Actualizado 01/09/2009 21:50

Chávez, sin abrazos ni dólares para Colombia

Por Enrique Andrés Pretel

CARACAS (Reuters/EP) - Los fraternales abrazos que ponían fin a las crisis políticas entre Venezuela y Colombia podrían ser cosa del pasado; ahora, el enfrentamiento se recrudece, amenazando con derrumbar el comercio binacional y dejar multimillonarias pérdidas a ambos lados de la frontera.

El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, está decidido a presionar política y económicamente al Gobierno de Alvaro Uribe por permitir a Washington utilizar bases militares en Colombia, plan que considera "siembra la semilla de guerra" en la región y pone en peligro su proyecto socialista en el país petrolero.

"Ya no hay posibilidad de un retorno, de un abrazo. No, es imposible", dijo el mandatario, aludiendo a cómo Uribe y él, sonrientes, zanjaron en el pasado semanas de duros insultos, amenazas y denuncias con un simple apretón de manos.

La turbulencia diplomática no es nueva entre los países vecinos, que en los años 2000, 2005 y 2008 superaron graves crisis en las que retiraron a sus embajadores y pusieron en riesgo la fluida relación económica, siempre con el conflicto interno colombiano como telón de fondo.

Si en esas oportunidades, también con Chávez como presidente, el ruido político nunca llegó a afectar al vital intercambio comercial, en esta ocasión el líder izquierdista venezolano ha amenazado menos y actuado más.

Desde que estalló el conflicto en julio, Venezuela canceló la compra de miles de vehículos a Bogotá, anuló el suministro de gasolina barata a las zonas fronterizas con el país vecino y ha iniciado la sustitución de importaciones colombianas.

"El año pasado llegamos a 7.200 millones de dólares. Ahora yo me voy a encargar de desmontar eso, vamos a desmontarlo a su mínima expresión", dijo el domingo en rueda de prensa.

Desde la llegada de Chávez al poder en 1999, las importaciones desde Colombia han crecido un 500 por ciento llegando a representar casi el 15 por ciento del total de un país que compra en el exterior casi todo lo que consume.

Y si la voluntad política disparó el comercio binacional, la voluntad política también puede mermarlo, sobre todo en una economía muy dirigida por el Estado y en un Estado muy dirigido por el propio presidente Chávez.

El ministro de Comercio, Eduardo Samán, dijo a Reuters que Venezuela aspira a reemplazar en 12 meses el grueso de las compras a Colombia -que incluyen alimentos, textiles y fármacos-, para lo que Caracas ya inició rondas de negocios con Argentina y Brasil y recurrirá a otros "países amigos" como Ecuador y China.

La Cámara de Integración Económica Venezolano-Colombiana (Cavecol) estima que el comercio podría caer cerca de un 30 por ciento en el 2009 -ya había bajado un 16 por ciento en el primer semestre producto de la crisis global-, afectando a 300 empresas y 500.000 puestos de trabajo directos e indirectos.

"Ha habido diferencias coyunturales entre ambos gobiernos, pero en esta oportunidad parece que es algo estructural", dijo a Reuters el presidente ejecutivo de Cavecol, Luis Alberto Russián.

COMO ANILLO AL DEDO

Analistas calculan que el comercio con Venezuela supone unos 4 puntos del Producto Interno Bruto (PIB) de Colombia y, en medio de la crisis global, ven complicado que los empresarios neogranadinos reubiquen esta producción que daban por vendida a la "revolución socialista" de Chávez.

"El mercado está subestimando el efecto que puede tener la crisis, principalmente sobre los activos colombianos", dijo Alejandro Grissanti, analista de Barclays Bank en Nueva York.

Por su parte, gremios industriales venezolanos critican que la decisión política de cambiar los insumos colombianos conllevará a un aumento de los costos en la economía, con la inflación más alta de la región y riesgo de desabastecimiento al cambiar el fácil transporte terrestre por el marítimo.

Más allá del componente comercial, Chávez parece que también ha cambiado la estrategia en el plano político. Pese a que en una primera reacción ordenó retirar a su embajador como en impasses anteriores, pocos días después lo mandaba de regreso a Bogotá pese a que las relaciones están "congeladas".

"Nuestro embajador va para incrementar el diálogo con el sector empresarial, político, con la opinión pública, llevando la verdad de Venezuela", dijo a Reuters el canciller Nicolás Maduro días después de que el mandatario anunciara que reforzará sus lazos con los partidos de izquierda colombianos.

Para algunos observadores, este movimiento iría destinado a operar políticamente en contra del Gobierno colombiano, principal aliado de Washington en la región, en momentos en que Uribe busca abrir la puerta para optar a un tercer mandato.

"Tener embajador en un país con el que no quieres relación política sólo puede significar que su misión allí es meterle el dedo en el ojo a Uribe", opinó un diplomático europeo.

Chávez ha sido acusado en numerosas ocasiones de ingerencia en asuntos internos de otros países -a las que se ha sumado Colombia- e incluso de financiar a políticos de izquierda en naciones como Bolivia, Ecuador y Perú.

Aunque el carácter de Chávez es voluble y podría buscar un acercamiento a Colombia en cualquier momento, muchos analistas ponderan los posibles réditos políticos que ambos mandatarios podrían sacar de la crisis pese al riesgo económico.

"Uribe puede exacerbar el antichavismo para ayudar a su reelección y Chávez agitar el fantasma de la guerra con Estados Unidos ante los problemas económicos y la tensión política. Pareciera que la crisis les viene como anillo al dedo", dijo un analista de un banco de inversión que pidió no ser nombrado.

(Por Enrique Andrés Pretel, editado por Silene Ramírez)

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