Actualizado 24/05/2016 13:43

Pablo Arribas: "La opinión de los demás acaba donde empieza tu sueño"

Pablo arribas
LARA LUSSÓN

   MADRID, 24 May. (Notimérica) -

   El escritor Pablo Arribas es el autor del blog El Universo de lo Sencillo. Tras más de tres años de trabajo en los que se ha convertido en un referente entre las publicaciones sobre desarrollo personal, acaba de publicar el libro del mismo nombre con el que espera, a través de 50 breves capítulos, continuar transmitiendo a sus lectores su forma de entender la vida y su convencimiento de la obligación de perseguir las metas.

   'El Universo de lo Sencillo' (Penguin Random House) llegó hace unos días a las librerías españolas y está también disponible en versión digital, una apuesta con la que tanto el autor como la editorial pretenden acercar la obra a los miles de seguidores que Arribas tiene en Iberoamérica.

   ¿Qué supone la publicación de este libro?

   Más allá del cumplimiento de un objetivo personal, creo que ha supuesto para muchas personas un ejemplo en tiempo real de que con pasión y trabajo los sueños se pueden alcanzar. Normalmente, las historias de éxito (palabra que requiere algunos matices) son contadas una vez alguien ya ha 'triunfado'. Se trata de una buena estrategia motivadora: Si Fulanito ha triunfado haciendo a, b, y c, haz a, b, y c y triunfarás como Fulanito. El universo de lo sencillo, por su parte, no ha esperado a 'triunfar' para compartir algunas claves para el crecimiento personal. Tanto cuando los lectores eran pocos como cuando han sido millones el mensaje siempre ha sido el mismo: "pase lo que pase, ve siempre a por lo que amas". Este libro es el triunfo contado en directo de haber apostado por un sueño.

   ¿A qué se debe el auge de los blogs de desarrollo personal?

   En mi opinión, se debe al resultado de, por un lado, un entorno que favorece la libertad de empresa -hoy cada uno puede iniciar su propio proyecto- y la creciente conciencia de que para construir una vida plena y feliz es necesario desarrollarse desde dentro. Al crecer la demanda, como es natural en una cultura en que coexisten las libertades de expresión y mercado, crece la oferta, en este caso, materializada en blogs de desarrollo personal, libros, vídeos, cursos de formación y gestión emocional, coaching, etc.

   Usted defiende que para disfrutar de la vida hay que "atreverse a ser diferente", pero en esta sociedad parece necesario ser muy fuerte emocionalmente para poder ser uno mismo en determinados entornos o circunstancias. ¿Qué opina?

   Para disfrutar de la vida hay que atreverse a ser uno mismo. Para ello, tan importante como quererse y aceptarse es elegir bien los entornos. Pongamos un ejemplo. Si eres una oveja verde en un rebaño blanco, tienes dos opciones, tratar de fingir toda tu vida que eres una oveja blanca o aceptar tu color y salir en busca de otras ovejas verdes. Hoy ya no podemos hablar de una única sociedad homogénea, sino de varias 'microsociedades' conectadas por algunas creencias comunes. Las oportunidades para encontrar nuestro sitio son casi ilimitadas. No hay excusas: si te quieren, tienes el ambiente perfecto para ser tú mismo; si no te quieren, tienes el motivo perfecto para irte (así como los lugares donde ir a desarrollarte).

   ¿Qué le diría a quienes señalan que esta corriente defiende, de alguna manera, una utopía?

   Cuando alguien toma una brújula para dirigirse al norte no lo hace con intención de llegar al Polo (que es donde la brújula realmente señala), sino con la intención de avanzar en la dirección deseada. Esa es la función de las utopías, servir de norte, hacernos avanzar con sentido. Creo que nuestra cultura otorga un valor excesivo a lo tangible y materializado y se olvida con frecuencia de los procesos. Por eso, les diría que antes de decir si algo es imposible lo intentaran con todas sus fuerzas y que, en el caso de serlo, miren atrás y valoren lo ganado.

   ¿Qué hacer cuando es imposible encontrar el equilibrio entre los sueños y las obligaciones?

   Apelar a la paciencia y la perseverancia. Creo que, frente a los sueños, hay dos tipos de personas. Los que lo quieren todo "para-YA" y los que saben ir poco a poco. Los que renuncian porque tienen obligaciones y los que tras cumplir con sus obligaciones se ponen manos a la obra. Me gusta explicarlo así: Imagina que quieres vivir de la música pero todavía no eres lo suficientemente bueno como para generar dinero con ello y que, por tanto, debes trabajar en otra cosa como -pongamos- una pizzería. En este punto, lo importante es la decisión que tomes al concluir la jornada. Es decir, si al terminar el turno coges la guitarra y te pones a practicar tanto como puedes o si te conformas con el sueldo y la vida que no has elegido. Al final, lo que muchas veces distingue a quienes alcanzan sus metas de los que no es lo que hacen al salir de su pizzería.

   ¿Cómo se identifica a una persona que brilla?

