Actualizado 26/05/2014 16:49

El colombiano Jorge Franco viste de fantasía lo crudo de su infancia

El Escritor Colombiano Jorge Franco
Foto: EUROPA PRESS/SEIX BARRAL

MADRID, 26 May. (EUROPA PRESS) -

   El pasado mes de marzo, la editorial Alfaguara desveló el nombre del autor ganador de su premio de novela: Jorge Franco, por 'El mundo de afuera'. Ahora, la editorial publica este relato, una historia real que el autor colombiano pasa por el tamiz de la fantasía y convierte una historia que vivió de niño en su Medellín natal, según ha explicado este lunes durante una entrevista concedida a Europa Press.

   La novela narra el secuestro real de don Diego, un hombre rico que vivía junto a su hija Isolda en un castillo, donde la mantenía apartada y donde vivían en un ambiente que pertenecía a "otro mundo", con pajes y limusinas. Esta peculiar y exótica manera de vivir despertó en el escritor y sus amigos varias leyendas cuando eran pequeños y los detalles que todos imaginaron tras esos muros permanecieron en la memoria del escritor a lo largo de su vida.

   Precisamente, todo el halo de misterio que rodeó a esta familia, la manera en que vivían y la sobreprotección a la que tuvo que enfrentarse Isolda durante su vida, le hizo pensar que incluso ella también habría imaginado un mundo de fantasía para poder "sobrevivir a esa realidad". Por ello, el autor sintió la necesidad de llevar todas aquellas elucubraciones al papel.

   En esta experiencia, Franco es tan solo un espectador que regresa a través de este libro a un momento de su existencia: la niñez. Según confiesa, no tiene muy buena memoria y no recuerda "muchos episodios de su vida", por lo que esta historia ha sido una manera de acercarse a aquel momento y rescatar viejas sensaciones, un viaje que ha llevado a cabo movido también por el hecho de haber sido padre hace ocho años.

   Según cuenta, este suceso y las sensaciones que tenía de niño respecto a esta casa y su vida interior viajaron con él a lo largo de su existencia desde que era pequeño, a pesar de no haber pensado nunca en ser escritor, y ha brotado en un momento concreto, más allá de la propia voluntad del autor. "Lo que llama la atención es que una historia pide su espacio para contarse antes que otras. Yo trato de llevarlas siempre en la cabeza para imaginar un tono y unos personajes antes de llegar al ordenador", explica.

   El resultado de 'El mundo de afuera' le causó un "placer enorme" ya que, aunque no pudo recuperar "recuerdos precisos", si llegaron a su cabeza "sentimientos", muchos en forma de conversaciones y otros como "música", pero todos reunieron las piezas de un puzle que de otra manera Franco está convencido que habría sido imposible reunir.

DEL "REALISMO CRUDO" A LA FANTASÍA

   Para Franco, 'El mundo de afuera' funciona también como una investigación, ya que habitualmente se ha movido en el "realismo crudo", en el que ha matizado la violencia con historias de amor. Aquí, además, ha introducido el elemento fantástico para relatar un suceso "fuerte", según cuenta, ya que por aquel entonces "Medellín era un lugar tranquilo" y con ese crimen se rompió la "burbuja" en la que vivían. "Nos sentimos vulnerables, fue el avance de lo que vino años después", explica.

   A diferencia de sus novelas anteriores, aquí el autor recurre a una voz masculina para narrar la historia, un propósito que se marcó desde el principio porque en sus anteriores relatos el hombre había quedado en un plano secundario. A pesar de tener clara esta idea, confiesa que le costó porque "las mujeres fuertes querían apropiarse del relato".

   Tal es esa fuerza, que, según explica Franco, sus personajes siempre son más importantes que la propia acción. Esto se debe a que está convencido de que "son más verosímiles que cualquier otra historia" e incluso afirma que "parece que respiran".

   Aunque le gusta aproximarse a la realidad de su país en sus novelas, el escritor cuenta que necesita "tomar distancia en lo temporal y en lo espacial" para comprender lo que sucede. "La realidad de Colombia es tan abrumadora, contundente y absurda que necesitas tiempo para digerirla", apunta. En esta novela, Franco retrocedió alrededor de 40 años, pero incluso en las más recientes en el tiempo no sobrepasa los diez años, ya que, según recalca, "el presente es conduso en Colombia", concluye.