Actualizado 21/04/2015 15:47

Tiradentes, el 'Braveheart' brasileño

Homenaje a Tiradentes, en Belo Horizonte
Foto: WIKIPEDIA

Lideró una sublevación contra la corona portuguesa y fue ahorcado y descuartizado

   RÍO DE JANEIRO, 21 Abr. (Notimérica) -

   Brasil celebra cada 21 de abril el Día de Tiradentes, uno de sus principales héroes nacionales; un mártir que vio como su lucha por la autonomía de Minas Gerais fue castigada de forma radical por la corona portuguesa: fue ahorcado en una plaza pública y su cabeza y extremidades repartidas por Brasil a modo de advertencia.

   Joaquim José da Silva Xavier trabajó como farmacéutico y dentista --lo que le valió el apodo de 'Tiradentes'--, pero su trayectoria empezó a tomar forma cuando en 1780 se alistó en la tropa de la Capitanía de Minas Gerais, que por entonces era la tierra más codiciada de los dominios portugueses, un continuo brotar de oro y diamantes que los colonizadores y sus aliados ingleses expoliaban sin freno.

   Rápidamente empezó a juntarse con los grupos más críticos con el dominio portugués y al verse frustradas sus ansias de ascenso en el Ejército decidió tomarse una licencia y viajar a Río de Janeiro. En aquel periodo propuso canalizar los ríos cariocas Andaraí y Maracaná, unos proyectos de mejora que no contaron con el visto bueno de los portugueses, lo que aumentó la frustración de Tiradentes y sus convicciones independentistas.

'INCONFIDÊNCIA MINEIRA'

   Cuando volvió a Minas Gerais, empezó a pregonar fervientemente la independencia, y junto con otros compañeros surgió el movimiento de la 'inconfidência mineira', que tenía los siguientes objetivos: autonomía para la provincia de Minas Gerais; conseguir un gobierno republicano liderado por Tomás Antônio Gonzaga; que São João do Rei fuera la capital; la libertad de los esclavos nacidos en Brasil; y la implantación de la primera universidad en la región.

   Cuando el emperador se enteró de las intenciones de los 'inconfidentes', entre los que había desde coroneles a poetas, mandó encarcelarlos y más tarde fueron condenados a muerte o al exilio. Al principio Tiradentes intentó exculparse, pero luego asumió toda la responsabilidad para intentar salvar a sus compañeros.

   Así, la mañana del sábado del 21 de abril de 1792, Tiradentes recorrió en procesión las calles del centro de Río de Janeiro, desde la cárcel hasta la plaza donde se construyó el patíbulo.

   El Gobierno quiso hacer una demostración de fuerza de la Corona portuguesa y convirtió la ejecución en todo un acontecimiento: la lectura de la sentencia de muerte duró 18 horas y después aún hubo discursos de aclamación a la reina.

REPARTIERON SUS RESTOS

   Una vez muerto, su cuerpo fue descuartizado: la cabeza se colocó en un poste en Vila Rica, actual ciudad de Ouro Preto, pero desapareció rápidamente y nunca más se encontró.

   Los otros restos mortales se repartieron entre las localidades donde hizo discursos revolucionarios, como Santana de Cebolas, Varginha do Lourenço, Barbacena y Queluz. Los portugueses declararon infames su memoria y la de todos sus descendientes, arrasaron su casa y esparcieron sal para que no germinara nada.

   Pero años después, con la llegada de la República, fue escogido como héroe nacional: donde estuvo su cárcel hoy se alza el Palacio Tiradentes, el antiguo Parlamento brasileño cuando Río era la capital; la principal plaza de Ouro Preto lleva su nombre y acoge el Museo de la Inconfidencia, y muy cerca, también en Minas Gerais, la localidad de São José pasó a llamarse Tiradentes. Su nombre está grabado en el libro de acero del Panteón de la Patria y la Libertad.