Actualizado 21/06/2013 02:17

Brasil, en un nuevo día de protestas a nivel nacional

Por Eduardo Simões y Felipe Pontes


RIO DE JANEIRO, 21 Jun. (Reuters/EP) -

- Miles de manifestantes ocuparon el jueves las calles en más de 100 ciudades, llevando a la policía a reforzar la seguridad y a los comerciantes a cerrar las puertas de sus negocios.

Tras más de una semana de las mayores protestas que ha visto Brasil en más de dos décadas, los manifestantes no dan señales de bajar los brazos. Las alzas de las tarifas de transporte que desataron el malestar fueron revocadas en las dos mayores ciudades del país el miércoles.

La persistencia de las protestas refleja lo que se ha vuelto una queja generalizada sobre altos impuestos, inflación, corrupción y malos servicios públicos.

Utilizando el desarrollo de un torneo internacional de fútbol como escenario, también han denunciado los más de 26.000 millones de dólares que saldrán de las arcas fiscales a causa del Mundial del próximo año y los Juegos Olímpicos 2016, dos eventos que buscan mostrar un Brasil desarrollado y moderno.

Una multitud comenzó a reunirse por la tarde en Río de Janeiro, marchando por las calles.

Horas antes, comerciantes cerraron las puertas de sus negocios, mientras que bancos y otros establecimientos vallaron sus puertas para evitar que se produzcan los mismos daños que en las manifestaciones del miércoles, que reunieron en la ciudad a unas 100.000 personas.

En las cercanías del mítico estadio Maracanã, donde España goleó 10-0 a Tahití por la Copa Confederaciones, se tomaron medidas para evitar choques entre los manifestantes y la policía.

Durante la tarde también comenzaron a reunirse manifestantes en las ciudades de Sao Paulo y Brasilia.

Los disturbios se producen mientras Brasil, después de casi una década de crecimiento económico que llevó a un mayor perfil del país en el escenario global, entra en un período de incertidumbre.

Un crecimiento económico menor al uno por ciento anual, con una inflación al año del 6,5 por ciento y una pérdida de apetito por los activos brasileños de parte de los inversores internacionales han desinflado rápidamente lo que había sido una sensación de era de bienestar para Brasil.

El real se hundió por segundo día consecutivo el jueves y perdió un 1,69 por ciento, a 2,2580 unidades por billete verde para la venta.