Actualizado 07/09/2014 18:30

La tierra natal de Marina Silva, dividida ante su ascenso

Presidential candidate Silva of Brazilian Socialist Party (PSB) smiles at the Fa
Foto: NACHO DOCE / REUTERS

RÍO DE JANEIRO, 7 Sep. (Notimérica/EP) -

   La candidata del Partido Socialista Brasileño (PSB), Marina Silva, es la favorita en todas las encuestas y sus apoyos crecen en los principales Estados de Brasil, pero paradójicamente, no es profeta en su tierra: la mayoría de sus antiguos vecinos de la aldea de Breu Velho, en medio de la Amazonia, apuestan por el Partido de los Trabajadores (PT) de Dilma Rousseff.

   Silva nació y se crió en una zona rural a 70 kilómetros de Río Branco, la capital del Estado de Acre, fronterizo con Bolivia y Perú y dominado por la selva. La ahora candidata tuvo un origen muy humilde; trabajó como recolectora de caucho y empleada doméstica y no aprendió a leer y escribir hasta los 16 años. Con el paso de los años llegó a ser concejala en Río Branco con el PT, antes de dar el salto a la política nacional.

   Aunque siempre ha tenido su origen muy presente, Silva no despierta pasiones en su tierra natal, donde gobierna el PT desde hace 15 años. Cuando hace cuatro años se presentó a las elecciones con el Partido Verde (PV) quedó en tercer lugar, detrás del candidato del Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB), José Serra, que lideró con el 52 por ciento de los votos, y Rousseff, que se llevó el 23 por ciento.

   Desde entonces el apoyo de Acre al Gobierno de Rousseff ha crecido en parte gracias a programas sociales impulsados por el PT a nivel nacional, como el de viviendas populares 'Minha Casa, Minha Vida' ('Mi Casa, Mi Vida'). Además, en la aldea donde creció Silva la energía eléctrica llegó a algunas casas muy recientemente, en 2008, gracias a otro programa del Gobierno del PT.

   Curiosamente, otro de los motivos que hacen que Silva no acabe de despegar en Acre es su perfil de líder ecologista y sus ideas sobre cómo debe protegerse la Amazonia. Hace unas semanas, el Sindicato de Trabajadores Rurales de Xapuri, en Acre, publicó un comunicado en el que decía estar "en contra" de la política que defendió cuando fue Ministra de Medio Ambiente. Y es que además de chocar con los intereses económicos del sector agropecuario, muchos consideran que sus ideas conservacionistas ponen palos en las ruedas del desarrollo económico local.

   Simbólicamente, una de las mejores credenciales de Silva es haber sido amiga personal y compañera de lucha de Chico Mendes, recolector de caucho y activista asesinado por luchar contra la deforestación de la Amazonia. Sin embargo, su entorno, lejos de manifestarle su apoyo, hace campaña por el PT. Su hija, Angela Mendes, dijo hace poco que la candidata ecologista es "un punto de interrogación", según recogió la prensa local.

   "Para mí, hasta ahora todo lo que ha dicho son incógnitas. Tiene un plan muy utópico, pero no ha demostrado que hará para llegar hasta ahí", dijo, recordando además que si no fue capaz de aguantar las presiones del poder cuando fue ministra aún menos resistirá presiones todavía más fuertes si es elegida presidenta.

   El discurso ambientalista de Silva, que constantemente habla de "desarrollo sostenible" casa mejor con los jóvenes y la clase media urbana que con los habitantes de Acre, menos escolarizados y sin esa conciencia ambiental típicamente urbanita, apuntan los analistas.

   La irrupción de Silva en la campaña electoral tras la muerte de Eduardo Campos le ha dado mucha más notoriedad y ha propiciado la aparición de historias que ilustran a la perfección su camino vital hasta la carrera electoral. Terezinha Lopes es una señora de 82 años para la que Silva trabajó limpiando su casa en los años 70, cuando era adolescente. Ahora, Lopes hace campaña activa por la líder socialista, porque en su opinión, la "humildad y la honestidad" que tenía por entonces siguen intactas, según declaró al diario 'O Globo'.

   De momento y al margen de lo que piensen en su tierra natal, la candidata del PSB sigue sumando apoyos en las grandes ciudades. En el Estado de São Paulo es la clara favorita con un 39 por ciento de intención de voto -frente al 23% de Rousseff--, y en Río de Janeiro también se impone, con un 38% frente al 32 por ciento de la actual presidenta, según datos de esta semana del Instituto Brasileño de Opinión Pública y Estadística (Ibope).

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