   Con las personas brillantes ocurre como con las bombillas, para conocer su calidad no hay que mirar al foco de luz (la propia bombilla), sino el espacio que ilumina. Dicho de otra forma, la grandeza no está en ser el centro de los focos, sino en ser el foco que alumbra. Una persona brillante es aquella que enciende el mundo, que hace chispa. Es aquella capaz de, con sus acciones, mejorar su entorno. Es aquella que inspira, que se impone a sus miedos y, con su ejemplo y coraje, sabe abrir caminos de posibilidad para los demás. El compositor y director Benjamin Zander lo expresaba así: "El éxito se mide en el número de ojos que brillan a tu alrededor".

   ¿Qué piensa usted del dinero?

   Existe un paralelismo entre dinero y libertad: mientras que bien empleados pueden resultar recursos maravillosos, mal usados pueden suponer una ruina personal. Por definición, el dinero es un "medio de cambio". Es en la distorsión de este significado cuando surgen los problemas. Es decir, cuando en lugar de medio lo convertimos en fin o cuando el valor de lo que entregamos a cambio de dinero es superior al propio dinero. Este es el caso del tiempo, nuestro recurso más valioso. En lugar de trabajar ocho o diez horas al día para comprar cosas más caras, quizás sería mejor aprender a disfrutar de las pequeñas cosas y trabajar un poco menos. (O conciliar trabajo y pasión con más frecuencia). Es curioso cómo en nuestra sociedad se llama "ganarse la vida" a ganar dinero y por ganar dinero muchos se pierden la vida.

   ¿Cómo se conquistan los miedos? ¿Qué le diría a todas esas personas a las que les paraliza el miedo al qué dirán y dejan de tomar decisiones por esta razón?

   El miedo se conquista a golpes de valentía. Esto es, diciéndole a los temblores cuando aparezcan "En mi vida mando yo". Como señalas, el miedo a la opinión de los demás es uno de los más presentes en nuestras vidas. Aunque lo ideal sería decir que nada de lo que otros digan o piensen debe afectarnos, lo cierto es que en la realidad no ocurre así. El ser humano es un animal de abrazos. Necesitamos valoración, cariño y reconocimiento. Conquistar las opiniones pasa por amarse lo suficiente como para no dar más valor a lo que otros crean que a lo que tú crees. Debemos aprender a plantarnos. En un mundo compartido, todo el mundo es libre de expresarse, pero como en toda libertad existe un límite: La opinión de los demás acaba donde empieza tu sueño.

    ¿Hasta qué punto influye el factor suerte en el cumplimiento de nuestros objetivos?

    En el camino hacia nuestras metas no funcionamos con garantías, sino por papeletas. Es ese margen que existe entre lo que damos de nosotros y lo que esperamos conseguir donde se generan los espacios de valentía. Sería ilusorio (y egocéntrico) pensar que el cumplimiento de cualquier objetivo depende exclusivamente de nuestras acciones. Mientras vivamos en un contexto siempre dependeremos, además, de factores, fuerzas y reglas externas. (Es importante recordar que en un sentido puro, la suerte es un concepto que no existe. Lo que en literatura llamamos casualidad, la ciencia lo llama causalidad). Por esta razón, nuestra misión debe ir encaminada a incrementar nuestras posibilidades. No se trata, por tanto, de jugar a ser dioses y pretender controlarlo todo, sino de aceptar nuestras limitaciones al tiempo que hacemos cuanto esté en nuestra mano para poner la estadística a nuestro favor y aumentar nuestro número de papeletas. Volviendo a la literatura, el mensaje sería: sueña, esfuérzate y encomiéndate al destino.

    ¿Cuál es la clave del éxito y cómo definiría el fracaso? ¿Vivimos en una cultura muy sensible al mismo?

    Vivimos en una cultura resultadista a la que no le interesan los procesos, sino los actos consumados. Si lo consigues, eres un ganador; si no lo consigues, o caes en el olvido o te llevas la etiqueta de perdedor. Esta perspectiva tiene un efecto tremendamente negativo en nuestros sueños, ya que de partida arroja sobre ellos un jarro de agua fría que no hace otra cosa que ahogar nuestras intenciones en un mar de oportunidades perdidas. Por otra parte, la excesiva sensibilidad al fracaso no solo deriva de los mensajes que envía nuestra cultura, sino de una falta de naturalización de este concepto. Si lo pensamos bien, lo más habitual en la vida no es el acierto, sino el error. Sin ir más lejos, nuestra propia existencia es fruto de la fecundación de un óvulo y un único espermatozoide de entre millones que no alcanzaron su objetivo. En la naturaleza no existe la excelencia, todo acierto es resultado de muchos fallos. El milagro de la vida es que - a diferencia de nosotros, muchas veces - esta se atreve a probar una y otra vez. La propia ley natural nos señala la principal clave del éxito: no cansarnos de intentarlo.

    Su post Sal con un valiente tiene más de 2 millones de visitas y en el libro le dedica un capítulo. ¿Cómo se define a una persona valiente y qué lo diferencia de un cobarde?

