Demócratas y republicanos se mantienen enrocados en sus posiciones, mientras la Casa Blanca tampoco da pasos

   WASHINGTON, 30 Sep. (Reuters/EP) -  

   El Gobierno estadounidense se encamina, si no hay un acuerdo de última hora entre republicanos y demócratas en el Senado, a su 'cierre', lo que en la práctica supone la suspensión de miles de funcionarios, con la salvedad de los encargados de la seguridad nacional y el orden público.

   La Cámara de Representantes, controlada por los republicanos, aprobó a primera hora del domingo una medida que vincula la financiación del Gboierno a un aplazamiento de un año del 'Obamacare', el programa de atención sanitaria propuesto por el presidente, Barack Obama. Los demócratas, que controlan el Senado, ya han adelantado que no lo aceptarán.

   Si antes de la medianoche de este lunes no se aprueba una ley que permita salvar el desfase del gasto para el nuevo año fiscal, las agencias y programas del Gobierno consideradas no esenciales deberán cerrar sus puertas por primera vez en 17 años.

   En un signo de que los congresistas lo ven prácticamente inevitable, la Cámara de Representantes ya ha aprobado una ley para garantizar que los soldados estadounidenses cobrarán independientemente de lo que ocurra.

REUNIÓN DEL SENADO

   La partida de ajedrez que se está jugando en el Congreso se reanudará este lunes a las 14:00 horas (20:00 hora española) en el Senado, que controlan los demócratas. Estos intentarán entonces eliminar las dos enmiendas republicanas de la ley de gasto: la que aplaza 'Obamacare' un año y la estipula un impuesto para los aparatos médicos que serviría para financiar el programa sanitario.

   A continuación, enviarían una ley con una extensión simple del gasto del Gobierno a la Cámara, devolviendo la 'patata caliente' al presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, con la hora límite acercándose.

   "Mañana (este lunes), el Senado hará exactamente lo que dijimos que haríamos y rechazaremos estas medidas", ha indicado Adam Jentleson, portavoz de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid. "En ese punto, los republicanos se enfrentarán a la misma elección a la que siempre se han enfrentado: debatir la ley de financiación planteada por el Senado y aprobarla con los votos de los dos partidos, o forzar un 'cierre' republicano del Gobierno", ha añadido.

   La actual disputa es un presagio de la que será la próxima gran batalla política en el país: la ley, mucho más vital, para elevar la capacidad de endeudamiento del Gobierno federal. De no elevarse el techo de deuda de 16,8 billones de dólares antes de mediados de octubre, Estados Unidos se vería obligado a no cumplir con algunas de sus obligaciones de pago, algo que perjudicaría a su economía y tendría efectos a nivel mundial.

   Por otra parte, ninguna de las dos partes quiere ser la que tenga la última voz que provoque el 'cierre'. Según los sondeos, los estadounidenses están cansados de las disputas políticas entre republicanos y demócratas y son contrarios al 'cierre'.

SIN SEÑALES DE NEGOCIACIONES

   Por ahora, no hay signos desde el Congreso o la Casa Blanca de que vaya a haber negociaciones de último minuto para resolver la disputa. En lugar de ello, demócratas y republicanos han gastado sus energías en responsabilizarse entre sí de no haber evitado la situación actual.

   Tanto Boehner como Reid han mantenido un perfil bajo a medida que se acerca el ultimátum y han dejado que sean sus 'números dos' o sus portavoces los que hablen. Uno de los vicepresidentes de Boehner, el representante Kevin McCarthy, ha dicho que si el Senado suprime de la ley de financiación lo referido a 'Obamacare', los republicanos de la Cámara la devolverán con otros cambios a la ley de atención sanitaria.

   "Se añadirán aspectos que los demócratas en el Senado han dicho que no pueden apoyar", ha advertido McCarthy, sin dar más detalles. El rechazo al impuesto de los equipos médicos gozó del apoyo de algunos demócratas en la votación en la Cámara el domingo.

   Obama ha amenazado con vetar cualquier ley que demore la entrada en vigor de su programa sanitario, una de sus prioridades en su primer mandato. De hecho, el actual 'impás' es la culminación de más de tres años de esfuerzos fallidos por parte de los republicanos por echar al traste 'Obamacare', un programa que busca ampliar los seguros médicos a millones de ciudadanos sin cobertura.

   Los republicanos argumentan que la ley de atención sanitaria, algunas de cuyas partes clave entrarán en vigor mañana 1 de octubre, es una intrusión no necesaria del Gobierno en la medicina que hará que los seguros médicos suban y perjudicará a la economía.

¿QUÉ PASA SI HAY 'CIERRE'?

   De producirse el 'cierre', el gasto para funciones consideradas esenciales, como la seguridad nacional y el orden público, continuará junto a programas de beneficios como el seguro de salud Medicare y las partidas de seguridad social para los jubilados.

   Sin embargo, cientos de miles de trabajadores federales, desde quienes procesan solicitudes y se encargan de la regulación hasta empleados de parques y museos en Washington, serán suspendidos de sus funciones.

   La última vez que se paralizó el Gobierno, entre el 16 de diciembre de 1995 y el 6 de enero de 1996, a unos 800.000 trabajadores se les concedió licencia. Ahora, se cree que los funcionarios federales afectados serían hasta un millón.

   La mayoría de los empleados serán suspendidos, pero un pequeño número de excepciones continuará trabajando, como trabajadores de seguridad, controladores aéreos y guardias de prisiones.

   Aparte de los movimientos en los mercados, las empresas que quieren conseguir dinero a través de ofertas públicas iniciales de acciones (OPI) se enfrentarían a retrasos. Las empresas podrán seguir presentando algunos documentos a la Comisión Nacional de Valores (SEC), pero el organismo dijo el viernes que el procesamiento y la aprobación de solicitudes no continuará durante la paralización.

   Las empresas que esperan una decisión de la Administración de Alimentos y Fármacos (FDA) también podrían enfrentar retrasos. La agencia adelantó que continuará con "actividades limitadas".

   Todo el personal militar continuará en sus labores normales, pero un gran número de contratistas civiles serán licenciados temporalmente, según el Pentágono. Las notas de licencia se emitirán el 1 de octubre si no hay un acuerdo para financiar al Gobierno.

   Los tribunales federales permanecerán abiertos por unos 10 días laborables, y a partir del 15 de octubre, el poder judicial necesitará más indicaciones.

   El Tribunal Supremo, que tiene previsto iniciar sus sesiones de otoño el 7 de octubre, no quiso comentar cuáles son sus planes para una paralización. Pero un portavoz de la corte dijo que en pasados cierres el tribunal siguió funcionando normalmente.

   El Servicio de Impuestos Internos (IRS) tiene un vencimiento importante el 15 de octubre cuando se cumple una prórroga para presentar las declaraciones de 2012, que debían entregarse el 15 de abril. El IRS aceptará devoluciones de impuestos y otros pagos durante una paralización, pero suspenderá muchas otras actividades, incluyendo las auditorías.

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