Por Brian Homewood
CIUDAD DEL CABO (Reuters/EP) - La balanza del Mundial de fútbol ha vuelto a inclinarse a favor de Europa luego de que los equipos sudamericanos colectivamente les fallaran los nervios cuando tres quedaron eliminados en cuartos de final de la Copa en Sudáfrica.
Hace apenas algunos días, los expertos estaban intentando averiguar por qué los sudamericanos eran tan dominantes en Sudáfrica luego de que cuatro de los cinco equipos del continente avanzaran a cuartos de final, versus tres equipos europeos.
Ahora, la pregunta es qué salió mal luego de que tres de ellos, incluyendo a los favoritos Brasil y Argentina, fueron eliminados, dejando a Uruguay como la única esperanza de la región.
Una explicación podría ser que los equipos simplemente no pudieron manejar la presión que algunos consideran mayor que la que enfrentan sus contrapartes europeos.
El ex delantero de Brasil Tostao dio a entender que, al menos en el caso de Brasil, cuatro años es demasiado tiempo para pasar trabajando con vistas a un torneo de un mes de duración.
"¿Es correcto que todo Brasil se detenga por un evento deportivo, como si fuera una lucha por soberanía nacional?", escribió en el periódico Folha de Sao Paulo.
Brasil, que tenía una ventaja inicial sobre Holanda, se desmoronó luego de que Holanda igualó el marcador a inicios del segundo tiempo, perdiendo por completo su compostura y colapsando para caer 2-1 ante los europeos.
El colapso brasileño fue en parte un reflejo del entrenador Dunga quien, en vez de brindar una tranquila influencia, fue la imagen de la rabia descontrolada mientras se quejaba de las decisiones de arbitraje desde la línea de banda.
Argentina, derrotada 4-0 por Alemania, nunca se recuperó tras conceder un temprano gol. Su juego fue apresurado y nervioso y se desintegró por completo en la última media hora.
Como Brasil, los argentinos tenían a un poco experimentado y temperamental entrenador en Diego Maradona cuando podrían haberlo hecho mejor con un líder con la cabeza fría.
El intercambio verbal de Maradona previo al partido con el alemán Bastian Schweinsteiger pudo haber sido entretenido pero podría haber aumentado la presión sobre sus propios jugadores.
Uruguay, por otra parte, tenía al compuesto e imperturbable Oscar Tabárez en la línea de banda.
Los paraguayos eran considerados como los menos favoritos ante España pero, incluso entonces, la presión fue demasiada para el delantero Oscar Cardozo quien había estado felizmente convirtiendo penales durante toda la temporada para el Benfica portugués pero se perdió uno que habría dado a su equipo una ventaja 1-0 la noche del sábado.
Otro problema es que ninguno de los equipos sudamericanos en cuartos de final tiene un jugador para orquestar el mediocampo.
Paraguay nunca ha logrado encontrar un reemplazo para Roberto Acuña, quien renunció al fútbol internacional tras el último Mundial. Su enfoque defensivo los llevó a cuartos de final por primera vez, contra el campeón europeo España, pero necesitaron algo extra que no fueron capaces de producir.