Actualizado 06/07/2015 23:40

Traficantes de Río cobran a los candidatos para dejarles hacer campaña en las favelas

Habitantes de una favela en Río de Janeiro,  Brasil.
REUTERS

RÍO DE JANEIRO, 13 Ago. (Notimérica/EP) -

Traficantes y grupos de milicianos que todavía controlan el día a día de varias favelas de Río de Janeiro exigen dinero a los candidatos electorales para permitirles entrar a hacer campaña en las comunidades, y en algunas ocasiones hasta tienen listas negras de candidatos cuyos nombres no pueden aparecer en las calles.

La exclusividad para entrar en una favela con propaganda electoral y colocar carteles puede costar de 80.000 a 100.000 reales (44.000 dólares). Si el candidato quiere además el apoyo de un líder de la comunidad que trabaje a favor de su candidatura el acuerdo puede llegar a los 300.000 reales (132.000 dólares) según informaciones del diario 'O Globo'.

El problema del chantaje de los traficantes ocurre incluso en favelas con amplia presencia policial, como el Complexo da Maré, que está ocupado por el Ejército, y el Complexo do Alemão, que cuenta con una Unidad de Policía Pacificadora (UPP).

En estas dos macrofavelas, en las que los candidatos se juegan cientos de miles de votos, está vetado el partido que actualmente gobierna el Estado y el Ayuntamiento de Río de Janeiro, el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB).

Aunque en algunas zonas sí se permiten los carteles con el logo del partido, está prohibida la propaganda con los nombres del actual gobernador, Luiz Fernando Pezão, y de Marco Antônio Cabral, hijo del ex gobernador Sérgio Cabral y candidato a diputado federal.

Desde 2008, el Estado de Río de Janeiro ha llevado a cabo una activa política de implantación de UPPs para alejar a los narcotraficantes del control de las favelas. Aunque esta política ha tenido un éxito relativo en la zona sur de la ciudad, la zona norte aún está bastante controlada por el narcotráfico.

En muchos casos los traficantes que han huido por la presión policial se han instalado en favelas en las que hasta ahora no había dificultades, como en la vecina ciudad de Niteroi. En esta ciudad, en Vila Ipiranga el tráfico decidió cobrar 10.000 reales (4.400 dólares) a un candidato que quería instalar placas de publicidad en sus calles. En la favela de Cesarão otro candidato fue avisado de que no apareciera por la zona porque los narcotraficantes ya habían llegado a un acuerdo con otro candidato.

Sobre la actitud de los políticos ante este tipo de chantaje hay posicionamientos diversos. Predomina el silencio y son pocos los que admiten la existencia de este problema públicamente. El candidato estadual Carlos Minc, del Partido de los Trabajadores (PT) asegura que recibió un "recado" del tráfico para alejarse de la favela de Rocinha, y lamenta que a pesar del avance de las UPPs siga habiendo "corrales electorales".

El candidato del Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB) Luiz Paulo Corrêa da Rocha, prefiere ni intentarlo: "Me niego a tener que pedir permiso a nadie para entrar en una favela", ha dicho, según recoge 'O Globo'.

Este tipo de negociaciones existen también en la Baixada Fluminense, en barrios como Shangrilá, Gogó da Ema, São Leopoldo y Wona, en Belford Roxo; y en la carretera de Madureira y Comendador Soares, en Nova Iguaçú. En Río capital el problema persiste en Vila Kennedy, Catiri, Metral y Costa Barros y en algunos puntos poco accesibles de Madureira y la favela de Mangueira.