Actualizado 25/03/2015 23:23

Perdón y no repetición, enseñanzas en la mesa de negociaciones del conflicto colombiano

Daniela Cardona.
Foto: COLPRENSA

BOGOTÁ, 25 Mar. (Colprensa/Notimérica) -

   La visita de las 60 víctimas del conflicto armado en Colombia a la mesa de negociaciones dejó lecciones por aprender. Enseñanzas como el perdón, el acompañamiento en el dolor y la valentía de enfrentarse a los victimarios, son algunas de esas lecciones a aplicar.

   Desde el año pasado han viajado a La Habana 60 víctimas del conflicto armado en el país latinoamericano para ser escuchados en la mesa de negociaciones que adelanta el Gobierno colombiano con las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FARC) del país.

   El conflicto colombiano ha dejado hasta la fecha 6,8 millones de víctimas, registro que incluye a 230.000 muertos, desplazados, torturados, secuestrados y desaparecidos, tal y como revela el informe más reciente publicado por el Gobierno.

   Los integrantes del grupo de víctimas del conflicto viajaron hace un mes a La Habana, Cuba, para ser escuchados en los diálogos de paz entre el Gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), en donde denunciaron haber sido amenazados y agredidos.

   Danelia Cardona, una mujer fervorosa, creyente en Dios, fue la profesional encargada de acompañar a las víctimas que viajaron a entrevistarse con las delegaciones. Para ella, la enseñanza más grande fue el sacrificio que los afectados por las hostilidades hicieron por el país al viajar hasta Cuba a pedir no más actos de guerra, sino de reconciliación.

¿Cómo fue el acompañamiento a las víctimas en la mesa de diálogos?

   Lo primero que se hizo fue una metodología grupal con un enfoque psicosocial, tratando de darles comprensión a las emociones que generó en el grupo este encuentro histórico para sus vidas y el país".

¿Cuáles eran las expectativas y qué tipo de emociones se presentaron?

   La visita generaba tres momentos distintos. El primero, antes del viaje, donde había expectativas, donde muchos revivían sus historias de victimización y el temor de enfrentar los victimarios. Una vez en Cuba, este nivel de ansiedad bajó por tener una respuesta en el encuentro entre víctimas y victimarios. Y posterior a la audiencia, una liberación de tensión donde ellos lograron empezar a darle sentido de esa visita en sus vidas.

¿Qué piden las víctimas?

   Lo que piden todos es la no repetición. Ellos desean que ninguno de los colombianos vuelva a sufrir lo que ellas han tenido que vivir. Este es el mensaje más fuerte que se evidenció en las visitas de las delegaciones.

¿Cómo resarcir ese dolor padecido por las víctimas?

   Los principios que llevan todo proceso de reconciliación y de paz son verdad, justicia y reparación. Esos son los principios que deben existir en la agenda para que se les reconozcan los derechos a las víctimas y se pueda reparar a través de la justicia todo lo que les ha ocurrido.

¿Las víctimas están dispuestas a perdonar?

   Cada persona es un universo diferente y así cada delegación vivió una situación distinta. El perdón es un tema personal y es muy difícil establecerlo como una decisión colectiva. Hubo personas que estaban dispuestas a perdonar, y otras que reconocían que la única manera de salir adelante y trabajar de una forma sana por la paz es desde el perdón.

¿Qué le dejó la experiencia de acompañar las víctimas?

   Es una experiencia humana que transforma porque son personas que han sufrido dolores profundos. Conocer sus historias, darle humanidad y sobre todo conocer su deseo de que a pesar de su dolor, de sus propias dudas y criticas al proceso fueron a buscar un bien común, más allá de un bien individual, son actos generosos donde yo busco primero algo mejor para todos.

¿Cómo superar esas huellas profundas de dolor?

   Hay huellas muy profundas físicas y emocionales. Para superarlas depende de cada persona, de su manera de ver el sufrimiento y el dolor. El dolor se transforma cuando buscamos perdonar o reconciliarnos, y eso es acoger al otro a pesar de sus diferencias. Hay que mirar cómo estas víctimas de diferentes victimarios eran capaces de acogerse y acompañarse ellas mismas en el dolor.