Actualizado 30/06/2006 22:05

Mundial.- Alemania pone su sello ganador en los penaltis ante Argentina y estará en semifinales


BERLIN, 30 Jun. (EUROPA PRESS) -

Jens Lehmann se convirtió en el héroe particular de toda Alemania después de ser crucial en la tanda de penaltis para desenredar a favor de los germanos la eliminatoria de cuartos de final ante Argentina, que se decidió desde los fatídicos once metros después de que ambas selecciones firmasen justas tablas en el tiempo reglamentario.

Kahn, el portero alemán más emblemático de la última década, lamenta su suplencia, pero apartó su orgullo para dar la mano a Lehmann y desearle suerte antes del inicio de los penaltis, que marcaban la pauta entre la gloria de las semifinales, para Alemania, y el olvido en el que caerá una buena Argentina mundialista, que traicionó su estilo en el momento más inoportuno.

El guardameta del Arsenal, que ya fue decisivo para su equipo en las semifinales de la Liga de Campeones ante el Villarreal, deteniendo una pena máxima a Riquelme, recordó cómo amargar la tarde a los argentinos y detuvo los lanzamientos de Ayala y Cambiasso, suficientes para que Alemania prolongue la fiesta en su Mundial y aguarde rival en semifinales.

Pero Argentina empezó a perder el partido mucho antes, curiosamente cuando se adelantó en el marcador y renunció a su estilo de toque y asociación. Este 'modus operandi' le dio oportunidad a Alemania para recuperarse y sin grandes argumentos ofensivos empatar un encuentro que la albiceleste podía haber negociado de modo diferente.

Las dos selecciones, las más ofensivas del Mundial, cada una en su versión, se mostraron estériles en la primera mitad. Argentina bailó al son que marca el balón. Lo tuvo y lo movió, pero su filosofía no incomodó a Alemania. Si es cierto que la posesión albiceleste adormeció el espíritu demostrado por los germanos en todo el Mundial.

El dominio de la pelota argentino privó a Alemania de imponer ese ritmo volátil con el que superó a Suecia en octavos en sólo doce minutos. Los acercamientos más peligrosos fueron para los locales, especialmente un disparo de Podolski y un remate de Ballack de cabeza que se marchó desviado ante la atenta mirada de Abbondanzieri.

AYALA ADELANTA A ARGENTINA.

Argentina se adelantó en el marcador por medio de un cabezazo de Ayala. El central del Valencia hizo exhibición de su poderío en el salto y remató, por encima de las torres germanas e incluso desestabilizado, para remover las mallas de Lehmann, que no se movían desde el partido inaugural.

Pero la albiceleste se traicionó a sí misma y a sus aficionados. El mensaje de recular nació en Pekerman, que cambió el papel de Riquelme por el de Cambiasso. La bicampeona mundial se transformó entonces en un equipo replegado atrás, dispuesto a defender el cero en su portería de cualquier modo, y con Tévez y Julio Cruz, que sustituyó a un cansado Crespo, para incomodar a la zaga germana.

Argentina no sólo olvidó su estilo sino de la mentalidad de Alemania, la que nunca se rinde y menos ante el enfervorizado apoyo de la grada de Berlín. Ni siquiera el tiempo perdido durante la lesión de Abbondanzieri frenó el ímpetu teutón. El equipo de Pekerman se olvidó de atacar y el de Klinsmann no sabía, por primera vez en todo el Mundial, pero no perdía la fe como le ha enseñado su historia.

A diez minutos del final, el conjunto germano encontró el premio a su insistencia, en una gran jugada quu culminó el insaciable Miroslav Klose, 'pichichi' de la competición. El delantero cumplió de nuevo con el rol asignado en su selección. Apenas participa, pero su olfato goleador es incuestionable y remató a la perfección en el centro del área un balón centrado por Ballack y que había peinado Borowski.

Klose, con cinco dianas, mandó el partido a la prórroga, en la que se siguió jugando sin porterías. Argentina mejoró su caudal de fútbol porque Alemania ya no podía en el tiempo extra mantener la exigencia física demostrada hasta entonces.

Pero ninguna selección cometió errores. Ambas demostraron el oficio que les hace ser de las que ganan, como diría Aragonés y uno de los matices que España debe todavía asumir, y los penaltis decidieron en favor de Alemania, que superó los cuartos de final en su peor partido del Mundial.