Actualizado 26/06/2014 20:04

MUNDIAL-Brasil olvida las protestas... al menos por ahora

Por Paulo Prada

RIO DE JANEIRO, 26 jun, 26 Jun. (Reuters/EP) -

- Grazielle Melo, una profesora de gramática de 27 años, bebe unos tragos junto a dos amigos tras haber observado a la selección brasileña de fútbol en una pantalla gigante al aire libre en un reciente partido jugado en Río de Janeiro.

No son los típicos hinchas brasileños. Ninguno de ellos viste las casacas color amarillo como el mar de espectadores que los rodea. De hecho, ellos son completamente "antiMundial", ya que se oponen a la realización del evento.

Sin embargo, también están de fiesta.

"Es Brasil", dijo Melo, mientras se preparaba para un concierto Afrobeat que siguió al partido de Brasil contra México la semana pasada. "Vamos a divertirnos de todos modos".

Pese a los temores de posibles disturbios, el Mundial no ha tenido una erupción de protestas masivas como las que afectaron a la Copa Confederaciones el año pasado y preocuparon al Gobierno y las fuerzas de seguridad durante meses.

Enojadas por una economía estancada, el mal estado de los servicios públicos, el aumento de precios y los más de 11.000 millones de dólares gastados por Brasil para organizar el Mundial, más de un millón de personas tomaron las calles para protestar en junio y julio del 2013.

Ahora, sin embargo, gran parte de Brasil está disfrutando de una fiesta gigante incluso aunque el país no pudo cumplir con muchas de las obras de infraestructura y servicios públicos que sus líderes prometieron que llegarían con el Mundial.

Los buenos tiempos confirman lo que quienes participaron de las manifestaciones del año pasado habían previsto: que las frustraciones serían olvidadas una vez que comenzara la diversión.

Al olvidar -al menos por ahora- los problemas que lo asediaron hace pocos meses, Brasil está revelando un rasgo que muchos dicen lo ha ayudado a superar los obstáculos que han dificultado su desarrollo.

"Vivimos el momento, disfrutamos intensamente y no nos preocupamos demasiado por el futuro", dijo Eduardo Giannetti da Fonseca, un economista prominente y autor del libro "El Valor de Mañana".

"Es una característica nacional: celebramos el presente y dejamos de lado los sacrificios colectivos que son necesarios para progresar", agregó.

Con legiones de hinchas extranjeros respaldando a sus selecciones nacionales, los brasileños están celebrando lo que ha sido una de las primeras rondas más memorables de los Mundiales, dejando de lado protestas y huelgas que hicieron poco por apagar el ruido.

Nadie debería sorprenderse de que la tierra del fútbol y la samba esté festejando un Mundial, incluso aunque las encuestas previas al evento reflejaban una fuerte oposición al rol de anfitrión de Brasil.

Después de todo, ¿cuántos países se toman un receso semanal para realizar los festejos anuales de Carnaval que caen antes de los feriados católicos que los inspiraron? o ¿cuántos países declararían feriados en las ciudades sede de los 64 partidos del Mundial y feriados nacionales cuando juega su selección?

Brasil siempre ha dejado todo de lado cuando llega un Mundial. Pero los reclamos ocurridos en el último año no son algo para olvidar en un país que recientemente estuvo al borde de dar un salto histórico más allá de la categoría de países en vías de desarrollo.

"La gente se había levantado, pero miren lo poco que duró", lamentó Beremis Freitas, un distribuidor de botellas de agua que en el pasado fue futbolista. "Me encanta el fútbol, pero ahora es una distracción de cosas más importantes", sostuvo.

De todos modos, aunque Brasil esté pendiente del Mundial, las quejas van a resurgir de cara a las elecciones presidenciales de octubre, en las que la presidenta Dilma Rousseff buscará ser reelecta para lograr un cuarto triunfo consecutivo para el Partido de los Trabajadores.

Aunque no se espera que vuelvan a estallar protestas masivas y Rousseff sigue siendo favorita a ganar, las encuestas sugieren que el malestar podría complicar lo que se imaginaba como una fácil victoria en una segunda vuelta.