SEUL (Reuters/EP) - La selección de fútbol de Corea del Norte, que muestra siempre un gran esfuerzo y disciplina pero carece de jugadores de clase mundial, deberá sentirse afortunada si suma un punto en la etapa de grupos del Mundial de Sudáfrica.
Los asiáticos clasificaron a su primera Copa del Mundo después de la inolvidable actuación de 1966, cuando llegaron a cuartos de final, y difícilmente podrían haber tenido peor suerte cuando el sorteo los ubicó en el Grupo G junto a Brasil, Portugal y Costa de Marfil.
Tampoco se esperaba demasiado de Corea del Norte hace 44 años, antes de que los misteriosos hombres asiáticos le ganaran 1-0 a Italia para meterse entre los ocho mejores. Allí se imponían 3-0 sobre Portugal hasta que Eusebio lideró la remontada para que los europeos se impusieran 5-3.
Su comportamiento fuera del campo de juego parece ser lo que más atención atraerá.
En una controvertida campaña clasificatoria, Corea del Norte se negó a tocar el himno de Corea del Sur o a hacer ondear su bandera en Pyongyang, forzando a que sus partidos fuera trasladados a Shanghái para que no hubiera mayores tensiones diplomáticas.
Tras una derrota 1-0 en Seúl en abril del 2009, protestaron ante la FIFA diciendo que sus jugadores habían sido envenenados antes del partido y que el árbitro había sido influenciado.
Con los ojos del mundo del fútbol sobre sus hombros, el plantel de Corea del Norte estará bajo presión de cumplir con las normas de Juego Limpio de la FIFA dentro y fuera de la cancha.
La tensión entre los países se elevó en las últimas semanas cuando Corea del Sur acusó a Corea del Norte de torpedear uno de sus barcos y prometió tomar medidas "firmes". Esto es algo que podría ser un tema recurrente durante el desarrollo del Mundial.