Actualizado 13/05/2014 16:01

La máquina de las sagas cinematográficas sustenta el negocio

El Hobbit: La desolación de Smaug
Foto: MARK POKORNY

NUEVA YORK, 13 May. (Notimérica/EP) -

   El cine, en su vertiente más comercial y en su interpretación como industria, ha elaborado sus películas con la mecanicidad propia de una cadena de montaje.

   Con esta premisa, la necesidad de exprimir una idea exitosa ha superpuesto el éxito de ésta a la idea misma. Es decir, una vez la idea es reconocida meritoria, se ha tratado de repetir con aparentes variaciones para recaudar en enteros su éxito a través de la taquilla. Entonces, cuando fabrican una película, ya preveen sus segundas y terceras partes. El negocio de las sagas, que vino para quedarse.

   Dentro de las sagas nos encontramos con una diferenciación que es importante marcar. En primer lugar, tendríamos aquellas películas que parten de una temática base. Sagas como la de James Bond no cuentan con una línea de continuidad o, en otras similares, ésta carece de importancia.

   Se cambian los actores, las historias admiten variaciones respecto a los personajes y cada una difiere de la anterior. Puede decirse que están basadas en un arquetipo. El Bond de Connery sería difícil de relacionar con el de Craig, pero ninguno deja de ser James Bond.

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   En segundo lugar, estarían las historias que tienen una línea clara en el desarrollo de la historia, que se encuentra dividida en varias partes respetando las partes del relato del planteamiento al desenlace. Lo que ahora ocurre es que el final no se atisba fácilmente.

   Porque los tipos que mantienen el negocio en Hollywood serían capaces de lanzarse a los montes del destino a repescar el anillo si con eso les da para tres éxitos más. Casualidades de la vida, tenían uno de repuesto para hacer la precuela de 'El Hobbit', más bien la trilogía precuela.

   El negocio de las sagas no se veía con tanta claridad en el inicio de los tiempos del cine. El western es un buen ejemplo, donde estaban Eastwood o Wayne de referentes con sus historias de buenos, feos, dólares, diligencias, whisky y caballos; y tenía un público amplio, que entendía más el género que las posibles diferentes sagas.

LOS PRECURSORES

   Sin embargo, la necesidad de reinvención que llegó a Hollywood a mediados de los 60 dio lugar a una nueva generación de directores que cambiaron las cosas.

   La quinta de directores que el escritor Peter Biskind ha dado el nombre de 'Moteros tranquilos, toros salvajes' abrió las puertas del envejecido cine clásico a uno nuevo influido por el cine europeo y cuya 'libertad' terminaría por transformarlo en el 'mainstream' que llega hasta nuestros días, nacido de las manos de Spielberg y Lucas. Aquí surgieron las sagas que indicarían el camino a los productores: 'Tiburón' (1975) y 'La guerra de las galaxias' (1977).

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   No hay que obviar en todo esto la saga por antonomasia del cine, previa a estas dos. La novela de Mario Puzzo llevada a la gran pantalla por Coppola en 1972, 'El padrino', es sin duda la mejor de las sagas filmadas.

   Público y crítica se reencuentran ante esta magnífica obra de tres partes. En el 74 se hizo la segunda, que para muchos superó a la primera. Pero la máquina del dinero seguía en marcha y Hollywood nuevo tomó la idea de continuar una tercera que a nadie contentó, si se comprara con las dos anteriores.

   En la actualidad las sagas de cine dan de comer a buena parte de la industria. Nunca se pensó que Star Wars daría para hacer tres películas cuando Lucas se encerró en su garaje para idear la mayor fantasía que el cine había visto, y con ello creó uno de los capítulos más impactantes de la historia americana.

   De hecho más de uno atiende a la película como una auténtica parte de la historia de la nación. Ahora no ven el momento de añadir tres películas más a las seis entregas ya hechas.

LIDIANDO CON LOS MISMOS RETOS

   Pero el negocio no acaba ahí. Stallone escogió meterse en la piel de un muchacho boxeador en los años 80 y llevamos viéndole pelear hasta los 62 años en 'Rocky Balboa' 2008. Tom Cruise sigue lidiando con sus imposibles misiones, que continúan por la sexta parte para el año que viene. Y Bruce Willis, que sueña ya con terroristas cada vez que sale de casa, lleva cinco entregas de 'La jungla de cristal'.

   Así podríamos seguir con un elevado número de secuelas, muchas que aún se esperan como la franquicia de los 'X-men', 'Cómo entregar a tu dragón 2' en la animación, o una nueva parte de 'Transformers' que están en camino.

   El público actual no solo no pone pegas a reconocerse en sus ya reiterados héroes, sino que además, y las cifras lo avalan, lo celebran. La historia viva del cine ha persuadido a tantos de su épica que el espectador actual está completamente dispuesto a dejarse arrastrar a las salas para volver a sentir lo que ya sintió en su día. A emocionarse con las balas, y a adentrarse de nuevo en esos mundos ya conocidos.

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   De hecho, un fenómeno interesante del cine actual es la reelaboración de películas originales, con exactitud. Los fans de las películas de terror han podido disfrutar de la casi idéntica versión de 'Psicosis' que Gus Van Sant hizo en 1998 de la obra de Hitchcock.

   Y este tipo de extravagancias se ha repetido en 2013 con 'Carrie'. La película de Brian de Palma de 1976 basada en la novela de Stephen King, fue rehecha o reactualizada si se quiere ver así, por Kimberly Peirce.

   Este fenómeno podría ir a mayores, podría dar lugar a una nueva serie de películas que conformarían sagas en las que fuese el objeto fílmico lo que se refunda, enfocado por diferentes directores. Y si no, que se lo digan al autor de culto Michael Haneke, quien volvió a filmar su propia película de 1997 'Funny Games', adaptándola en 2007 como una versión americana. Al fin y al cabo, si se puede estirar el negocio, por qué no hacer copias del mismo molde.