Actualizado 11/02/2015 14:03

ENFOQUE-Mecánico de Miami suministra piezas de autos rusos a Cuba

Por Zachary Fagenson y David Adams

MIAMI/LA HABANA, 11 feb, 11 Feb. (Reuters/EP) -

- En su tienda del área de Miami y rodeado de neumáticos de recambio, paneles de controles y cajas de piezas en colores escritas en ruso, Fabian Zakharov, mueve ansioso su pie a la espera de conectar una llamada telefónica a Cuba.

Después de una apresurada conversación en español, Zakharov, nacido en Rusia, camina hacia una caja de vidrio llena de piezas de motores y mira la gran variedad que tiene en los estantes.

"Los necesita para unir los pistones, que son de un tamaño muy específico, pero puedo conseguirlos", dijo.

Zakharov, de 40 años, recibe encargos de cubanos o de familiares de los propietarios de los miles de autos Lada y Moskvichs de fabricación rusa, que junto a viejos Chevy y Ford de la década de 1950, circulan por las deterioradas calles de la isla, y necesitan piezas de repuesto.

La ex Unión Soviética comenzó a exportar sus automóviles a Cuba en la década de 1970 hasta que la producción comenzó a desaparecer hace una década. Queda muy poca evidencia de la influencia soviética de más de 30 años de alianza en Cuba, excepto por los pequeños coches rusos, famosos en la isla por su durabilidad y la fortaleza de los motores.

Pocos cubanos pueden permitirse el lujo de comprar coches nuevos con salarios estatales de unos 20 dólares al mes, por lo que el negocio de las piezas de recambio son claves en el mantenimiento de los envejecidos autos.

El embargo comercial de Estados Unidos impide que las piezas sean enviadas a Cuba. Pero, los cubanos que visitan Miami pueden comprarlas y trasladarlas de regreso a la isla u otros cubanos tienen familiares en Estados Unidos que encuentran pasajeros que viajan a La Habana para enviar sus encargos.

Zakharov apoya el reciente paso del presidente Barack Obama para normalizar las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, pese a que amenaza con cortar su negocio con los autos Lada.

Una mejoría de las relaciones con Estados Unidos y una mayor prosperidad en Cuba podrían significar un incremento en las importaciones de modernos autos como Peugeot de Francia y Kia de Corea del Sur que ya están circulando en la isla.

Conseguir piezas en Estados Unidos es más barato que en Cuba, donde las tiendas estatales las venden a cuatro veces el costo, dijo David Peña, mecánico y presidente en La Habana del Club de autos rusos, que conduce un modificado Lada deportivo 2101 de color rojo de 1972.

"Usted puede encontrar la mayoría de las cosas aquí", dijo aludiendo a la necesidad constante de piezas de repuesto. "Hay muchos Lada, pero tenemos que ser creativos", agregó apuntando a que muchos de estos autos terminan a menudo reparados con piezas de otras marcas.

Su propio Lada tiene un motor de Fiat y un carburador de Alfa Romeo. El cocinero Alberto Pérez puso recientemente un motor diesel de Peugeot en su Lada de 1982.

Zakharov se convirtió en una vía para hacer llegar a la isla piezas de repuesto tras su llegada a Estados Unidos en el 2006. Nació en Moscú, pero se crió en la ciudad central de Camagüey, en Cuba, donde su padre era profesor de economía.

Una vez en Estados Unidos, Zakharov, un ingeniero eléctrico, aprendió que su experiencia en la isla no significaba nada, lo que le obligó a empezar otra vez.

"Cuando llegué aquí, yo nunca pensé que mi negocio serían los repuestos", dijo. "Entonces, amigos de Cuba comenzaron a llamarme".

Con dominio del español y el ruso, y con pasaportes cubano y ruso, Zakharov parecía ideal para el trabajo y realizó un pedido de piezas vía correo a Rusia.

En 2011 visitó Moscú para asociarse con distribuidores que le enviaron su primer contenedor ese año. Pronto se dio cuenta de que tenía que duplicar el tamaño de su tienda de Hialeah. El suburbio de Miami durante las últimas décadas se ha convertido en el corazón de la comunidad cubana de la ciudad.

Ahora los clientes de todo Miami y Latinoamérica inundan su tienda con tantas solicitudes que apenas puede mantener el ritmo.

Uno de sus más antiguos clientes en Miami, Alberto Pérez, de 47 años, ha gastado cerca de 7.000 dólares para mantener su Lada gris de 1985, después de dejarlo a su su familia en Pinar del Río en el 2002, cuando salió de la isla.

"No hay manera de haber podido restaurar el auto desde cero sin las piezas que le compré a Fabian", dijo.