Actualizado 07/09/2009 16:19

Ataque suicida deja nueve muertos en oeste de Irak

Por Ali al-Mashhadani

RAMADI, Irak (Reuters/EP) - Un atacante suicida condujo el lunes un auto cargado con explosivos hacia un puesto de control policial en las afueras de la ciudad iraquí de Ramadi, dejando nueve muertos y al menos 13 heridos, dijo la policía.

El policía Hatim Abid, que estaba en el lugar del ataque, dijo que había cuatro efectivos entre los muertos y que el resto eran civiles. El mayor Fawzi Hamad agregó que entre los heridos se encontraban tres niños y dos mujeres.

La explosión ocurrida en Ramadi -capital de la provincia de Anbar y ubicada unos 100 kilómetros al oeste de Bagdad- también dejó en llamas a seis automóviles.

Los puntos de control policial son el objetivo favorito de los insurgentes que buscan mostrar que las fuerzas de seguridad iraquíes aún no son capaces de mantener segura a la población, mientras las tropas estadounidenses se retiran gradualmente.

Alguna vez bastión de una insurgencia sunita, la provincia occidental de Anbar ha estado relativamente en paz desde que jeques de tribus locales se unieron a las tropas estadounidenses para expulsar a los militantes de Al Qaeda a fines del 2006.

Pero los ataques esporádicos continúan en la vasta provincia desértica, que comparte frontera con Siria, desde donde muchos jihadistas ingresan al país, según sostiene el Gobierno iraquí.

Una serie de ataques con bombas ocurridos durante julio en Anbar llevaron a las fuerzas de seguridad iraquíes a declarar un estado de emergencia en la provincia. Un coche bomba dejó seis muertos el 2 de agosto.

Las tropas de combate estadounidenses se retiraron de las ciudades iraquíes a fines de junio, aumentando el temor de un regreso a la violencia sectaria que casi desgarró a Irak en el 2006 y el 2007.

Las fuerzas estadounidenses tienen previsto terminar completamente las operaciones de combate el próximo verano y retirar todas sus tropas para fines del 2011.

Ataques idénticos con camiones bomba afuera de ministerios de Gobierno en Bagdad provocaron la muerte de casi 100 personas el mes pasado, el día más sangriento del año.

Desde entonces, el primer ministro iraquí, Nuri al-Maliki, ha aumentado sus críticas a Siria, donde dice que los líderes de Baath han planeado ataques dentro de Irak. También demandó al país vecino que entregue a dos hombres que considera que planearon las incursiones armadas.

Siria niega ser un refugio seguro para combatientes extranjeros o militantes asociados al prohibido partido Baath de Saddam Hussein.

La disputa se ha intensificado y tanto Bagdad como Damasco llamaron a consulta a sus embajadores.

Sin nombrar directamente a Siria, Maliki también pidió una investigación de Naciones Unidas sobre los ataques con bomba de agosto y condenó que fuerzas extranjeras apoyen atentados dentro de Irak.