llevar adelante un pequeño negocio y hacer artesanías para los turistas.

"Lo importante es que encuentren su lugar en el sistema. Puede que los salarios sean bajos, pero lleva a que la gente piense que pueden continuar y ganar más", explicó.

RESURGIMIENTO DEL RENO

Los inviernos en Chukotka equivalen a noches interminables y temperaturas por debajo de los 50 grados centígrados. Para chukchis que viven en la tundra, los renos han sido siempre su medio de vida.

La cantidad de renos se desplomó en la década posterior al colapso de la Unión Soviética, pero el problema fue atendido justo a tiempo. En el 2007 terminó una moratoria de seis años sobre la caza comercial de renos, lo que reestableció los números de la población de sólo 90.000 a 200.000.

Los pastores han comenzado a recibir nuevamente un salario del Gobierno. La cantidad depende del tiempo que pasan con el rebaño y el número de renos que llega al mercado.

Esto le permite a Marina Rultina, de 25 años, permanecer en la tundra. Ella cura pieles de reno en su yaranga, una tradicional tienda chukchi, mientras sus parientes hombres conducen a los animales a nuevos pastizales.

Los suministros -sacos de azúcar, té y salchichas- llegan por helicóptero desde la aldea más cercana, Kanchalan.

"No quisiera vivir en la aldea", dijo Rultina, empujando ramas suavemente para avivar las llamas bajo su tetera. "Paso tres días allí y me quiero ir a casa. La vida es demasiado ajetreada y me harto muy pronto", agregó.

Los renos han reemplazado a la carne de vaca y cerdo importada a tal punto que más del 25 por ciento de la carne consumida en Chukotka es producida localmente. La mina de oro de Kupol, que emplea a 1.400 personas y es el mayor contribuyente de Chukotka, compra ocho toneladas de carne de reno al año.

"Se ha perdido todo prácticamente. Ahora, contamos con el número óptimo de renos para permitirle a la región proveer sus propios productos. Esto da a las personas del lugar la oportunidad de ingresar en la esfera económica", dijo Kopin, el gobernador.