Actualizado 05/09/2009 14:14

Calma regresa a ciudad china, pero persiste tensión

Por Lucy Hornby

URUMQI, China (Reuters/EP) - La capital de la provincia fronteriza de Xinjing, en China, retomó sus actividades en calma el sábado, mientras miles de soldados vigilaban la ciudad contra nuevas protestas tras días de mortales disturbios que exacerbaron la enemistad étnica.

La ciudad occidental se encontraba nuevamente bajo fuertes medidas de seguridad luego de tres días de protestas en las que según funcionarios murieron cinco personas el jueves.

Los comercios reanudaron sus actividades, al igual que el transporte y las carreteras, vigilados por policías y soldados antimotines, muchos de los cuales mantenían a los residentes han lejos de las zonas de los uigures.

Los soldados utilizaron gas lacrimógeno el viernes para dispersar a multitudes en su mayoría de chinos han que pedían la renuncia del secretario regional del Partido Comunista, acusado de no proteger a la población de un misterioso ataque con jeringas del que responsabilizan a los uigures.

El sábado continuaban las denuncias de nuevos ataques. Decenas de chinos han se quejaron cerca del centro de la ciudad de que las tropas se llevaron a un uigur al que acusaban de apuñalar a un niño.

Los disturbios alarmaron a la administración central a menos de un mes de que China celebre el 60 aniversario de la fundación del Gobierno comunista.

"Los saboteadores podrían estar planeando más disturbios para crear una sensación de inseguridad en la cuenta regresiva de la nación para su gran celebración del 60 aniversario", dijo un editorial en el China Daily, el periódico insignia chino en inglés.

Al menos 197 personas murieron en Urumqi el 5 de julio cuando una protesta terminó en mortales disturbios que China calificó como un ataque separatista. La mayoría de los fallecidos eran chinos han.

El ministro para la policía Meng Jianzhu voló hacia Urumqui para supervisar la seguridad.

"Los ataques con jeringas fueron una continuación del incidente del 5 de julio. Su objetivo es destrozar la unidad étnica y crear divisiones en la patria", dijo Meng.

VENGANZA

Pero en Urumqi, la armonía étnica parece un ideal distante, en medio del temor mutuo entre uigures y han por los ataques con jeringas.

La población de Xinjiang es de 21 millones de personas y la mayoría de los residentes en Urumqi son chinos han.

"Ahora, sin importar si se es han o de otra etnia minoritaria, uno se siente diferente del pasado", dijo Wupuer, un residente uigur de 46 años.

Si bien no se registraron protestas masivas el sábado por la mañana, algunos residentes han dijeron que su deseo de venganza por las muertes del 5 de julio no ha mermado.

"El 5 de julio, a los uigures se les permitió saquear y destrozar a su antojo, pero los soldados nos reprimieron a nosotros antes de que hiciéramos algo. Al menos deberían dejarnos matar a alguien y luego arrestarnos", dijo un comerciante chino de apellido Du.