Por Paulo Prada y Maria Pia Palermo
RÍO DE JANEIRO, 25 sep, 26 Sep. (Reuters/EP) -
- La candidata presidencial brasileña Marina Silva se comprometió el jueves a despolitizar a las agencias reguladoras, que dijo hacen más para ganar el favor de los aliados del Gobierno que para asegurar mercados justos y eficientes en la mayor economía de América Latina.
Silva, quien marcha muy pareja con la presidenta Dilma Rousseff en los sondeos previos a las elecciones del próximo mes, acusó al oficialista Partido de los Trabajadores de debilitar la regulación al sumar a sus miembros y aliados en los organismos supervisores en sus 12 años en el poder.
"Las agencias han sido superadas por una lógica política", dijo a Reuters en una entrevista en Río de Janeiro, agregando que una interferencia similar está debilitando a compañías estatales como Petrobras, la firma petrolera actualmente envuelta en un escándalo de sobornos.
Si es elegida, agregó Silva, priorizaría "criterios éticos y técnicos" entre los reguladores y utilizaría un comité no partidista para seleccionarlos.
Silva, de 56 años, una ex recolectora de caucho cuyo activismo como militante ambientalista la catapultó al Senado brasileño y a una carrera de cinco años como ministra de Ambiente, ha cambiado drásticamente la campaña electoral para la primera vuelta del 5 de octubre.
Originalmente una candidata a la vicepresidencia, asumió la candidatura al sillón presidencial después de que su compañero de fórmula, Eduardo Campos, murió en agosto en un accidente aéreo.
Desde entonces, Silva, quien se podría convertir en la primera presidenta negra de Brasil, emergió hasta transformarse en la favorita y se espera que dispute una segunda vuelta contra Rousseff el 26 de octubre.
De ser electa, volverá a impulsar una economía que se encuentra en su cuarto año de mediocre crecimiento, que sufre de una débil inversión y una pérdida de competitividad en las más importantes industrias. Tendría también que contener a un Congreso rebelde que ha demostrado ser conflictivo, incluso cuando fue controlado por los más grandes partidos del país.
Hasta ahora, Silva ha cosechado intenciones de voto con sus promesas de mantener populares programas sociales, presionar por un desarrollo más sustentable y retomar las políticas amigables con los mercados que pavimentaron el camino para un auge económico de casi una década que se apagó en el 2011.
Los críticos han dicho que Rousseff, que busca su reelección, ha socavado la economía con medidas intervencionistas que no ayudaron a revivir el crecimiento.