Actualizado 10/07/2009 13:21

Plegarias musulmanas plantean prueba para Xinjiang

Por Chris Buckley

URUMQI, China (Reuters/EP) - Cientos de musulmanes uighures se reunieron el viernes en una mezquita de Urumqi, la ciudad china escenario de violentos disturbios, luego de que las autoridades dieron marcha atrás con la decisión de cerrar los templos para minimizar la tensión étnica.

Las fuerzas de seguridad impusieron el control sobre la capital de la región de Xinjiang, pero las plegarias de la tarde serán una prueba a la habilidad del Gobierno de contener la rabia uighur luego de que chinos han, el grupo étnico predominante en todo el país, atacaron el martes sus vecindarios.

Esos ataques fueron en represalia por la muerte de 156 personas en disturbios que los uighures llevaron a cabo el domingo, el peor brote de violencia de origen étnico que vive la región en décadas.

La decisión de silenciar las plegarias colectivas podría generar resentimiento, pero miles de soldados y policías anti disturbio parecían listos para sofocar cualquier nueva protesta uighur.

Casi todos los uighures son musulmanes, pero pocos adhieren a las interpretaciones más estrictas del Islam.

Pekín no puede darse el lujo de perder el control en un vasto territorio que limita con Rusia, Mongolia, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Afganistán, Pakistán e India, que tiene abundantes reservas de petróleo y es la mayor región productora de gas natural del país.

Unos 500 uighures se reunieron en las afueras de la Mezquita Blanca, en un vecindario uighur, tratando de unirse a unos 1.000 que se encontraban dentro del recinto para realizar sus plegarias.

Los asistentes que salían del lugar dijeron que las plegarias normales habían sido acortadas.

"Estoy feliz de que nos hayan dejado venir hoy", dijo un uighur de edad mediana llamado Ahmedadji. "Habríamos tenido mucho descontento si no lo hubieran permitido", agregó.

Otras mezquitas frecuentadas por los hui, un grupo musulmán similar a los chinos han, abrieron sus puertas el viernes luego de que multitudes de cientos de fieles comenzaron a gritar.

Las mezquitas en el distrito de tiendas mayoritariamente uighur de Urumqi exhibieron desde temprano avisos que indicaban que las plegarias habían sido suspendidas.

Un grupo de uighures reunidos en las afueras de la gran mezquita del puente Dong Kuruk dijeron que estaban molestos y decepcionados porque ésta no abriría sus puertas.

El gobernante Partido Comunista chino teme que las grandes reuniones religiosas uighures puedan convertirse en otro catalizador para disturbios luego de una semana de violencia étnica.

Los uighures, un pueblo de raíces turcas mayoritariamente musulmán y que comparte lazos lingüísticos y culturales con Asia central, representan casi la mitad de los 20 millones de habitantes de Xinjiang.

El presidente chino, Hu Jintao, quien se vio obligado a abandonar una cumbre del G-8 en Italia por la violencia étnica en Xinjiang, dijo que mantener estabilidad social en la región rica en energía era la "tarea más urgente" del Gobierno.

Hu describió los disturbios del domingo como un "serio crimen violento elaboradamente planificado y organizado por 'tres fuerzas'" en el país y en el extranjero, una aparente referencia a extremistas religiosos, separatistas y terroristas.