CIUDAD DE MÉXICO, 23 Dic. (Notimérica) -
Cuatro días después de las explosiones que arrasaron el mercado de pirotecnia de Tultepec, al norte de Ciudad de México, los testimonios siguen apareciendo y recordando lo que allí sucedió. También son muchas las personas que regresan hasta la zona afectada para ver cómo quedó el mercado, arrasado por el fuego que incluso calcinó algunos de los autos estacionados.
Aún se desconocen las causas del suceso en el que fallecieron 35 personas, 12 quedaron heridas y otras 10 continúan desaparecidas. Muchas familias se encuentran a la espera de alguna noticia sobre sus seres queridos, de los que por el momento no han encontrado rastro ni en hospitales ni en morgues.
Aunque la búsqueda de cuerpos aún continua con la ayuda de perros adiestrados para la localización de personas, la incertidumbre sobre si es mejor que el cuerpo no sea hallado entre los restos pesa en las cabezas de los familiares. Siempre hay una pequeña esperanza de que esa persona se salvase.
El municipio de Tultepec cuenta con uno de los mercados de pirotecnia más desarrollados del país. El 80 por ciento de los fuegos artificiales que se venden en México son producidos aquí.
A pesar de contar con otro tipo de comercios y fábricas, la mayoría de sus habitantes de dedican a ese negocio por lo que ha resultado un duro golpe para la población, también económicamente. San Pablito, el mercado en el que explotó la mercancía este martes, contaba con 300 locales donde trabajaban cientos de personas que ahora han quedado sin trabajo.
Según las declaraciones recogidas por 'BBC Mundo' a algunos supervivientes de la tragedia de Tultepec, "el mercado casi siempre se encontraba lleno, sobretodo en época navideña. La gente necesita cohetes todo el año". Cerca de unas "300 toneladas de fuegos pirotécnicos" estallaron aquel día en el mercado.
Alrededor de lo que queda del mercado calcinado donde continúan los duros trabajos de búsqueda, varios voluntarios se han instalado para intentar recoger comida y donaciones económicas que puedan suponer una ayuda para el avance del operativo de rescate. Alfonso Riverón, empleado en un restaurante frente al mercado desde donde presenció la tragedia, cooperan donando comida a los agentes y paramedicos que trabajan entre los restos de la explosión.
