Actualizado 06/05/2014 19:56

Las inundaciones dificultan las labores de rescate en la mina de San Antonio

Continúan las labores de rescate en la mina de San Antonio
REUTERS

BOGOTÁ, 6 May. (Colprensa/EP) -

Las filtraciones de agua del río Quinamaró y la consecuente inestabilidad del terreno dificultan el rescate de las víctimas del derrumbe ocurrido el pasado miércoles en una mina de oro ilegal del corregimiento de San Antonio, en Santander de Quilichao, situado en el oeste de Colombia. Hasta el momento suman un total de 12 fallecidos, 4 desaparecidos y 3 personas heridas según las autoridades.

Las inundaciones del lugar y la búsqueda infructuosa de víctimas no son los únicos problemas a que se enfrentan los servicios de rescate tras varios días de búsqueda manual y con maquinaria pesada, ya que según los últimos rumores, podría haber más víctimas que las reclamadas hasta el momento.

En respuesta a dichos rumores, Daniel Ortiz, del grupo de operaciones de la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo, aseguró que "la orden presidencial es sacar a todas las personas que tenemos reportadas como desaparecidas. No vamos a abandonar la búsqueda de los cuatro cuerpos que faltan".

Los barequeros de la zona han indicado que algunas de las víctimas podrían encontrarse en las zonas laterales de la mina, por lo que será el lugar en que los coordinadores de la búsqueda continúen la exploración en los próximos días.

El gobernador de Cauca, Temístocles Ortega, ha exigido al Gobierno que se clarifique la legislación sobre minas, debido a los infructuosos intentos de cierre a que se enfrenta ya el gobierno local.

El de las minas ilegales es un problema al que el gobierno local se intenta enfrentar desde el pasado 11 de diciembre. Sin embargo, dos meses después, en el mismo lugar en que se ha producido el derrumbe, decenas de mineros ilegales impidieron que las fuerzas de seguridad clausuraran el yacimiento.

HOMENAJE A LAS VÍCTIMAS

Este lunes tuvo lugar la despedida de Miller Carabalí, una de las doce víctimas que ha dejado el derrumbe. Sus familiares y amigos, arropados por el pueblo entero, despidieron los restos del minero, de 39 años de edad, en el cementerio de la localidad.

En gesto de solidaridad con el fallecido y con los familiares de la víctima, la población se paralizó. "La última vez que murió un Carabalí en este pueblo fue el año pasado y por un infarto. Aquí la familia se muere de enferma. Esta tragedia que nos ha tocado es muy dura, difícil de sobrellevar", declaró José Rufino Carabalí, familiar de la víctima.

Pero las malas noticias no habían cesado. Después de la despedida de Miller, se confirmó la muerte de su esposa, Jelis Balanta Carabalí, dejando la pareja dos hijos huérfanos de 12 y 16 años. Se identificaron también los cuerpos de Joiner Carabalí, hermano de Miller, de 36 años, y el de su otra pariente, Edilsa Carabalí, de 42 años. Ella murió junto a su esposo Lidier Arley Díaz, de 43 años.

Los funerales de todos ellos han tenido lugar este martes, cuando el tío de dos de las víctimas ha asegurado sentir "tranquilidad al saber que ya no están bajo la tierra", ya que han podido despedirlos. Sin embargo, pide a las autoridades que no dejen de buscar a los desaparecidos, pues "esta es una tragedia muy brava y las familias merecen recuperar a sus muertos".