Actualizado 09/12/2014 03:13

ANÁLISIS-Únete y reinarás: alianzas políticas son la clave para gobernar Argentina desde 2015

* Principales candidatos no sumarían suficientes votos para ganar

* Esbozos de alianzas sirven para ganar espacio en agenda pública

* Oficialista Scioli y opositores Macri y Massa tienen chances

Por Nicolás Misculin

BUENOS AIRES, 29 oct, 29 Oct. (Reuters/EP) -

- Cualquiera de los tres principales candidatos que busca gobernar Argentina tendrá que sellar alianzas si quiere triunfar en los comicios del próximo año para quedar al mando de un país con severos problemas económicos y fragmentado políticamente.

Cuando faltan diez meses para las elecciones primarias en las que se definirán las candidaturas presidenciales, los tres postulantes con mayores posibilidades están en un empate técnico, en un rango del 20 al 30 por ciento de la intención de votos, dependiendo de la encuestadora.

A pesar del creciente descontento popular con su gestión, la presidenta peronista Cristina Fernández de Kirchner sigue siendo la figura dominante en la política del país. Pero la Constitución no le permite buscar una reelección y aún no ha respaldado a ningún candidato de su partido, que está dividido en varias corrientes.

Aunque están distanciados con la presidenta, el gobernador de la poderosa provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, es el político oficialista con más posibilidades de llegar a la presidencia.

Los otros dos contrincantes que le pueden hacer sombra son el alcalde opositor de centroderecha de la ciudad de Buenos Aires, el empresario Mauricio Macri, y el peronista disidente de centro Sergio Massa, un ex jefe de gabinete que dejó el Gobierno por diferencias con Fernández y es hoy diputado nacional.

"El oficialismo no tiene un candidato que asegure la satisfacción de todo el kirchnerismo, y hay escasez de líderes en la oposición. Todos tienen alguna dificultad", explicó el analista Ricardo Rouvier.

Scioli, que nació en una acomodada familia de empresarios y es un ex campeón de motonáutica que siguió compitiendo pese a haber perdido un brazo en un accidente, fue vicepresidente del izquierdista Néstor Kirchner, el fallecido esposo y antecesor de Fernández.

Pero su postura de centro, su cercanía con el sector privado y algunos comentarios que contradijeron al entonces presidente llevaron a Kirchner a dejarlo relegado y le ganaron hasta el día de hoy el rechazo de los kirchneristas radicales.

Aunque la base de apoyo de Scioli es más alta que la de los otros potenciales rivales, no cuenta con el respaldo de las distintas corrientes peronistas, mientras que Macri y Massa no tienen el aparato político nacional necesario para consagrarse.

"Están muy parejos los tres candidatos: Massa, Macri y Scioli. Tienen entre un 20 y 25 por ciento" de intención de voto, señaló la socióloga Graciela Romer, directora de la encuestadora Graciela Romer y Asociados.

Por eso sería necesaria una alianza. Y si algo une a los tres es su tendencia política de centro y sus políticas moderadas, factores que hacen creer a los analistas que un acuerdo es viable.

"Nos encaminamos a un Gobierno de coalición", dijo Rouvier.

MALOS RECUERDOS

La última vez que una coalición gobernó el país la historia no terminó bien.

La Alianza entre la tradicional Unión Cívica Radical (UCR) -el otro partido grande de la historia argentina junto con el peronismo- y el izquierdista Frepaso nació en 1997, llegó al poder dos años después y colapsó en el 2001 ante las peleas internas y la implacable oposición peronista.

El presidente radical Fernando de la Rúa renunció en medio de la peor crisis social y económica de Argentina y tuvo que dejar de la Casa Rosada en helicóptero, dando lugar a un tumultuosa sucesión de cuatro mandatarios en dos semanas.

El legado de esa crisis fue la atomización de partidos tradicionales como la UCR y el peronismo, lo que en un sistema político presidencialista extremo, como el argentino, no hace más que volver más poderosa la figura del mandatario.

