Actualizado 14/11/2016 22:37

Los supervivientes de Armero (Colombia) y la lucha por la memoria histórica

   BOGOTÁ, 14 Nov. (Colprensa/Notimérica) -

   Los supervivientes de la destrucción del municipio de Armero (Colombia) asisten cada 13 de noviembre al camposanto donde quedó sepultada la mayoría de esa población del norte del Tolima. Los armeritas y sus descendientes cuentan que al margen del profundo recuerdo, también es tiempo de impulsar el turismo histórico y patrimonio de las ruinas.

   El obispo de la Diócesis de Líbano y Honda, Monseñor José Luis Henao, que participó en una homilía frente a los habitantes de Armero en conmemoración de aquel trágico suceso, aseguró que es hora de asumir una nueva actitud para transformar la realidad y el territorio en el que residieron hace 31 años.

   El sentimiento es compartido por los dirigentes de Armero Guayabal, como el alcalde, Carlos Alfonso Escobar, quien aseguró que luego de más de tres décadas existen tareas pendientes que deben materializarse a fin de que la historia de esa población se preserve.

   "Ya lloramos mucho, buscamos recuperar la memoria para que nuestros hijos, nietos y las generaciones que vienen no olviden lo que sucedió. Acá siempre vamos a acudir con solemnidad, pero estamos apostándole a prácticas de tejido social", contó el mandatario.

   La misa principal concluyó con la presencia de miles de personas, que luego recorrieron los senderos que comunican con las ruinas y monumentos construidos en homenaje a las más de 20.000 personas que perdieron la vida esa noche de 1985, que marcó un triste episodio en la historia del país.

   Juan Espinosa, quien tenía 17 años cuando el mar de lodo los golpeó, piensa, al igual que otros visitantes consultados, que el viejo territorio de Armero debe ser intervenido por el Estado para recuperar su autonomía y así, otorgársele reconocimiento como patrimonio histórico de la humanidad.

   "Hoy por hoy esta tierra está invadida para el desarrollo de otras actividades, de modo que se está perdiendo poco a poco lo que era (...). Debe generarse un turismo organizado que le permita a cualquier habitante reconocer que este fue un centro comercial", señaló Espinosa tras recordar que luego de la tragedia se creó el primer sistema de atención y prevención de desastres del mundo.

LAS MADRES BUSCAN SUS HIJOS

   Las denominadas Madres de Armero también acudieron a la cita. Claudia Ramírez indicó que hoy existen cientos de jóvenes que sobrevivieron a la catástrofe hace 31 años, desde entonces, han obstinado en los intentos por encontrar a sus hijos. La mujer narró que muchos fueron dados en adopción a familias del país y del exterior.

   "De buena o mala fe hubo personas que adoptaron a los niños. Hoy continuamos cargando la foto de nuestros hijos porque son casi 300 historias recopiladas y hay registro de pequeños en Holanda, Italia, España, Estados Unidos y Francia", narró.

   Mencionaron que solo desde hace 10 años han conseguido que algunos jóvenes se comuniquen con sus familias biológicas y criticó al Gobierno por presunta negligencia, que a la postre, condujo a que los más pequeños de la tragedia no regresaran con sus madres.

   "El Estado no promovió los encuentros, entonces los niños simplemente se perdieron. Nosotros no estamos en contra de la adopción, ese no es el tema, nosotros no dimos nunca autorización, queremos saber qué pasó con ellos", afirmó.

CONMEMORACIÓN

   Como es costumbre, durante todo el domingo se efectuaron diferentes actividades religiosas y culturales como la lluvia de flores, a cargo de la Policía Nacional, que dejó caer miles de pétalos de rosas sobre los visitantes. Así mismo se llevaron a cabo presentaciones artísticas en la cabecera municipal.

   Pero esta vez hubo novedades como la inauguración del Parque Temático Omaira Sánchez, la niña que se convirtió en emblema de la tragedia tras soportar más de 60 horas atrapada entre lodo y agua, antes de fallecer. Además de la instalación temporal en lugares estratégicos de los 'armeroscopios', un instrumento que permitía a los asistentes observar viejas fotografías de la población.