Actualizado 29/10/2007 18:58

Crónica Argentina.-Cristina Fernández asumirá el 10 de diciembre con el desafío de demostrar que el poder no se comparte

La senadora obtiene casi el 45% de los votos lo que hace innecesaria la segunda vuelta electoral a pesar de las denuncias de fraude


BUENOS AIRES, 29 Oct. (Del corresponsal de EUROPA PRESS Rafael Saralegui) -

La candidata oficialista, la senadora Cristina Fernández, logró una holgada victoria en las elecciones presidenciales del domingo y ahora enfrenta un doble desafío: sostener los logros de la gestión de su marido, el presidente Néstor Kirchner, y al mismo tiempo demostrar que el poder no se comparte, que será ella la responsable de los aciertos y errores de la gestión de cuatro años que iniciará el próximo 10 de diciembre.

Ese día ocurrirán dos acontecimientos históricos: será la primera vez en la historia argentina que una mujer accede a la presidencia por los votos y también la primera vez que un esposo le cuelga la banda presidencial a su cónyuge.

Kirchner señaló que desde el 10 de diciembre se dedicará a rearmar la estructura del Partido Justicialista, quizás con el secreto deseo de poder volver a postularse a la presidencia en 2111. También dijo que se dedicará a administrar sus propiedades, algo que nadie cree.

La senadora Kirchner roza el 45 por ciento de los sufragios, cuando han sido escrutadas la casi todalidad de las mesas, seguida por la candidata de la Coalición Cívica, Elia Carrió, que rozaba el 23 por ciento de los sufragios, en un proceso que se desarrolló con numerosos retrasos por las denuncias de irregularidades y faltantes de boletas.

El ex ministro de Economía de Kirchner, Roberto Lavagna, aliado con un sector del centenario partido de la Unión Cívica Radical, quedaba en tercer lugar con el 16,9 por ciento de los votos, mientras el peronista disidente Alberto Rodríguez Saá, gobernador de la provincia de San Luis, sumaba el 7,7 por ciento.

La holgada victoria del Frente para la Victoria le permitía a Cristina Fernández mantener una amplia mayoría en la Cámara de Senadores y tener quorum propio en la Cámara de Diputados, aunque todavía no se sabía la cantidad total de legisladores oficialistas.

Fernández se impuso en 21 de los 24 distritos y sólo perdió en la ciudad de Buenos Aires, y en las provincias de Córdoba y San Luis, distritos en los que ganaron Elisa Carrió, Roberto Lavagna y Alberto Rodríguez Saá, respectivamente.

Fernández obtuvo un enorme caudal de votos en la provincia de Buenos Aires, el distrito más importante del país, que le sumaron el 40 por ciento de sus votos totales, a los que sumó los de las provincias más pequeñas y empobrecidas. En Buenos Aires, se consagró gobernador el actual vicepresidente Daniel Scioli, que sumó el 45 por ciento de los sufragios.

Carrió se impuso en la ciudad de Buenos Aires, el segundo distrito electoral, un terreno históricamente difícil para el peronismo, donde la esposa del presidente Kirchner quedó segunda, al imponerse en los barrios más empobrecidos del sur de la ciudad.

YA NO SERÁ CANDIDATA.

Pese a haber convertido en la virtual líder de la oposición, Carrió dijo que ya no se volverá a postular a la Presidencia. "Está claro que soy la líder opositora y voy a ejercer ese cargo. Recorreré el país con los dirigentes de la Coalición. Yo ahora estoy para abrir el camino", indicó a la prensa en la puerta de su casa.

"No compito más por la presidencia de la Nación. Mi vocación nunca fue ni mi persona ni los cargos. Y la prueba de eso es que la única que no tiene ningún cargo soy yo. Ahora soy una desocupada", expresó la dirigente la ratificar lo que había dicho días antes de las elecciones.

El jefe de los ministros, Alberto Fernández, a quien se menciona como futuro integrante del gabinete de Cristina, reconoció hoy que "la ciudad es esquiva", al referirse a la derrota del oficialismo en Buenos Aires y en otras ciudades importantes como Rosario y Bahía Blanca.

"Los sectores medios compraron más la tesis de Cristina intolerante, irreflexiva, no dialoguista, incapaz de mantener el diálogo", dijo Fernández a radio Continental y consideró que esos sectores "creyeron esa prédica".

"Se trató de un análisis que hicieron los sectores medios que definitivamente no confiaron en Cristina, que la vieron con una actitud intolerante, y le creyeron más a la oposición y a algunos medios", afirmó el jefe de Gabinete.

En esa línea, Carlos Pagni analista político del conservador diario 'La NaciÓn' sostuvo que "Cristina Kirchner alcanzó una victoria aceptable por su volumen, pero problemática en su morfología. El espejo electoral le devolvió un rostro distinto del que, tal vez, ella esperaba. El voto del electorado urbano en la Capital, Rosario, Córdoba y Mar del Plata se le volvió esquivo".

Eduardo Van der Kooy, principal analista de 'Clarín', sostuvo que "Cristina Fernández, por un golpe de intuición o algún conocimiento que no tenía nadie, hizo una interpretación inicial certera de la elección que ganó con amplitud cuando habló anoche por primera vez como presidenta electa. Pareció no dejarse encandilar por la holgura de la victoria e hizo una convocatoria a la concordia, incluso a quienes fueron sus adversarios durante la jornada de ayer".

Al referise al tono conciliador de su primer discurso como presidenta electa, el columnista del diario del mayor circulación dijo que Fernández "recurrió a un lenguaje blando y generoso que casi no se escuchó durante los cuatro años de gestión de su marido, Néstor Kirchner. Tampoco ella, como senadora, frecuentó el lado dócil de su espíritu. Ahora remarcó que el odio no construye, una frase que el Presidente se animó a repetir en privado cuando despuntaba el anochecer de su mandato. Ese viraje podría constituir una señal auspiciosa. Ese viraje podría develar una convicción o también una necesidad política".