Actualizado 04/06/2014 20:00

Rodrigo Lacerda: "La literatura me da equilibrio, me desafía"

MADRID, 4 Jun. (Notimérica/EP) -

   El escritor y editor brasileño Rodrigo Lacerda hace un recuento de lo que la literatura le ha dado a su vida. Positivo, el autor ganador del premio Jabuti de las letras brasileñas consigue un equilibrio, entre la calma y la tensión, y dice que la literatura le desafía.

   En exclusiva para el portal de noticias de Notimérica, editado por Europa Press, Lacerda habla de sus inicios. Cuando cursaba historia en Sao Paulo, casi de forma accidental, acabó en un curso sobre fronteras entre la literatura y la historia.

   "En mi primera obra intentaba contar la historia a través de la ficción y dar esa ilusión de verdad histórica. La historia, con su versiones, se convierte en territorio de la invención", explica el escritor. Su tesis comparaba a Shakespeare con el gran poeta renacentista brasileño, Luís de Camôes. Los dos teatros aunados bajo la ficción. "Publiqué el libro ('El león rampante') y gané el Jabuti", recuerda.

   Pero no solo escribe lo suyo, Lacerda escribe a otros. Los traduce. Tener un libro en sus manos le estimula, y lo ha demostrado con autores complejos como William Faulkner o clásicos como Alejandro Dumas o Robert Louis Stevenson.

   En su literatura su principal rasgo es la ausencia de una marca de estilo. "De un libro a otro cambio completamente todo: puntuación, respiración, narrador. No seré nunca acusado de repetir una forma", afirma con cierto orgullo que a continuación interrumpe para reconocer un fallo: "Esto puede ser extraño para el público".

   Su obra sería un reflejo de su cultura, sin abandonar su carácter universal, y lo retrata en la frase de otro: "Habla de tu aldea y hablarás del mundo", porque captar el alma de un pueblo es captar el alma humana. "Nuestros problemas son los mismos", dice.

   Escribir es necesario porque "sin ello la vida es una repetición vacía y mecánica". La escritura "permite el conocimiento del alma humana, un territorio misterioso". El objetivo entonces es reflejarse, a él y a su época, conformado en una serie de libros anexados.

   El autor no vive solo de la escritura, la edición le sustenta. La primera aísla y él necesita de contacto con el exterior. "Para vivir de esto tienes que ir a conferencias y muchos eventos, ser un 'showman' y eso interfiere en el trabajo", comenta.

   Como editor, su vida de escritor cobra otro ritmo. Cree que se supedita la escritura al éxito y no debe hacerse, dice en referencia a los que sí viven del negocio. Sin embargo, reconoce que se debe escribir sin negar el aspecto comercial y que no se puede ser absolutamente inaccesible.

   Hablando de tópicos, le gusta el fútbol, fútbol en la literatura. Para Lacerda no se ha escrito una novela que refleje de forma fidedigna "la confrontación de biografías de cada jugador cuando se celebra una final".

   Respecto a los autores que apreciaban el deporte, Lacerda nombra a Alberto Camus, Vladimir Nabokov o Umberto Eco, y a Jorge Luís Borges, que lo despreciaba. "Una persona que no le ve emoción es porque no se ha informado de la biografía de los jugadores" prescribe a Borges, que no debía conocerles.

   El premio Jabuti confiesa que si no pudiera contar historias, únicamente las editaría. O se dedicaría a otro arte, a la pintura. Sería caricaturista, por ejemplo.

   Sus Referencias

  De los clásicos, Rodrigo ha leído a muchos y se refleja en dos fundamentales. El portugués, gran realista del XIX, José Maria Eça de Queirós, es su referencia por su vocabulario rico y conciso, además de su humor cautivador respecto a los problemas de sus personajes.

   Otra figura de referencia es William Shakespeare. Aunque le parece que pueda sonar pretencioso, es la base para la construcción de los personajes, es universal. Esencial y didáctico para un escritor.

   Tampoco Lacerda olvida a William Faulkner. La tensión como marco y la psique de sus personajes por encima de los acontecimientos. O Raymond Carver y su tragedia particular. Se sabe su vida entera y le interesa su naturaleza melancólica.

   Entre los escritores de ahora, para el brasileño es de destacar João Ubaldo Ribeiro, a quien 'Viva el pueblo brasileño' le hacía ya fantasear a los 15 años con convertirse en escritor. Ribeiro atraviesa en su obra 500 años de la historia brasileña y para ello deja ver los diferentes lenguajes que se utilizaban.

   Además, Lacerda destaca a Enrique Vila Matas, autor al que fue el primero en Brasil en editar, y afirma que en sus libros se ve lo que debe ser un escritor hoy en día. También habla sobre otros autores como David Foster Wallace y su excesivo y opulento estilo. Le resulta una lectura demasiado densa, a pesar de la genialidad del autor.