MADRID, 30 Ene. (EUROPA PRESS) -
Un equipo de investigadores de la Universidad de Oxford ha batido el récord del anillo aromático molecular más grande jamás sintetizado, con un anillo que tiene 162 electrones pi.
En química, un anillo aromático no se refiere a la forma en que huele una molécula; en cambio, es una molécula con características y propiedades especiales de estabilidad debido a su circuito cerrado de electrones. Se forman en formas que recuerdan a los neumáticos de bicicleta.
En 1931, el físico Erich Hückel ideó una teoría de los orbitales moleculares y parte de eso fue descubrir que los anillos con enlaces dobles y simples alternos que tenían electrones 4n + 2 pi probablemente eran aromáticos.
Desde la época de Hückel, se han creado una gran cantidad de anillos aromáticos de varios tamaños, pero su trabajo no definió un límite de tamaño para tales moléculas. Debido a eso, los químicos han estado creando anillos cada vez más grandes.
Hace varios años, un grupo en Oxford creó el más grande de todos los tiempos: tenía 78 p electrones. En este nuevo esfuerzo, los investigadores han más que duplicado ese tamaño al crear un anillo con 162 electrones pi.
Para hacer el anillo, los investigadores primero crearon una serie de anillos más pequeños hechos en parte con porfirinas de zinc. El equipo, que publica su logro en Nature Chemistry, usó alquinos y moléculas de plantilla para forzarlos a un patrón de anillo. Luego comenzaron a eliminar electrones hasta que obtuvieron el número especificado por la fórmula de Hückel.
El resultado fue un anillo externo compuesto por 12 anillos de porfirina más pequeños conectados con alquinos. En el centro del anillo había un cubo de benceno de doble apilamiento con 12 radios que lo conectaban al anillo exterior. Continuando con su trabajo, los investigadores crearon ocho formas en múltiples estados de oxidación.
Pero aún no se sabe si el nuevo anillo es el tamaño límite para las moléculas aromáticas, o si se pueden crear anillos aún más grandes. El equipo planea continuar su trabajo para averiguarlo. Mientras tanto, otros ya están utilizando los resultados para ver si tales moléculas de anillo grandes tienen aplicaciones de computación cuántica.