NUEVA YORK, 21 Jun. (EUROPA PRESS) -
El protagonista de la exitosa serie Los Soprano, James Gandolfini, habría ingerido al menos ocho bebidas alcohólicas poco antes de que sufriera un ataque al corazón que acabó con su vida.
Así lo relata The New York Post, en una información exclusiva en la que, citando fuentes del hotel de Roma en el que se hospedaba el actor, y otros testimonios, explica que Galdolfini bebió cuatro tragos de ron, dos piñas coladas, y dos cervezas en una cena con su hijo, en la que además ingirió alimentos que podrían ser dañinos para su salud, como langostinos fritos untados con mayonesa y salsa de chile, así como abundante foie gras.
"Bebió como un marinero irlandés de permiso de fin de semana", dijo un testigo al rotativo estadounidense, que asegura que fotos tomadas del actor en Roma, en días previos a su muerte, muestran a Gandolfini "demacrado", y habitualmente con una copa en la mano, según la información del Post, recogida por notimerica.com, el portal de noticias de América que edita Europa Press.
Según The Post, Galdonfini, quien habría tenido problemas con la adicción al alcohol, por lo que asistió tiempo atrás a Alcohólicos Anónimos, el día de su muerte se sentó a cenar sobre las siete de la tarde con su hijo Michael en el restaurante al aire libre del hotel Boscolo Exedra Roma.
Gandolfini, de 51 años, ordenó primero una piña colada con dos tiros adicionales de ron, siguiendo con una ronda de la misma bebida, para tomar después dos cervezas, dijo la fuente consultada por el rotativo. Para cenar eligió langostinos fritos con mayonesa y salsa de chile, además de foie gras.
EL HIJO LE ENCONTRÓ EN LA HABITACIÓN
Siempre según la información que facilita The New York Post, unas tres horas más tarde, Michael descubrió a su padre en paro cardiaco en su habitación del cuarto piso del hotel en el que se hospedaba.
Seis hombres llevaron al actor, envuelto en una manta, fuera de la habitación, dijo una fuente del hotel.
Los paramédicos trabajaron frenéticamente sobre él en el viaje de traslado al hospital Umberto I, donde los médicos pasaron 40 minutos tratando de salvarle la vida antes de fallecer.
La noche anterior al óbito, Gandolfini cenó al aire libre con su hijo en Sabatini, en el barrio de Trastevere de Roma, donde tomó un Campari con soda y un vino tinto. "Lo recuerdo porque era una persona muy agradable", dijo el camarero, Andrei Burca. "Tenía una gran sonrisa, una carcajada y se veía feliz", señaló.