Por Dana Ford
BUENOS AIRES (Reuters/EP) - Los recientes cambios en el Gabinete de ministros de Argentina podrían demorar las negociaciones con los tenedores de bonos que rechazaron la oferta unilateral de canje del 2005, en momentos en que un mejor panorama inversor favorecería un eventual acuerdo.
Siete años después de caer en cesación de pagos de una deuda de más de 100.000 millones de dólares, Argentina continúa marginada de los mercados voluntarios de crédito y sigue inmersa en una disputa con los bonistas.
La presidenta Cristina Fernández dijo el año pasado que estaba evaluando una solución para ese asunto, pero la crisis económica global y la incertidumbre generada por las elecciones de mitad de mandato del 28 de junio echaron por tierra esa posibilidad.
Ahora que los inversores están recuperando su apetito por los activos de riesgo y los altos retornos de los mercados emergentes, las especulaciones de que Fernández desempolve su propuesta crecieron de la mano de las limitaciones que experimentan los ingresos públicos.
La designación de un nuevo ministro de Economía y un jefe de Gabinete tras la derrota que sufrió el Gobierno en los comicios legislativos del mes pasado podrían frenar los esfuerzos por resolver la cuestión de los tenedores de títulos en cesación de pagos.
"Alguien tiene que ser el dueño de ese proyecto en el Gobierno, y en este momento esa persona no existe", dijo Carola Sandy, analista de Credit Suisse con sede en Nueva York.
"Los bonistas necesitan encontrar un nuevo promotor (...) que no sólo crea en la idea, sino que también tenga el poder político suficiente para llevarla a cabo", añadió.
La cambio ministerial alejó de la escena al ex jefe de Gabinete Sergio Massa, a cargo de las negociaciones, lo que parece haber dejado en manos del nuevo ministro de Economía, Amado Boudou, la ardua tarea de hacer un eventual acercamiento con los inversores.
Pero tras dos semanas de haber asumido, algunos analistas ponen en duda la influencia política de Boudou. Aún no designó a su equipo de colaboradores y no está claro si conservará en su puesto a Hernán Lorenzino, el secretario de Finanzas, un cargo clave para las negociaciones.
BATALLA CUESTA ARRIBA
En una serie de entrevistas recientes, Boudou reveló su intención de que Argentina regrese a los mercados voluntarios de crédito y anticipó que estaba pensando en realizar un canje o una recompra de títulos que ajustan por inflación.
Pero deberá dar una pelea cuesta arriba para convencer a los inversores de que buscará seriamente mejorar la reputación del país en el mercado financiero y los tenedores de bonos en cesación de pagos son sólo uno de los ingredientes del plato.
Mientras tanto, la presión sobre el Gobierno argentino para que hable con los inversores que se negaron a aceptar la oferta del 2005 a la espera de una propuesta mejor, está creciendo.
"Los opciones son cada vez menores, o sea que no tiene muchas alternativas", dijo Roberto Drimer, un analista de VaTnet Financial Research, con sede en Buenos Aires.
Durante la reestructuración del 2005, Argentina realizó un fuerte recorte de capital de su deuda, que tuvo algo más del 75 por ciento de adhesión.
Las preocupaciones económicas del país podrían terminar desbordando a las políticas, según Drimer, y el Gobierno se verá forzado a cerrar acuerdos que le permitan regresar al mercado de crédito internacional.
Argentina enfrenta unos 20.000 millones de dólares en servicios de la deuda hasta el 2010, y con su economía en desaceleración, los ingresos públicos retroceden.
Las demandas legales contra Argentina impidieron al país colocar títulos bajo legislación internacional, pero no dieron el resultado que muchos bonistas esperaban e incluso una reciente escalada de los papeles argentinos podrían hacer más atractivo a un eventual canje.
"Soy cautelosamente optimista", dijo Paul Biszko, analista de RBC Capital Markets en Toronto.
"Podría haber una suerte de plan para fin de año, o principios del próximo como mucho", agregó.