Actualizado 29/03/2016 13:26

Hacia la transformación digital de la comunicación

Apps móviles para empresas y negocios
WIKIMEDIA

   Por Sergio Cortés, socio en LLORENTE & CUENCA y Fundador y Presidente de Cink, e Iván Pino, director del Área Digital en LLORENTE & CUENCA.

   MADRID, 29 Mar. (Notimérica) -

   J.C.R. Licklider, imaginó una simbiosis perfecta, entre hombre y ordenador, orientada a facilitar la comunicación entre las personas. En su visión, las personas formarían comunidades "no de localidades comunes, sino de intereses comunes", algunas veces "en pequeños grupos" y otras "trabajando individualmente", pero, en cada campo, el conjunto de las comunidades resultaría tan grande como las interacciones que fueran capaces de soportar. Medio siglo más tarde, aquella visión ha transformado el modo en que nos relacionamos los seres humanos en todo el planeta.

   La llamada "transformación digital" afecta a todos. Es evidente que, para ayudar a nuestras organizaciones a merecer el favor de sus grupos de interés, ya no nos sirven las mismas prácticas y herramientas de trabajo. Es urgente entender cuáles son los retos a los que nos enfrentamos y encontrar las soluciones que nos permitirán alcanzar las metas.

   En primer lugar, hay que tener en cuenta que aquellos tiempos más sencillos, donde a los comunicadores nos bastaba con "colocar" nuestros mensajes en los medios masivos, remitiendo comunicados o gestionando inserciones, asumiendo (quizás demasiado) que llegarían con certeza a nuestro público objetivo ya han pasado. La competición por el tiempo de atención de nuestras "audiencias" es más difícil que nunca. Y si pretendemos conquistarla con los mismos recursos de antaño, convéncete, lo tenemos muy complicado.

   La infoxicación por la dispersión de los canales y su saturación por el ruido nos urge a la transformación digital de las plataformas y formatos de contenidos que utilizamos para hacer llegar nuestros mensajes a los grupos de interés. Así, las plataformas de periodismo de marca (brand journalism), los proyectos de entretenimiento de marca (branded entertainment) y todos los nuevos formatos narrativos e interactivos transmedia son imprescindibles para cumplir nuestra función ahora mismo.

   Por otra parte, la economía digital es más humana que nunca. ¡Vaya paradoja! Pues sí, los humanos nos fiamos de las recomendaciones de otras personas para tomar decisiones de compra o contratación.

   Antes teníamos a nuestra disposición la opinión de nuestros amigos, colegas, familiares y vecinos más próximos, además de los expertos que podíamos seguir en los medios. Ahora, tenemos a nuestro alcance la de los lejanos también y la de muchas otras personas que comparten su experiencia o conocimientos a través de los medios sociales.

   Humanizar la comunicación es más urgente que nunca. Personalizar los contenidos y los canales que usamos para relacionar a nuestra organización con sus grupos de interés. Desarrollar la identidad digital de los profesionales de las empresas; convertir a sus empleados y colaboradores en embajadores de la marca en los medios sociales de Internet. Todo ello es posible por la extensión de los dispositivos móviles, que convierten a cada uno de nosotros en conectores (hubs) e influyentes, más allá de nuestro entorno más próximo, temporal y espacial.

   Por último, debemos tener en cuenta que estamos en la era de la hipertransparencia. Ahora que todos podemos convertirnos en reporteros accidentales usando nuestros teléfonos móviles, aquella forma de gestionar la reputación corporativa ya no sólo es cuestionable, también resulta del todo inútil.

   A través de los medios y redes sociales, todo puede ser publicado por cualquiera, hasta lo más íntimo, de forma inmediata y con alcance global. Nunca antes en la historia de la humanidad lo público había alcanzado semejante latitud y longitud. Tal hipertransparencia obliga a las organizaciones a actuar y comunicarse de forma responsable, quieran o no.

   En este contexto de hipertransparencia, la transformación digital afecta tanto al modo en que escuchamos los comunicadores, como al uso que hacemos de la información obtenida. Por otra parte, necesitamos hacer valer esa información dentro de nuestras organizaciones. Valen de poco las respuestas elusivas o vacuas.

   Se demandan reacciones efectivas en tiempo real. Se pone a prueba de forma constante esa diferencia sustancial entre la comunicación y la reputación, la misma que va de las meras declaraciones a los compromisos reales, de las palabras a los hechos.

Resumen del informe publicado en http://www.desarrollando-ideas.com/