Actualizado 20/06/2015 12:18

Carlos Monsiváis: el hombre con el que entender al México contemporáneo

Carlos Monsiváis
Foto: WIKIPEDIA

MÉXICO DF, 19 Jun. (Notimérica) -

   Hoy se cumplen cinco años del fallecimiento de Carlos Monsiváis, una figura obligada en la vida cultural del México contemporáneo a través de cuyas obras --que incluyen la crónica, el ensayo y la crítica-- permite conocer a la sociedad popular nacional y, concretamente, la desarrollada en la segunda mitad del siglo XX.

   Para homenajear el aniversario luctuoso de Monsiváis, más conocido como Monsi, la mejor formar de aproximarse hacia quien fuera uno de los intelectuales más importantes del país y quien redescubriese los aspectos fundamentales de la sociedad, política y cultura mexicanas, con la ironía y crítica inteligentes, es mediante la reproducción de sus propias expresiones y las propias de sus compañeros de letras.

   "Los conocimientos de Carlos son amplísimos y sus territorios abarcan, como los del Rey Sol, toda América, Europa y Oriente. De todo sabía y de todo hablaba bien, siempre con una actitud crítica, independiente y libre hacia la política. Fue un hombre que le hizo mucho bien al país y decidió observar México con acuciosidad y valentía, sus palabras reprodujeron la imagen de un país cada vez más complicado, más injusto, violento, real...", le reconoce el poeta Hugo Gutiérrez Vega en el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes de México (Conaculta).

   Carlos Monsiváis escribió de todo y más, y siempre con tintes irónicos. En su catálogo de obras, el libro 'Imágenes de la tradición viva' recoge notoriamente las crónicas de fútbol y lucha libre, tanto como las críticas de cine, música, arte, caricaturas, ciudades, Vírgenes y los fenómenos sociales hacia los cuales empleó una mirada analítica y perspicaz.

   Del centro histórico capitalino, el Zócalo, decía que ni los mexicanos ni los visitantes prescindiesen de él. "Si para la inmensa mayoría de los mexicanos la vida laboral y cotidiana transcurre lejos del Zócalo, no así la vida simbólica, ya que por su condición accesible y sus usos múltiples no discrimina, es democrático y de todos los espacios nacionales es el más resistente a la privatización".

   Sobre la música, Monsiváis apreció que el estilo tropical había logrado instaurar una tradición estática y sólida con la que un amplio sector de la población transparentaba sus aspiraciones y frustraciones, "la cumbia o el vallenato, más que gustos, son atmósferas urbanas y autobiográficas".

   Durante su etapa de "monero" o caricaturista disfrutó de la pincelada de la figura política, sin movilizar a las masas o derribar instituciones, apostó por estimular un uso flexible y divertido de la crítica y con ella la mejor declaración de la libertad de expresión.

   Sí observó la simbología, cultura y lazos de unión entre mexicanos aparentemente antagónicos, de cuyo análisis resultó la "Virgen de Guadalupe, la imagen más repetida en la historia de México, siempre presente ante la necesidad o desorientación, y protectora frente a los vacíos de gobierno y otras instancias".

   No le gustó la obra artística de la exmujer del muralista Diego Rivera, Frida Kahlo, a su juicio: "en una sociedad machista, donde lo pictórico era asunto exclusivo de los hombres, Frida se desentendió de las nociones reverenciadas de la discreción, buen gusto y en exorcismo portentoso se pintó enferma, engendradora y decapitadora de sí misma".

   Ni tampoco el escritor desarrolló la capacidad de la empatía hacia la pintora, enferma de poliomelitis y quien, tras 32 operaciones quirúrgicas, vivió todos sus días postrada en una cama: "Hereje procesada por las inquisiciones de la mente y el cuerpo, a ella todo lo está permitido porque la naturaleza ya se permitió todo con ella". Una personalidad compleja, que el mismo Monsiváis definiese en tercera persona como "alguien que alterna su misoginia con una encendida defensa del feminismo".

   Incluso su compañera de profesión, Elena Poniatowska, célebre escritora, periodista y mexicana revolucionaria, considera a Monsi como el hombre que "amó a su país, amó a sus gatos, amó a sus escritos, pero no amó a las mujeres".

   Se puede estar de acuerdo o no con las afirmaciones de Carlos Monsiváis, pero sus libros siguen proyectando luz sobre el México actual. Porque, como bien aclara para Hugo Gutiérrez Vega, "Murió hace cinco años y sin embargo todos sus juicios, sus puntos de vista, sus aproximaciones, sus afirmaciones, sus dudas, sus perplejidades... siguen siendo de alguna manera la luz de los nuevos críticos de la sociedad mexicana".