Actualizado 31/03/2017 01:25

Los yaquis, una tribu mexicana, en lucha para detener la construcción de un gaseoducto

   CIUDAD DE MÉXICO, 17 Nov. (Notimérica) -

   Los yaquis son una tribu mexicana que habita en el norte del país, en los ocho pueblos que para ellos son una integridad territorial: Bácum, Cócorit, Vícam, Torim, Potam, Huíviris, Rahum y Belén. En esta zona, desde tiempos ancestrales, los yaquis desarrollan su propia cultura, tradiciones y ceremonias.

   Estas personas, que forman una comunidad, cuentan con dos identidades. Por un lado utilizan la simbología católica para sus ritos pero, por otro, se encuentran fuertemente arraigados a la 'madre tierra' y los elementos que la integran.

   Durante décadas, esta tribu se ha enfrentado a decenas de intentos de eliminarles de la que hace siglos es su zona. Las 'guerras del Yaqui', llamadas así por el río que pertenece a este territorio, a finales del siglo XIX, fue un intento del ejército estadounidense de eliminar a esta tribu que culminó con deportaciones masivas de indígenas hasta.

   No fue hasta 1940 cuando esta tribu tan perseguida consiguió un documento legal que les vinculase a una tierra históricamente suya, otorgado por el entonces presidente Lázaro Cárdenas.

   Pero, aún a pesar del reconocimiento legal de su territorio, los yaquis han sufrido numerosos intentos de despojarles de sus tierras. El expresidente Calderón construyó durante la década de 2010 un acueducto por el cual tomaba agua del río Yaqui perteneciente a la tribu.

   El entonces gobernador de Sonora y actualmente procesado por corrupción, Guillermo Padrés, aprovechó la tesitura para perseguir a aquellos miembros de la tribu que se impusieron ante esta construcción. La inmensa represión que sufrieron los indígenas durante esta época terminó con dos de sus portavoces encarcelados y uno de ellos en el exilio.

   Aunque la Suprema Corte de Justicia de México ordenó que era necesaria la consulta al pueblo yaqui para la extracción de agua de su río, a día de hoy el acueducto sigue aprovechándose de los recursos hidráulicos de la tribu, dejando el río prácticamente seco.

   Este no ha sido el único atropello reciente que ha sufrido este grupo indígena durante los últimos años. La construcción de un gaseoducto que cruza por 80 kilómetros del territorio yaqui ha supuesto la división de la tribu.

GASEODUCTO

   En 2015, ya que la ley exige la consulta a la comunidad para todas aquellas obras realizadas en su territorio, la empresa 'Sempra Energy' pidió su consentimiento al pueblo de Belém (uno de los ocho que forman el territorio yaqui) y, tras al pago de unos siete millones de pesos (343.369 dólares), estos aceptaron. A este consentimiento se sumaron otros seis pueblos, pero para la construcción del acueducto es necesario el 100% de aprobación de los yaqui.

   El pueblo de Bacúm se negó a que el gaseoducto fuese erigido en sus tierras, lo que constituyó una serie de conflictos entre ellos, que culminaron el 21 de octubre con una lucha campal entre los miembros de la tribu a favor de la obra y aquellos que están en contra. La Policía estatal permanece aún hoy en esta zona.

   "Nuestra propia gente pisoteó sus usos y costumbres por el dinero. Si llegaran a conseguir el propósito, ahí se acaba la etnia yaqui: su identidad, usos y costumbres", asegura una de los miembros de la tribu del pueblo de Bacúm, Casilda Flores, a 'Russia Today'.

   Teniendo en cuenta está situación, Bacúm ha interpuesto diferentes procesos, tanto en la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) como en la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

   Otra miembro de los yaqui y originaria de Bacúm Guadalupe Flores asegura que su deseo es que les dejen en paz: "El Estado no nos ha convenido (...) queremos que cumplan con la ley, que respeten nuestra norma interna, que no metan con nosotros y respeten el territorio sagrado".

   La situación actual del pueblo de Bacúm es nefasta: se encuentran rodeados por la Policía estatal y, a día de hoy, 21 habitantes del pueblo tienen ordenes de detención.

   Se deberá esperar a la resolución de los dos organismos nacionales para concluir si finalmente el gaseoducto pasará por el pueblo de Bacúm, aunque no cuente con su consentimiento.