Actualizado 08/09/2016 08:29

Torre Nilsson y el nuevo cine argentino de los años 60

TORRE NILSSON
WIKIMEDIA

   BUENOS AIRES, 8 Sep. (Notimérica) -

   A Leopoldo Torre Nilsson le vino la vena artística prácticamente desde la cuna. Su padre, Leopoldo Torres, era guionista, director de cine mudo y productor. Su tío, Carlos Torres, era cámara profesional. Como poco, al futuro realizador de cine argentino del que el 8 de septiembre se celebran 38 años de su muerte, tenía que tener cierto interés por el mundo cinematográfico.

   En efecto, lo tuvo, y creó algunas de las películas más famosas de su país de origen y que, además, tuvieron especial recibimiento en otros países como España. A pesar de que Torre Nilsson llegó a confesar que de pequeño aborrecía el cine, fue en este medio donde consiguió toda la fama por el que se recuerda.

   Sin embargo, él comenzó a considerar el cine desde el punto de vista de las lentes. Poco le importaban los actores y los sets, fue a través de los encuadres cuando descubrió el matiz que le llenaba: contar historias con imágenes. ¿Quién iba a decir que una de sus vocaciones era la escritura?.

   A los 19 años decidió dar un paso más allá y comprender quién hacía qué en cada rodaje, además de empeñarse en trasladar las reacciones psíquicas que podían ser leídas en los escritos de Proust o Joyce. Por tanto, apostó por entender el lenguaje de los técnicos, de los productores y, al fin y al cabo, reunir todas las cualidades para poder dirigir un equipo.

   Para empezar, fue asistente de dirección de su padre en 19 películas y colaboraron juntos en el guión de nueve de ellas. Ya en su propio terreno como realizador, este director apodado como 'Babsy', reflejó en el cine lo que leía de sus personajes literarios favoritos y filmó lo que veía en la sociedad argentina de la época.

TORRES NILSSON Y GUIDO

   La década de los 50 fue una de las más prolíficas de este pionero del género cinematográfico argentino. Conoció a su futura mujer, la escritora Beatriz Guido, con la que formó una de las parejas más prolíficas del pasado siglo. En esos mismos años rodó 'El hijo del crack' en 1953, 'Para vestir santos' en 1955 y 'La casa del ángel' un año más tarde.

   Ésta última había sido escrita por su esposa, quien pertenecía a la famosa Generación del 55 de Argentina, también denominados 'parricidas'. Con la cinta, la pareja gana reconocimiento y celebridad, llevando a la gran pantalla la vida de una tímida joven que descubre la sexualidad en un ambiente de conservadurismo y rigidez.

   Esta búsqueda de la muestra diferente a lo establecido le llevará a dejar la huella en el movimiento cinematográfico estrechamente vinculado con la Nouvelle vague. El conjunto de planos detalle, contrapicados y secuencias que ofrecen al espectador un punto de vista más natural y sensitivo, proporcionaron tal riqueza a la trama que el director quedó asombrado por su poder de captación.

   Así, continuó su colaboración con Guido en sus próximos largometrajes, entre los que destacan 'Fin de fiesta', estrenada en 1959, o 'La mano en la trampa' en 1960. Con esta última fue galardonado con el Premio de la Federación Internacional de la Prensa Cinematográfica (FIPRESCI).

   A Torre Nilsson siempre le apasionó el estrecho enlace entre cine y literatura, por lo que grandes clásicos de escritores argentinos fueron adaptados en sus películas, como 'Boquitas Pintadas' (1974) de Manuel Puig o 'La guerra del cerdo' de Adolfo Bioy Casares, escrito en 1969 y filmado en 1975.

   Pero sus mejores trabajos también vienen firmados por su mujer, con la que compartió 27 años de su vida hasta la muerte del director. La elaboración de guiones, con un marcado temperamento y mirada crítica sobre la realidad argentina, tenían como producto el cuestionamiento de los comportamientos humanos desde su perspectiva psicológica.

   De esta manera, es reconocido como uno de los promotores de la producción independiente e intelectual en su país, de forma que se le considera el padre de la "generación de los 60", grupo al que también pertenece el guionista argentino Fernando Ayala, David Kohon, Leonardo Favio y Simón Feldman.

   Quizá, lo que diferenciaba a Torre Nilsson de sus compañeros era su especial empeño en la calidad de la imagen frente a los demás factores de una película. Así, sus cintas han recibido diferentes galardones y premios con los que recorrió varios festivales de cine como el de San Sebastián (España), en el que recibió el premio especial del jurado por 'Boquitas Pintadas' o el de Cartagena (Colombia), donde se conmemoró su filme 'Siete Locos' en 1974 como el Mejor Film Latinoamericano.

   Cabe destacar que uno de los aspectos mejor trasladados al cine por parte del realizador es la represión y la censura que nace de la frustración de la sociedad. Así, su temática siempre se cuestionó por aquel entonces, donde sus personajes protagonistas eran femeninos y tenían el deseo irrefrenable de conocer lo prohibido.

   Murió a la temprana edad de 54 años, después de haber sido internado en el Instituto del Diagnóstico en el que pereció debido a un cáncer óseo. En su tumba se puede leer su nombre acompañado de una frase que lo describe de la mejor manera posible: "Ciudadano y cineasta genial, amó a sus amigos, a los suyos y a su país por encima de todas las cosas".

   Para siempre quedan algunas de las palabras que pronunció en una entrevista realizada por el periodista Joaquín Soler Serrano en el programa español 'A fondo'. Durante un coloquio de casi una hora de duración, el director abordó diferentes cualidades del cine pero, por encima de todo, destacó la labor del director como individuo en la sociedad.

"En el cine siempre hay que convencer a alguien. A productores, actores, críticos... El director que ama su estilo tiene que convencer con lo de uno mismo a lo que muchas veces no le pertenece debido a su tiempo u otras circunstancias. Tiene la labor de multitudinaria convencimiento a otros de que lo suyo es lo bello, lo verdadero y lo auténtico", comentó en el programa.

   Su lenguaje audiovisual protagonizó las influencias de los futuros directores e, incluso, se le relaciona con algunos de sus directores admirados Robert Bresson, Ingmar Bergman, Orson Welles o Luis Buñuel. Es así como su figura está directamente asociada al talento de la creación cinematográfica que no encontró obstáculos para su eficaz expresión cinematográfica plasmada en sus 30 largometrajes.