BRASILIA, 16 Nov. (EUROPA PRESS) -
Once de los doce condenados por el 'mensalao', el mayor caso de corrupción de la historia de Brasil, se han entregado en las últimas horas a la Justicia. El último de ellos ha huido a Italia, por lo que es considerado un prófugo.
El ex tesorero del gobernante Partido de los Trabajadores (PT) Delúbio Soares se ha presentado este sábado en las oficinas de la Policía Federal en Brasilia para cumplir la pena impuesta en un "juicio de excepción".
"Nuestro compromiso con los brasileños es tan grande y nuestra fe en las ideas que profesamos es tan grande que los inmensos sacrificios personales, los odios que hemos atraído y las persecuciones cobardes de las que somos víctimas nada representan", ha escrito en Twitter.
Al filo de la medianoche del sábado, el ex vicepresidente del Banco Rural José Roberto Salgado también se ha entregado en la sede de la Policía Federal en Belo Horizonte, según ha informado la agencia de noticias oficial de Brasil.
A lo largo del viernes ya habían acudido a la Policía Federal el ex jefe de Gabinete José Dirceo; el ex presidente del PT Paulo José Genoino; el ex tesorero del Partido Liberal (PL) Jacinto Lamas; la ex presidenta del Banco Rural Katia Rabello; y los ex congresistas Romeo Queiroz y José Genoino.
Asimismo, el publicista Marcos Valerio, sus ex socios Ramón Hollerbach y Cristiano Paz y su ex trabajadora Simone Vasconcelos han decidido entregarse a las fuerzas de seguridad.
Todos ellos han cumplido con la orden emitida el pasado miércoles por el presidente del Tribunal Supremo Federal (TSF), Joaquim Barbosa, para su ingreso inmediato en prisión, en ejecución de las sentencias dictadas en su contra.
La Policía Federal trasladará a los 11 condenados a Brasilia durante este fin de semana para que los Juzgados de lo Penal del Distrito Federal ejecuten las sentencias. Sin embargo, se espera que puedan cumplir la condena en las ciudades donde residen.
HUIDA A ITALIA
Barbosa también ordenó el ingreso inmediato en prisión del ex director de Marketing del Banco de Brasil Henrique Pizzolato, pero, según ha revelado hoy su abogado, Marthius Sávio Cavalcante Lobato, ha huido a Italia.
"Lo ha hecho de forma unilateral. Ha sido una decisión suya. No sabemos en qué estaba pensando", ha dicho a la Agencia Brasil, aclarando que ya no ejerce la defensa legal de Pizzolato, puesto que su poder de representación se limitaba al proceso judicial.
El delegado de la Policía Federal, Marcelo Nogueira, ha explicado que, según las primeras hipótesis, Pizzolato habría abandonado Brasil hace 45 días cruzando la frontera con Paraguay para partir desde allí hacia el país europeo.
Para ello, aprovechando su doble nacionalidad, habría utilizado un nuevo pasaporte italiano, ya que tanto el antiguo como el brasileño están en poder de la Justicia desde que se destapó el 'mensalao', de acuerdo con la cadena O'Globo.
En una carta divulgada por Cavalcante Lobate, el ex directivo del Banco de Brasil explica que ha huido a Italia para "buscar un nuevo juicio en un tribunal que no se someta a las imposiciones de los medios de comunicación".
"Por no vislumbrar la mínima posibilidad de tener un juicio apartado de motivaciones político-electorales, con un claro carácter de excepción, he decidido consciente y voluntariamente hacer valer mi derecho a la libertad", ha dicho.
Además, ha expresado "con mucha emoción" su agradecimiento "a todos los que se han empeñado con una enorme solidaridad cívica en la defensa de su inocencia, con el fin de garantizar el Estado de Derecho", que le ha sido "sumariamente negado".
Con este nombre se conoce al mayor caso de corrupción de la historia de Brasil, que consistió en la compra de votos por parte del PT a congresistas de partidos políticos afines para garantizar su apoyo al Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva en la sede legislativa.
El conocido como 'juicio del siglo' consiguió sentar en el banquillo a 38 personas, entre ex ministros, ex congresitas, banqueros y empresarios, por corrupción, peculado, blanqueo de capitales, evasión de divisas y organización criminal.
Lula, que nunca llegó a ser imputado, negó en todo momento que conociera la existencia de esta red de compra de votos, a pesar de lo cual pidió perdón, consiguiendo la reelección en los comicios presidenciales de 2006.