Ese fue el terreno fértil donde Néstor Kirchner, entonces un gobernador de la patagónica provincia de Santa Cruz, comenzó a convertirse en una opción alineando poco a poco a la mayoría del peronismo detrás de su figura.

Una retórica nacionalista, un intervencionismo económico y mejoras para los sectores más pobres de la sociedad -con más empleo, subsidios y beneficios sociales- le valieron primero a Kirchner y luego a Fernández un fuerte apoyo, que en parte aún se mantiene pese al desencanto de la clase media por los problemas económicos y la actitud combativa de la presidenta.

Debido a la heterogeneidad del peronismo, Scioli debe hacer malabares si quiere aunarlo detrás suyo. En busca de legitimidad en sus filas, a diario el gobernador destaca que si llega a la presidencia continuará el legado de Fernández, que nacionalizó algunas empresas clave y masificó la asistencia social.

Aunque la presidenta se mantiene en silencio, los especialistas creen que tarde o temprano se verá obligada a respaldarlo ante la ausencia de otros candidatos oficialistas que midan bien en las encuestas.

Pero aún con el apoyo de Fernández, Scioli necesitaría más respaldo para ser presidente.

"Todas las encuestas muestran que el Frente para la Victoria (oficialismo) puede entrar a la segunda vuelta. Tiene un piso de adhesión más alto que la oposición, que arranca en el 30 por ciento. Pero ninguna encuesta le da un triunfo al oficialismo" en balotaje, dijo Romer.

Algo es seguro: muchos argentinos quieren un cambio.

Una encuesta de Poliarquía publicada la semana pasada por el diario La Nación reveló que para el próximo Gobierno el 49 por ciento de los ciudadanos quiere un cambio moderado, un 29 por ciento aspira a cambios profundos y sólo un 18 por ciento quiere seguir por el mismo camino.

UNA VIEJA HISTORIA

Desde hace semanas, en los diarios del país pueden verse fotos de candidatos a la presidencia posando con miembros de otros partidos, en busca de atraer la atención pública y medir los efectos que eventuales alianzas electorales podrían tener sobre los votantes.

Al menos por ahora, las negociaciones más serias son las que desarrollan el Frente Renovador de Massa y el PRO de Macri por separado con facciones del frente de centroizquierda UNEN -del que la UCR forma parte-, que podrían darles votos necesarios ante una eventual segunda vuelta electoral.

Los distintos partidos de la oposición, incluyendo al peronismo disidente, han logrado en los últimos años acuerdos en el Congreso para romper la hegemonía oficialista y oponerse a algunas leyes clave promovidas por Fernández.

"Aceptamos todas las alianzas que tengan coincidencia programática, con los que venimos coincidiendo en el Congreso (...) Pueden ser alianzas regionales, provinciales", dijo a Reuters el diputado Darío Giustozzi, del Frente Renovador de Massa.

La gente de Massa y la de Macri ya ha cerrado alianzas en algunos distritos pequeños, como laboratorios donde se lleva a cabo un experimento.

"Por ahora vamos probando con acuerdos regionales, avanzando de a poco, para ver cómo funcionan", destacó un portavoz de Macri que pidió omitir su nombre.

A pesar de todo, es difícil gobernar Argentina sin acuerdos con algunos sectores del peronismo, una inmensa agrupación donde conviven desde neoliberales hasta socialistas y que ha gobernado el país durante casi la mitad de los últimos 50 años con el apoyo de sindicatos y organizaciones sociales.

Para el analista Rouvier, los acuerdos electorales intentan compensar las debilidades de las distintas agrupaciones, que incluso han convocado a personajes famosos como ex futbolistas o artistas para que se conviertan en candidatos.

"Todas las fuerzas políticas de Argentina de hoy se caracterizan por la escasez", dijo.

De todas maneras, ganar la elección será sólo el primer reto. El que resulte presidente deberá lidiar con una economía estancada, con una galopante inflación que disparó los costos de producción y erosionó el poder adquisitivo, unas menguantes reservas internacionales y una sequía de inversión extranjera.