Actualizado 05/09/2009 19:09

Amputados cargan con el costo de conflicto pakistaní

PESHAWAR, Pakistán (Reuters/EP) - Asmit Ali, de 14 años, no tiene manos. Las perdió el mes pasado cuando jugaba con un trozo de artillería que estalló.

El niño pakistaní, con el rostro lleno de lastimaduras producto de la explosión, está sentado en una silla de plástico afuera de sala de un hospital de campaña dirigido por el Comité Internacional de la Cruz Roja (ICRC, por su sigla en inglés).

Su cuerpo no tiene fuerza, su abdomen y los muñones de las manos están vendados y apenas puede hablar.

"El encontró algo, parecía la tapa de una cantimplora, y lo trajo a casa y estaba jugando con eso cuando explotó", dijo su padre, Shaukat Ali, cuya hija de cuatro años también resultó herida.

Ali y su familia regresaron a su hogar en Midan en el distrito Dir este mes, después de huir de la zona en abril cuando el ejército pakistaní inició una ofensiva contra los militantes talibanes.

Durante tres meses, vivieron en una habitación alquilada en Peshawar, la ciudad principal de la Provincia Frontera del Noroeste, esperando que las autoridades les dijeran que era seguro regresar.

Cuando volvieron, desearon no haberlo hecho.

"Estas cosas deberían haber sido retiradas antes de que nos dijeran que era seguro volver", dijo Ali, quien era joyero antes de que comenzara el conflicto, pero que ahora no tiene trabajo porque su comercio fue saqueado y su casa dañada por las explosiones.

"SANGRE POR DOQUIER"

En el Hospital Quirúrgico de la Cruz Roja hay decenas de víctimas del conflicto con historias similares.

En la sala femenina, Rubaihat Said, de 33 años, llora mientras usa su bufanda para cubrir el muñón de lo que era su pierna izquierda.

"Estábamos sentados en casa cuando comenzó el bombardeo y al cabo de pocos minutos, hubo una explosión", dijo Said, madre de dos niños del pueblo de Matwara, en el distrito Buner. "Podía ver sangre por doquier", agregó la mujer.

El hospital de campaña ha atendido a más de 450 personas, en su mayoría heridos durante la última fase de violencia.

La mayoría de las heridas son producto de bombardeos, explosiones de bombas, minas terrestres, artillería no detonada y disparos de armas de fuego.

La mayoría de los pacientes dice no saber quién colocó las minas o de dónde provinieron los disparos o los bombardeos.

"Aproximadamente un 70 por ciento de los pacientes que atendemos son hombres, un 15 por ciento mujeres y un 15 por ciento niños", explicó Sabahat Jamal Gailani, subdirector del hospital.

El conflicto obligó a más de dos millones de personas a dejar sus hogares, pero la mayoría ha regresado en las últimas semanas.

DE VUELTA A LA ESCUELA

Las amputaciones son comunes en este hospital de 191 camas, que tiene equipos de rayos X, una unidad de cuidados intensivos y un quirófano.

Los pacientes pueden pasar hasta tres meses en el hospital recuperándose de una amputación, antes de ser derivados con la posibilidad de recibir una prótesis.

En el Instituto de Ciencias Ortopédicas de Pakistán en Peshawar, Zakia, de cinco años, está sentada sobre el regazo de su padre, cohibida por su recién colocada pierna artificial.

Su casa fue bombardeada en mayo y la niña perdió la pierna izquierda, dijo su padre, Mohammad Sher, un cultivador de trigo de Kabal en el distrito de Swat.

El hombre se quiebra por la emoción y es incapaz de hablar cuando se le pregunta cómo ve el futuro de su hija.

El personal del instituto dice que este tipo de prótesis es vital para la autoestima de un paciente en una sociedad en la que los discapacitados son marginados.

"Esto es de vital importancia para ellos, ya que por este tipo de discapacidad la gente puede ser excluida o rechazada en una comunidad", dijo Philip Morgan, del ICRC.

"La gente necesita volver a trabajar, los niños necesitan regresar a la escuela. Es importante que sean aceptados en sus comunidades cuando regresan a casa después del conflicto", agregó Morgan.