Actualizado 24/07/2016 09:36

El día que Machu Picchu fue 'descubierto' por segunda vez

Una llama se ha visto cerca del Machu Picchu, Perú.
ENRIQUE CASTRO-MENDIVIL / REU

   MADRID, 24 Jul. (Notimérica) -

   Se cumple más de un centenario del famoso 'redescubrimiento' de una de las 'Siete maravillas del mundo' que se anunciaron en el año 2007 en Lisboa (Portugal). Machu Picchu, la ciudad inca que ha sido recorrida por millones de expectantes visitantes que acceden a sus emplazamientos cada año, fue visitada hace 105 años por el explorador estadounidense Hiram Bingham III.

   Nacido en Honolulu (Hawái) el 19 de noviembre de 1875, el explorador ha sido una de las figuras más alabadas de la historia de la arqueología. De hecho, uno de los personajes míticao del cine como es Indiana Jones está basado, en gran parte, en la personalidad de este profesor de la Universidad de Yale.

   Para muchos, Bingham es el verdadero descubridor del extenso territorio aunque la historia ha acercado a este épico momento a un campesino anónimo que encontró la ciudad unos años antes.

   Del quechua sureño 'machu pikchu', que significa 'Montaña Vieja', la antigua ciudad inca fue construida antes del siglo XV en la colina que une la famosa montaña con Huayna Picchu, un promontorio de tamaño menor que recibe el significado de 'Montaña Joven'.

   Gran parte de los historiadores atribuyen su construcción al inca Pachacútec, el noveno gobernante del estado Inca que se encargó del gran imperio del Tahuantinsuyo, que gobernó entre las fechas de 1483 y 1471. La ciudad de Machu Picchu fue construida a 80 kilómetros de la capital de dicho imperio: Cusco.

   Se considera que fue el refugio de la aristocracia incaica que tenía especial interés por el desarrollo de la religión y la espiritualidad, por lo podría haber sido una hacienda real destinada al culto de los dioses. Sin embargo, si algo llama la atención de la antigua ciudad, es su método de construcción.

Tiene una única entrada, lo cual reducía al mínimo que la ciudad quedara al descubierto en caso de un ataque bélico. Además, su aislamiento queda patente por estar completamente rodeada de acantilados que separan la montaña de posibles intrusos que de entrar en ella tendrían que cruza la selva a través de cientos de escalones de altitud considerable.

   A pesar de que el descubrimiento de este tesoro de la naturaleza esté asociado a la figura de Hiram Bingham, el territorio fue conocido mucho tiempo antes por personajes que no mostraron tanto interés como el explorador estadounidense en estas tierras incas.

   Por ello, si bien es cierto que Bingham no es el 'padre' de esta trama, sí fue el primero que se interesó en su estudio y se dedicó a entender el por qué de su existencia. Así, el 24 de julio de 1911 el famoso historiador estadounidense llegó a la montaña por casualidad cuando buscaba la ciudad perdida de Vitcos.

   Pronto, comenzaron las investigaciones y las excavaciones de las que tomó piezas arqueológicas que llevó a la Universidad de Yale. Sin embargo, se topó con una ciudad aparentemente abandonada que unos años antes ya había vislumbrado Agustín Lizárraga.

   Este campesino cusqueño había visitado Machu Picchu el 14 de julio de 1902 junto a tres hombres del lugar: el administrador de una de las haciendas de la zona, Enrique Palma, el mayoral de dicha hacienda, Gabino Sánchez, y su peón, Toribio Recharte.

   En este recorrido en busca de nuevas tierras para cultivar, Lizárraga incluyó la inscripción de su nombre en una de las piedras de la ciudadela. Con la llegada de Bingham parece que esta firma se borró para lograrse dicho descubrimiento, por lo que la primera visita de la hoy explotada ciudad perdió a su verdadero conquistador.

   Y lo perdió literalmente, puesto que un año más tarde de la llegada del estadounidense, Lizárraga murió ahogado en las cercanas aguas del río Vilcanota. Así, nunca se pudo identificar el hallazgo con su persona y pasó a estar anexado al nombre de Hiram Bingham.

   Para reivindicar la labor del campesino, el ingeniero cusqueño Américo Rivas Tapia presentó en julio de 2011 un libro titulado 'Agustín Lizárraga: el gran descubridor de Machu Picchu', que se valió de testimonios y manuscritos de familiares cercanos de los campesinos que visitaron la famosa ciudad para demostrar que Binham no fue el que la encontró por primera vez.

   De esta forma, la aparente 'ciudad perdida' nunca llegó a ser como su propio nombre lo indica, ya que otros personajes se refirieron ella mucho antes que su supuesto descubridor. Uno de ellos es el soldado español Baltasar de Ocampo, que dejó una carta en la que describía un "poblado en lo alto de la montaña de edificios duntuosísimos" que podrían referirse a Machu Picchu.