Actualizado 22/09/2009 23:35

COLUMNA-Reajuste global debilitaría al dólar pero despacio

-Neal Kimberley es analista cambiario de Reuters. Sus opiniones son personales-

Por Neal Kimberley

LONDRES (Reuters/EP) - Un día como hoy hace 24 años, las principales naciones del mundo instaron a una depreciación del dólar para rebalancear la economía global. Ahora, al aproximarse otro esfuerzo para un nuevo ajuste, la moneda estadounidense nuevamente soportará la carga, aunque las autoridades buscarán asegurarse de que esta vez su caída sea menos dramática.

Esa conclusión se desprende del anuncio que realizó esta semana el presidente Barack Obama, quien presionará a los líderes mundiales para crear un nuevo "marco de trabajo" en el que Estados Unidos tendrá que reducir sus enormes déficits fiscal y comercial.

Acordar este marco de trabajo será difícil en términos políticos, dado que requeriría cambios en muchos países. China, por ejemplo, tendría que moderar el explosivo crecimiento de sus exportaciones.

Pero mientras el euro sube a máximos de un año frente al dólar, los mercados comienzan a pensar que el proceso podría iniciarse esta semana en el encuentro del G-20 en Pittsburgh.

El Acuerdo Plaza de 1985 llamaba para una "apreciación ordenada de las principales monedas frente al dólar" y fue seguido por una intervención coordinada de los bancos centrales para asegurar que ello ocurriera.

Esta vez, con el mundo saliendo de una crisis financiera, las autoridades intentarían manejar la caída del dólar de una manera más gradual.

SIN LLAMADO EXPLICITO

En ese sentido, es improbable que hagan un llamado explícito para que el dólar caiga. De hecho, el Tesoro estadounidense seguiría defendiendo su política de "dólar fuerte" para mantener la calma en los mercados.

Nadie en el G-20 quiere generar una caída libre del dólar que pueda alterar el comercio global justo cuando se recupera de la recesión. Además, a diferencia de la década de 1980, los países en desarrollo como China están ahora desafiando el liderazgo del dólar como la principal moneda de reserva.

El estatus del dólar ayuda a Estados Unidos a obtener capital extranjero y para mantener ese acceso, Washington alentaría a los bancos centrales del mundo a seguir atesorando dólares. Esto requeriría una lenta depreciación de la moneda, más que una caída abrupta.

Por lo tanto, a menos que las autoridades pierdan completamente el control de los mercados cambiarios -lo cual no puede descartarse de plano- la caída del dólar sería lenta y pequeña en comparación con lo ocurrido luego del Acuerdo Plaza, cuando la moneda perdió un 50 por ciento frente al yen entre el 22 de septiembre de 1985 y fines de 1987.

Sin embargo, no hay dudas sobre la dirección general del dólar. El principal asesor de Obama en temas económicos, Lawrence Summers, ha dicho que quiere que la economía estadounidense esté "más orientada hacia las exportaciones y menos hacia el consumo".

Un dólar más bajo es una herramienta lógica para alcanzar esa meta, y dejar que la moneda se debilite sería algo más fácil que todo el resto de las medidas que podrían tomarse para reformular la economía, como cambios impositivos.