Actualizado 24/10/2009 21:55

Fútbol se vuelve arma política tras golpe en Honduras

Por Mica Rosenberg

TEGUCIGALPA (Reuters/EP) - Los hondureños festejaron por todo lo alto la histórica clasificación de su selección de fútbol al Mundial de Sudáfrica, pero las celebraciones se mezclaron con intentos de los líderes del dividido país para sacar provecho del éxito del equipo.

Miles de personas inundaron las calles con banderas del país y lanzaron fuegos artificiales para celebrar la victoria del 14 de octubre de la selección hondureña sobre El Salvador, que junto al triunfo de Estados Unidos ante Costa Rica le permitió aseguró un lugar en la próxima Copa del Mundo.

La clasificación, la primera de Honduras a un Mundial en casi 30 años, fue un bálsamo en medio de la crisis política que desde hace casi cuatro meses divide al país.

Honduras está paralizada desde que en la madrugada del 28 de junio un grupo de militares expulsó al entonces presidente Manuel Zelaya y el Congreso nombró a Roberto Micheletti como gobernante de facto.

Zelaya ingresó clandestinamente a Honduras el mes pasado y se refugió en la embajada de Brasil en Tegucigalpa, donde permanece rodeado de policías bajo la amenaza de ser detenido si sale a la calle.

El país está dividido en torno a ambos líderes, quienes a su vez intentan sacar ventaja del éxito de la selección.

"Lo que no me gusta es que traten de colgarse del deporte. Qué bueno que les hemos devuelto la alegría a este pueblo, pero soy hondureño y todo lo que queremos es la paz independientemente de quien esté gobernando", dijo Elvis Turcios, mediocampista de 30 años integrante de la selección.

Un autobús en el que los jugadores se trasladaban a agradecer la clasificación al santo patrón del país en la catedral de Tegucigalpa se desvió repentinamente hacia la sede de Gobierno, donde los esperaba Micheletti en un evento que fue transmitido por el canal de televisión estatal.

"Para nada sabíamos que íbamos a la casa presidencial, pensábamos que íbamos a la iglesia", contó Turcios.

El presidente de la comisión de selecciones de la federación de fútbol hondureña, José Ferrari, dijo que él no decidió llevar a los jugadores a ver a Micheletti y aseguró que la decisión fue más práctica que política, porque una multitud mantenía asediada la iglesia a la espera de la selección.

Pero Ferrari es propietario de importantes medios de comunicación en Honduras y respalda a Micheletti, lo que llevó a pensar a algunos que fue una jugada estudiada.

"Todos los dirigentes del equipo son parte del golpe, lo querían usar para su propio beneficio", afirmó Flor Guevara, una ferviente seguidora de Zelaya y madre del capitán de la selección, Amado Guevara.

Flor pidió a su hijo que autografiara una camiseta de la selección para Zelaya, la cual logró entregar al líder depuesto quien se fotografió con ella. El campo de Zelaya busca retratar a los jugadores como héroes tanto deportivos como políticos.

"Sé quiénes son los jugadores que están con la resistencia contra el golpe. Muchos no pudieron manifestarse", dijo la hija de Zelaya a diarios locales.

Guevara aclaró que su regalo a Zelaya era personal y que no aspiraba a reflejar las opiniones políticas de su hijo.

Los jugadores dicen que han sido cautos en no involucrarse en política y que sólo les importa prepararse para el Mundial.

El hondureño promedio prefiere pensar más en la Copa del Mundo que en las negociaciones para salir de la crisis.

"Tú preguntas a 10 personas sobre qué prefieren hablar, de fútbol o de política, y 9 de 10 van a decir fútbol. La clasificación ha logrado prácticamente hacer olvidar este problema a la población", dijo Oscar Salgado, un entrenador del popular equipo del fútbol hondureño Olimpia.