Marina Silva y Eduardo Campos
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RÍO DE JANEIRO, 14 Ago. (Notimérica/EP) -

   La repentina muerte de Eduardo Campos en un accidente de avioneta ha dejado al Partido Socialista Brasileño (PSB) en estado de conmoción a menos de dos meses para las elecciones; y aunque aún no se ha decidido quién le sustituirá todas las miradas apuntan a su candidata a vicepresidenta, Marina Silva, figura carismática y tradicional 'verso suelto' de la política brasileña.

   El partido tiene diez días para anunciar un nuevo candidato, pero Silva ya aseguró ayer que no se pronunciará hasta después del entierro del ex gobernador de Pernambuco en Recife y que dejará pasar unos días de luto y reflexión.

   Aunque está ligada al activismo y la política desde siempre ---fue compañera de luchas de Chico Mendes y la senadora más joven de Brasil-- la popularidad de Silva se disparó cuando en 2003 fue nombrada ministra de Medio Ambiente durante el Gobierno de Luis Inácio Lula da Silva. Durante ese periodo tuvo serios encontronazos con otros ministros por sus convicciones ecologistas, en especial en defensa de la Amazonía.

   Finalmente dimitió, pero su imagen salió reforzada, se llevó detrás un amplio bagaje y el apoyo de las clases menos favorecidas y de muchos fieles evangélicos, puesto que nunca ha escondido su fe, más bien al contrario. En las elecciones de 2010 fue candidata a la Presidencia de la República con el Partido Verde (PV) y quedó en la tercera posición con un resultado histórico: 19,6 millones de votos.

   De cara a estas elecciones intentó fundar su propio partido, Rede Sustentabilidade, pero no consiguió el aval de firmas necesario para disputar la Presidencia. Así, acabó afiliándose al PSB y adhiriéndose a la candidatura de Campos en octubre del año pasado.

TENSIONES EN EL SENO DEL PSB

   Muchos electores no entendieron la jugada, ni por qué ella --mucho más popular que Campos-- iba de segunda y no al revés. En las encuestas de intención de voto Silva siempre se ha llevado mejor puntuación que Campos y era mucho más conocida por los electores. Ese claro protagonismo siempre ha sido recibido con suspicacias en el seno del PSB, cuyo núcleo duro siempre desconfió de las intenciones de la líder ecologista.

   Esas tensiones se hicieron patentes en los últimos meses, cuando Silva arremetió públicamente contra los compañeros del PSB que llegaron a acuerdos con el Partido de los Trabajadores (PT) en Río de Janeiro, y con el Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB), en São Paulo. Además, tanto ella como su entorno siempre dejaron claro que dejaría el partido en cuanto consiguiera validar su propio partido ante la Justicia Electoral.

   Pero todos esos planes pueden haber cambiado radicalmente tras el giro inesperado de la muerte de Campos. Si finalmente se proclama candidata del PSB Silva tendrá que vencer las suspicacias de algunos de sus colegas, que de repente se ha encontrado con una líder que no es del aparato del partido.

   De momento Silva ya cuenta con un aval muy importante, la luz verde de la familia de Campos. En conversaciones con dirigentes del partido el hermano del hasta ahora candidato, Antônio Campos, dijo que Eduardo murió luchando y que ahora había que colocar a Marina "hacia arriba", según la prensa local.

   Silva se encuentra ahora en una situación personal complicada, y aunque el resto de candidatos aún no lo admiten claramente en público la tragedia añade a las elecciones un factor emocional que puede reforzar al PSB y hacer aún más impredecible el resultado electoral.

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