    La valentía tiene muchas caras, y eso es precisamente lo que trato de dibujar a lo largo de 50 capítulos, el perfil del valiente. Sal con un valiente hace referencia a la falta de autenticidad y honestidad que caracteriza a una gran parte de los encuentros amorosos. En este sentido, una persona cobarde es aquella que se viste de enamorada para llevarse lo superfluo (el sexo) sin exponer lo más profundo de su ser (el corazón). Aquella que juega a ser amante, pero que no se atreve a amar. Vivimos en una sociedad en la que los que buscan amor verdadero y los que buscan relaciones superficiales andan mezclados, pero el problema real no es este. El problema es que estos últimos no sean capaces de mostrar sus cartas con claridad desde el primer momento. Hay una cita - probablemente de Abraham Lincoln - que dice: "Un gran hombre siempre tiene el valor para decir lo que hay en su corazón". Solo hay que cambiar la palabra "hombre" por la palabra "valiente".

    ¿Qué le diría a todas aquellas personas que viven en un inconformismo permanente?

Existe una delgada línea entre el bajo conformismo y la sana aceptación. Es lo que el autor Anthony de Mello - famoso por sus maravillosas fábulas - denomina "bastantidad". Este concepto hace referencia a la importancia de aprender a valorar y vivir con lo que tenemos, en lugar de estar continuamente deseando aquello que nos queda por conseguir. Hoy en día, la palabra "ambición" tiene muy buena prensa, pero mal empleada puede resultar peligrosa. El problema subyacente al inconformismo crónico es la falta de auto-valoración derivada de la creencia errónea de que solo se es valioso si se consigue ascender un escalón. Lamentablemente, esto no ocurre así. Quien no es capaz de ser feliz en el peldaño cuatro, no lo será en el cinco. Como señala Rafael Santandreu en su último libro, "se puede ser feliz en Alaska". Crece, sí, pero quiérete por el camino.

    Me consta que ha ayudado a mucha gente con sus textos, pero ¿usted aplica a su vida los consejos y reflexiones que comparte a través de sus escritos?

    Aunque no puedo hablar más que por mi experiencia, tengo la sospecha de que detrás de un divulgador de desarrollo personal hay siempre una persona que se busca a sí misma. Cada escrito, más que una lección para otros, es el resultado de un aprendizaje personal. Esto no quiere decir que sea un superhombre o "el perfecto valiente", como muchas personas parecen deducir cuando, sin conocerme, me escriben. Tengo miedo como todos, yerro como todos y no me faltan momentos de cobardía. Si he escrito este libro es para ordenar mi mundo, ayudar a ordenar el de los demás y para leerlo y releerlo las veces que, como a todos, el miedo llame a mi puerta. En un aprendizaje que dura toda una vida no se debe bajar la guardia.

    Hay teorías de desarrollo personal que defienden la ley del mínimo esfuerzo para acercarse a la felicidad, pero usted no es partidario de la misma. ¿Por qué?

    Aunque estas teorías tienen propuestas muy interesantes, existen otras que personalmente no comparto. Una de ellas es la idea de que amor y esfuerzo son incompatibles. Para estos teóricos, si amas algo de verdad no sientes que hacerlo te suponga un sacrificio. Simplemente lo haces. Sin más. En mi opinión, este enunciado parte de un estado tan ideal como inexistente, pues si bien es cierto que en un estado de amor puro no existe sensación de renuncia, también lo es que nadie parte de un punto de salida tan perfecto. Como escribo en mi libro, "claro que no fumar no cuesta* ¡a no ser que seas fumador!" Todos somos portadores de defectos, malos hábitos y creencias erróneas que es preciso desaprender para vivir en plenitud. Es en ese proceso que acumula aprendizajes y desaprendizajes donde surge la necesidad de sacrificio y esfuerzo frente a todas esas fuerzas que hasta ahora habían constituido nuestro carácter. Crecer requiere esfuerzo y la felicidad exige crecimiento.

    Para terminar, ¿diría que las personas pensamos demasiado?

    No solo pensamos demasiado sino que, además, pensamos mal. En este sentido, nuestro salto de crecimiento personal pasa por una rebaja de la cantidad y un aumento de la calidad. Tratar de hacer pasar todas nuestras experiencias por el filtro del pensamiento conduce a la distorsión del presente, único momento en que suceden las cosas y, por tanto, único espacio en el que pueden disfrutarse. Hoy sabemos que la principal causa de enfermedad psicológica nace de no conocer los mecanismos adecuados para ausentarnos del dolor del pasado y de la preocupación por el futuro, disfunciones que hacen que, en la sociedad actual, vivir en el hoy más parezca vivir en el ayer de mañana. Los psicólogos cognitivos lo tienen claro: "Pensar bien es vivir bien". Debemos encontrar el interruptor interno que nos señale cuándo una situación requiere ser pensada y cuándo ha nacido para, simplemente, ser sentida.