Actualizado 09/08/2016 17:07

Zúñiga, el apellido de la escultura costarricense del siglo XX

     

   SAN JOSÉ, 9 Ago. (Notimérica) -

   En 1912, dos días después de Navidad, nació Francisco Zúñiga, uno de los escultores más reconocidos a nivel mundial del pasado siglo XX. A pesar de haber despuntado artísticamente en la rama de la escultura, este artista nacionalizado en México fue creador de algunas de las pinturas más hermosas de la historia.

   Desde bien pequeño sintió interés por las artes, decantándose en sus primeras obras por el arte precolombino. Tan solo contaba con 16 años cuando quiso incluir en sus influencias el gusto por lo subjetivo, lo autóctono, la cotidianeidad y la modernidad.

   Junto a los escultores Juan Manuel Sánchez Barrantes, Néstor Zeledón Varela y Francisco Amighetti, formó el conjunto 'La Nueva Sensibilidad', que más tarde tomaría el nombre de 'La Generación de los Treinta', un movimiento encargado del resurgimiento del sentimiento nacionalista y la nueva intelectualidad de la época. A este grupo se unieron algunos pintores como Luisa González o Teodorico Quirós.

Bañista,1970

   Zúñiga interpretó lo que le rodeaba a través de acuarela, óleos, cerámicas y tinta china. Además, con algunos de sus compañeros fomentó las xilografías, incluidas en el Álbum de grabados de 1934. Un año más tarde, 'El Diario de Costa Rica' anunció un concurso de escultura en el que Zúñiga resultó vencedor por su obra 'Maternidad'.

Viajó a México en 1936 y allí estudió en la Escuela de Talla Directa'La Esmeralda', donde más tarde fue profesor hasta que se jubiló en 1970. Vivió en este país hasta que falleció el 9 de agosto de 1998.

Mujer de pie, 1970

   A pesar de que toda su colección se desarrolló entre Costa Rica y México, Zúñiga es un artista reconocido también en el ámbito internacional y algunos de los lugares más emblemáticos del sector exponen algunas de sus obras, como el Museo Metropolitano de Arte de Manhattan de Nueva York (EEUU) o el Museo de Arte de Ponce, en Puerto Rico.

   Lo llamativo de la colección de Zúñiga es su talento para resaltar la sencillez de forma delicada y estricta. Una de sus influencias más notorias es la del pintor Manuel Rodríguez Lozano, un opositor del creciente movimiento muralista iniciado después de la Revolución Mexicana, de quien recibió algunos conceptos estéticos novedosos, lejos de las míticas figuras de David Alfaro Siqueiros o Diego Rivera.

Desnudo acostado, 1967

 Sus trabajos eran tan demandados que a partir de que en 1943el MOMA de Nueva York adquiriera para su colección la 'Cabeza de niño totonaca', Zúñiga se dedicó exclusivamente a la escultura. Su técnica y estilo se ceñían a los materiales con los que contaba, por lo que cada una de sus creaciones se convertían en frutos de la exclusividad.

   Además, Zúñiga sintió especial interés por la figura femenina, en concreto sobre la mujer indígena. Profundizó su apego por la artesanía, la filosofía y el pueblo mexicano y dedicó gran parte de su tiempo a esculpir cuerpos femeninos en diferentes posturas sobre distintos materiales como la piedra, el ónix o el bronce.

   En general, el artista presenta cuerpos robustos y poco perfilados, tanto en sus esculturas como en sus dibujos. En múltiples posiciones, esta representación anatómica de la mujer sugiere diferentes perspectivas y ópticas propias de su talento subjetivo y el gusto por la tierra, la naturaleza y la humanidad.

La anunciación, 1983