Actualizado 27/06/2007 13:47

Ruta Quetzal.- Los expedicionarios alcanzan la cima del Paracutín, uno de los volcanes más jóvenes del mundo

Los habitantes de Zacán dan a los 'ruteros' una cálida acogida con bailes y música tradicional purhépecha


URUAPAN (MEXICO), 27 Jun. (de la enviada especial de EUROPA PRESS, Leyre Guijo) -

Los 325 expedicionarios que este año componen la Ruta Quetzal BBVA alcanzaron ayer martes la cima del volcán Paricutín, uno de los más jóvenes del mundo, ya que su nacimiento se remonta tan sólo a 1943, en una dura jornada que les dejó prácticamente exhaustos pero muy orgullosos de la hazaña realizada y de que por fin comience la "verdadera ruta", como comentan algunos.

La jornada comenzó especialmente temprano para los 'ruteros' que tuvieron que despertarse a las 4:00 horas para levantar el campamento que habían establecido unas horas antes en Pantzingo. Al madrugón se le sumó poco después la lluvia, que cayó intensamente, mientras los chicos desayunaban para tomar fuerzas para la dura ascensión al volcán.

El viaje hacia las faldas del Paricutín lo hicieron los expedicionarios en camiones abiertos, y fue para todos ellos una experiencia de lo más divertida. Las chicas del grupo seis, por ejemplo, aprovecharon el trayecto para componer la canción de su grupo porque la mayoría ya han adaptado alguna canción de moda a la experiencia que supone vivir la Ruta Quetzal BBVA. En el caso de estas el elegido fue Melendi y la temática la falta de duchas y los problemas con las comidas, aunque también ensalzaron las amigas que se hacen.

El ascenso comenzó hacia las 8:00 horas, tras dividir a los participantes, que este año proceden de 55 países, en tres grupos: los quetzales o los más lentos, los jaguares y los águilas, los más rápidos, con el fin de que la subida fuera más llevadera para todos. Los primeros en iniciar la ascensión fueron los quetzales y se las tuvieron que ver con una empinada pendiente de piedras volcánicas que se deslizaban bajo sus pies, lo que dificultaba la tarea.

Pero la llegada a la cima mereció la pena por las vistas del cráter del volcán y de las coladas dejadas durante su erupción que comenzó en 1943 y duró hasta 1949. Del inicio de la actividad del volcán fueron testigos varios campesinos e indígenas purhépechas que habitan esta región del Estado mexicano de Michoacán.

"La subida ha sido muy dura pero llegar arriba y poder las vistas hizo que valiera la pena todo el esfuerzo", afirma satisfecha Isabel, de Puerto Rico. Junto a ella Violeta, de Málaga, asiente y, aunque cansada, subraya que "por fin ha empezado la Ruta", ya que "los primeros días han sido muy tranquilos", opinión por otra parte compartida por varios 'ruteros'.

DIVERTIDO DESCENSO

Aunque la subida al Paricutín fue muy dura, el descenso ha hecho las delicias de los expedicionarios. Cual esquiadores, pero sin esquíes, los chicos bajaron por una empinada pendiente de cenizas y arena volcánica haciendo deslizar los pies, en lo que sin lugar a dudas fue uno de los momentos más divertidos de la jornada.

A continuación una larga marcha hasta lo que queda de la iglesia de San Juan de Parangaricutiro, localidad hasta la que llegaron las coladas del Paricutín en 1943 y que quedó sepultada con la excepción de las dos torres de la iglesia, una de las cuales no había sido terminada aún, y alguna otra zona de la iglesia.

Fue en este punto cuando la lluvia volvió a hacer acto de presencia, obligando a los expedicionarios a cubrirse con sus capas amarillas y ofreciendo una bonita estampa que contrastaba con el negro de la lava. Desde aquí, nueva marcha, con la lluvia de compañera a ratos, hasta la localidad de Zacán.

Los habitantes de esta pequeña localidad, que también se vio afectada por el Paricutín, dieron una cálida bienvenida a los expedicionarios, a los que recibieron a la entrada del pueblo con música, vestimenta y bailes típicos purhépecha. A continuación les acompañaron hasta el atrio del convento agustino de San Pedro de Zacán, donde los 'ruteros' pasarán la noche, donde continuaron los bailes y la fiesta con los habitantes del lugar.

Pero esta no era la última sorpresa que zacanecas tenían reservada a los expedicionarios. En su auditorio, tras dar las gracias a Miguel de la Cuadra Salcedo por traer la Ruta Quetzal hasta Zacán, una de las ruteras, Gabriela, que es purhépecha, agradeció en su idioma natal a sus compañeros que visitaran esta zona y al pueblo de Zacán por su acogida. "Nuestra gente vale mucho", remachó visiblemente orgullosa.

A continuación más bailes típicos purhépechas, pero lo más destacable fue la unión en los bailes entre los jóvenes ruteros y los jóvenes de Zacán, que se animaron a salir a la pista de baile y unir sus manos para bailar. Para terminar, los chicos fueron testigos del 'juego de la pelota de fuego', una tradición local.