Actualizado 31/08/2009 22:03

Arranca campaña electoral en dividida Honduras tras golpe

Por Gustavo Palencia

TEGUCIGALPA (Reuters/EP) - Honduras inició el lunes la campaña para los comicios presidenciales de noviembre con su población dividida por el golpe de Estado y bajo la amenaza de la comunidad internacional de desconocer al ganador de la contienda organizada por el gobierno de facto.

El presidente interino de Roberto Micheletti, que asumió el poder tras el golpe militar del 28 de junio, ha ignorado las presiones internacionales para restituir a Manuel Zelaya y asegura que su Gobierno está listo para enfrentar un eventual bloqueo económico y diplomático hasta entregar el poder en enero a un nuevo gobernante surgido de los comicios.

Pero, gran parte de la comunidad internacional ha dicho que no reconocerá al ganador de elecciones del 29 de noviembre, incluso aunque los comicios estaban previstos antes de que ocurriera el golpe de Estado.

A pesar de todo, la campaña electoral arrancó el lunes con banderas rojas y blancas del partido oficialista y azules y blancas del principal grupo opositor ondeando en las calles, mientras se escuchaban mensajes en las radios y televisión de los candidatos llamando a los hondureños a votar.

Zelaya, un aliado del presidente venezolano Hugo Chávez, fue depuesto hace dos meses por militares y expulsado a Costa Rica cuando preparaba una consulta popular que habría allanado el camino a su reelección, algo prohibido por la Constitución y argumento del ala conservadora de su partido, el Liberal, para derrocarlo.

Los principales postulantes son Porfirio Lobo, empresario agrícola del opositor Partido Nacional que lidera las encuestas y había perdido las últimas elecciones presidenciales frente a Zelaya; y el oficialista Elvin Santos, ingeniero de una rica familia con intereses en los sectores de construcción y bienes raíces que representa al Partido Liberal.

Los dos candidatos basan sus propuestas en un Gobierno de unidad para traer paz al país, atacar el desempleo y la inseguridad, mientras cotidianamente marchas de partidarios de Zelaya recorren Tegucigalpa disparando temores a que las fuertes divisiones en el país provoquen una ola de violencia.

"Este es un proceso particular; nosotros estamos ofreciendo cambiar este país y llevarlo sobre un camino de desarrollo, tranquilidad, dignidad para beneficio de todo el pueblo", dijo Lobo el lunes en un acto proselitista.

En la última encuesta de CID Gallup difundida en julio Lobo obtuvo un 42 por ciento de las preferencias, cinco puntos porcentuales por arriba de Santos.

LA APUESTA DEL GOBIERNO DE FACTO

En las paredes de calles céntricas de Tegucigalpa se leen pintadas de partidarios de Zelaya como: "Elvin y Pepe (Porfirio Lobo) golpistas", "Si no hay solución habrá revolución", "Queremos armas".

Zelaya, que ha tomado como base Nicaragua para presionar por su retorno al poder, llamó a sus partidarios a sabotear las elecciones y a la comunidad mundial a no reconocer a un nuevo gobierno producto de los comicios. El voto es obligatorio.

"No subestimo el poder e influencia de Zelaya; él puede sobre todo restar votos y hasta hacer perder" al candidato oficialista Santos, dijo a Reuters el analista Matías Fúnez.

Las elecciones son la apuesta fuerte del gobierno de facto, para conseguir de nuevo el aval de la comunidad internacional para Honduras, un país donde un 70 por ciento de sus 7.7 millones de habitantes viven en la pobreza.

Honduras fue suspendida de la Organización de Estados Americanos (OEA) tras el golpe y sus países miembros y otras naciones del mundo han anunciado que no reconocerán a un nuevo gobierno si Zelaya no ha sido restituido.

"Si la población vota y el presidente electo impulsa un gobierno de integración, Zelaya podría ser sólo parte de un recuerdo en unos meses", dijo el analista Juan Martínez.

Pero, otros creen que ni las elecciones ni el regreso de Zelaya resolverán el conflicto en Honduras.

"El regreso de Zelaya no es una solución a la crisis política en Honduras, las elecciones o un nuevo presidente no lo son. Este es un país bastante polarizado y al igual que Zelaya tendría problemas graves para gobernar (...), un nuevo mandatario enfrentará una agitación social e inestabilidad política importante", dijo el analista Fúnez.

Mientras tanto, los dos principales candidatos comenzaban a realizar actividades proselitistas con simpatizantes. En un acto el domingo de Santos, partidarios de Zelaya salieron a su encuentro y le gritaron "traidor, golpista".

"Yo no voy a votar, eso es ir a avalar el golpe de Estado, votar por los golpista", dijo a Reuters, Mauro Santos, un hombre de 30 años, que se declaró como liberal, cuando caminaba por una calle céntrica.