Actualizado 20/02/2014 17:51

La UE a la espera de una respuesta de Cuba para iniciar las negociaciones

BRUSELAS, 20 Feb. (EUROPA PRESS) -

   La Unión Europea está "a la espera" de recibir una "respuesta formal" del régimen cubano para iniciar los contactos con los que negociar un acuerdo de asociación que permita normalizar las relaciones bilaterales, después de que los Veintiocho acordaran este mes las condiciones del bloque europeo para las conversaciones, han informado fuentes europeas.

   La Alta Representante de Política Exterior de la UE, Catherine Ashton, escribió al ministro de Relaciones Exteriores cubano, Bruno Rodríguez, para informarle de la disposición europea y de que contaba con un mandato negociador que los 28 adoptaron el pasado 10 de febrero, en su última reunión de ministros de Exteriores en Bruselas.

   El Servicio de Acción Exterior que dirige Catherine Ashton, sin embargo, no ha recibido por el momento una respuesta oficial, aunque no espera "sorpresas", habida cuenta de que la UE mantuvo contactos informales con La Habana durante sus negociaciones internas para definir el mandato.

   "Ambos sabemos muy bien lo que podemos esperar de este acuerdo. Eso no lo hace fácil, pero no hay sorpresas", explica un alto funcionario europeo, quien señala que, a pesar de que no haya una fecha para el inicio de los contactos, la UE espera que ello ocurra "muy pronto".

   Además de aceptar formalmente las conversaciones y de fijar un calendario para ellas, las partes deben designar también a sus equipos negociadores, algo que tampoco ha ocurrido aún, según las fuentes.

ACUERDO CONDICIONADO A AVANCES EN DDHH

   El acuerdo de cooperación y diálogo político que la Unión Europea quiere negociar con el régimen castrista quiere ser una señal de normalización en las relaciones con la isla, pero también un instrumento con el que empujar las reformas en Cuba, incluidos avances concretos en lo que se refiere al respeto de los Derechos Humanos.

   Las negociaciones podrían durar entre uno y dos años, según cálculos europeos, aunque también será determinante el ritmo e intensidad de las reformas que se esperan de La Habana y de que asuma un "mayor compromiso gradual" con las libertades fundamentales y el respeto de los Derechos Humanos.

   Los Estados miembros vigilarán el curso de las negociaciones y los progresos en la isla, por lo que podrían frenar las conversaciones si dudan de los avances democráticos o se aumenta la presión sobre la oposición, por ejemplo.

   El futuro acuerdo supone un giro relevante en las relaciones bilaterales porque está llamado a reemplazar la Posición Común que la UE adoptó en 1996 --a instancias del Gobierno español de José María Aznar--, pero no supondrá en la práctica un cambio sustancial en la política europea hacia la isla.

   Cuba rechaza de plano la Posición Común, que condiciona las relaciones bilaterales a progresos democráticos en la isla, porque fue una medida unilateral de la UE, pero el bloque europeo puso como condición para las negociaciones que sólo se eliminará si se logra concluir este acuerdo y tras una decisión unánime de los Veintiocho.