Actualizado 25/09/2014 21:19

Marina Silva dice que no habrá "aventuras" en su política económica

Marina Silva en Rocinha, Rio de Janeiro
Foto: RICARDO MORAES / REUTERS

RÍO DE JANEIRO, 25 Sep. (Notimérica/EP) -

   La candidata del Partido Socialista de Brasil (PSB), Marina Silva, ha dicho que si es elegida presidenta de Brasil no se "aventurará" en política económica, porque lo que el país necesita es recuperar credibilidad y ganarse la confianza de los inversores, así como cortar los gastos que generan "desperdicio" de recursos públicos.

   En una entrevista con el programa de televisión 'Bom dia Brasil' la líder socialista ha exhibido su perfil más cercano al sector empresarial, como viene haciendo desde que empezó la campaña. Así, ha remarcado que buena parte de lo que Brasil necesita son cosas "intangibles", como crear un ambiente propicio para las inversiones.

   También ha insistido en la necesidad de ajustar los gastos del Estado y ha prometido que el Gobierno nunca  elevará el gasto por encima de la tasa de crecimiento del PIB. Además, se ha mostrado favorable al tridente económico creado en los años 90 que combina responsabilidad fiscal, cambio fluctuante y un régimen de metas de inflación.

   Sobre la inflación ha puntualizado que su objetivo es que esté en el 4,5% y no por debajo de ese límite, como había prometido en su momento el anterior candidato socialista, Eduardo Campos, fallecido en accidente de avión.

   Además, ha recordado que otra de las promesas de su programa económico es la creación de un Consejo de Responsabilidad Fiscal, que se encargaría de fiscalizar las cuentas del Gobierno, para garantizar mayor transparencia y evitar el despilfarro.

   Actualmente ya existe el Tribunal de Cuentas de la Unión (TCU), que cumple ese mismo objetivo, pero Silva considera que a día de hoy las cuentas son "creativas" y que los sobrecostes son exageradamente altos: "El cielo es el límite", ha criticado.

   En su opinión, la política económica iba bien durante los gobiernos de Fernando Henrique Cardoso y Luiz Inácio Lula da Silva, pero el ciclo se interrumpió con la llegada de Dilma Rousseff. La presidenta, por su parte, suele acusar a Silva de que sus propuestas económicas pondrían en peligro la continuidad de los programas sociales que el Partido de los Trabajadores (PT) ha impulsado en la última década.

   Silva, en cambio, ha negado este supuesto y ha dicho, por ejemplo, que pretende mantener la finalidad social que tienen los tres bancos públicos -el Banco Nacional de Desarrollo, el Banco de Brasil y la Caja Económica Federal--, que seguirán financiando la agricultura y programas de vivienda social.

   Para responder a las acusaciones del PT Silva ha dicho que lo que realmente debilita a estos bancos es entregar el dinero a "media docena de empresarios", de los cuales, la mitad entra en bancarrota y la otra mitad "desaparece con miles de millones de reales de nuestro dinero".

   En un tono más íntimo, la ex líder ecologista también ha comentado el hecho de haber llorado al hablar de Lula en una reciente entrevista. Silva, que fue su ministra de Medio Ambiente durante cinco años, se ha justificado diciendo que es una persona "sensible" y ha atribuido el episodio al "pesar" de sus hijas, que cuando eran pequeñas se vestían de rojo por simpatía al PT y que ahora ya no sienten ningún orgullo por el partido.

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